miércoles, 21 de diciembre de 2011
¿Dónde está el Capitán Hook en el Peter Pan de National Public Radio?
Progreso Semanal
Por Saúl Landau y Nelson Valdés
“Los niños nacen para ser felices".
José Martí
En la emisión de National Public Radio (NPR) de noviembre 19 del 2011, “Children of Cuba Remember Their Flight to America” (Los niños de Cuba recuerdan: su huída a los Estados Unidos), el reportero Greg Allen afirma que el viaje de Cuba a los Estados Unidos de más de 14.000 niños durante los años 1960-62 “se hizo posible debido a un trato que un sacerdote de la diócesis de Miami (el Padre Bryan Walsh) negoció con el Departamento de Estado estadounidense. El acuerdo permitió firmar visas irrestrictas para niños de hasta 16 años”. Allen entrevistó a varios cubano-estadounidenses de centro-derecha para ofrecer una perspectiva “objetiva” de los hechos alrededor de la operación Peter Pan.
Curiosamente, Allen omitió a la CIA en su reporte, aunque numerosas evidencias muestran que la Agencia conspiró con la iglesia, a inicios de 1960, para sustraer niños de Cuba.
Una vez dentro de las maternales fronteras del país más grande del mundo “los niños de Peter Pan han estado bien”, concluye Allen, sin explicar lo que significa “bien”. Ahora los niños de Peter Pan permanecen “firmemente opuestos a cualquier normalización de las relaciones con el régimen de Castro, el régimen responsable de la ruptura de sus familias”.
El equipo de NPR podría haber descubierto una historia más compleja y siniestra si hubiera investigado. La CIA se niega a entregar los documentos de Peter Pan, pero abundantes testimonios muestran a la Agencia falseando documentos y divulgando mentiras, con el Padre Walsh y la jerarquía católica regional. Su objetivo: separar de sus padres a niños de la élite social cubana (una forma de saqueo de cerebros) y generar inestabilidad social.
Uno de los conspiradores de la operación, Antonio Veciana, hoy residente en Miami, nos contó que Maurice Bishop (también conocido como el oficial de la CIA David Atlee Phillips) lo reclutó en 1960 para “desatar una guerra psicológica destinada a desestabilizar el gobierno”. Veciana describió que la Agencia fabricó una ley para hacer creer a los cubanos de buena posición que el gobierno revolucionario planeaba usurpar la patria potestad. Los agentes de Bishop en Cuba expandieron este rumor, apoyados por una falsificación de la supuesta ley, entre miembros de los sectores profesionales y de propietarios. La falsificación "declaraba que los padres perderían el control de sus hijos a manos del Estado”.
Veciana rememoró que “los agentes de la CIA declararon haberle robado el documento al gobierno cubano”. Este falso documento “creó un pánico tremendo”. El 26 de octubre de 1960, Radio Swan, una estación controlada por la CIA, transmitía desde el propio sur de la isla una noticia “de última hora”: el gobierno cubano planeaba quitar los hijos a sus padres con el fin de adoctrinarles. Radio Swan reportó otra mentira: la resistencia cubana había obtenido una copia de la inminente “ley”.
Una investigación mínima habría revelado que Leopoldina y Ramón Grau Alsina, sobrinos de un expresidente cubano, Ramón Grau San Martín, confesaron a oficiales de la seguridad cubana, tras haber sido arrestados en 1965, que habían impreso la falsa ley en La Habana, que la habían hecho circular clandestinamente y luego que habían mentido a los padres.
El Artículo 3 del documento apócrifo expresaba: “Cuando esta ley se haga efectiva, la custodia de las personas menores de 20 años será ejercida por el Estado a través de personas y organizaciones en las cuales este poder haya sido delegado”. Sacerdotes y agentes de la CIA reclutaron niños y persuadieron a los padres para que “confíen en nosotros. El gobierno de Estados Unidos cuidará de ellos”.
El clero hizo circular el documento apócrifo entre sus ovejas de la clase media alta. Los funcionarios de la iglesia católica temían que Castro expandiera su programa de instrucción pública socavando así su virtual monopolio entre los sectores adinerados.
En marzo de 1960, el presidente Eisenhower ordenó a la CIA derrocar al gobierno cubano. Especialistas de la Agencia diseñaron la operación Peter Pan para que actuara conjuntamente con la propaganda política y las maniobras de estrangulamiento económico. Estas vías paralelas debilitarían el gobierno de Castro mientras asesores estadounidenses preparaban una fuerza invasora de exilados cubanos que, a su vez, actuaría en coordinación con terroristas y activistas urbanos apoyados por la Agencia.
La Operación Peter Pan (¿recuerdan el filme de Disney?) utilizó a niños y padres cubanos para conseguir sus objetivos de derribar al gobierno revolucionario. La afirmación de la NPR de que “no hay evidencias” de participación de la CIA se habría esfumado de haber entrevistado a Veciana o cuestionado por qué la CIA se niega todavía a liberar sus más de 1.500 documentos de la Operación, mientras que ha desclasificado archivos sobre la Bahía de Cochinos y la Crisis de los Misiles de 1962.
El padre de Álvaro Fernández, editor de Progreso Semanal, Ángel Fernández Varela, reclutado por la CIA en La Habana, enseñaba en el colegio jesuita de Belén. Antes de morir, escribe Álvaro, Ángel contó a su familia que había sido uno de los responsables de elaborar la falsa ley que dio lugar a la histeria.
El reporte de NPR no inquiere: ¿quién obtuvo para los niños visas, boletos de avión y contactos en el exterior y por qué las aerolíneas KLM y Panamerican proporcionaron boletos gratis a los niños?
Ni tampoco ofrece Allen continuidad en su reporte. El gobierno estadounidense no mantuvo el contacto entre padres e hijos ni concedió visas a la mayoría de los padres que permanecieron en Cuba. El Alto Comisionado de la ONU intentó reunir a padres e hijos pero sin el apoyo de Washington.
Veciana contribuyó a facilitar el juego sucio, pero después reflexionó: “Más tarde me pregunté si eso era lo correcto. Porque creamos pánico con respecto al gobierno, pero también separamos a muchos niños de sus padres”.
En realidad, Cuba ha ganado gran prestigio por su tratamiento de la infancia. “En Cuba no hay niños en las calles, ni fuera de las escuelas, ni sin acceso a servicios de salud o cultura, y no hay niños desprotegidos sin oportunidades para el desarrollo”, dijo José Juan Ortiz, representante de la UNICEF en Cuba.
Paradójicamente, la CIA atribuyó al gobierno cubano su propio objetivo de separar a los niños de sus padres. Tal vez, si el equipo de NPR hubiera pensado con ironía, habría logrado un reporte más acucioso sobre la Operación Peter Pan.
Por Saúl Landau y Nelson Valdés
“Los niños nacen para ser felices".
José Martí
En la emisión de National Public Radio (NPR) de noviembre 19 del 2011, “Children of Cuba Remember Their Flight to America” (Los niños de Cuba recuerdan: su huída a los Estados Unidos), el reportero Greg Allen afirma que el viaje de Cuba a los Estados Unidos de más de 14.000 niños durante los años 1960-62 “se hizo posible debido a un trato que un sacerdote de la diócesis de Miami (el Padre Bryan Walsh) negoció con el Departamento de Estado estadounidense. El acuerdo permitió firmar visas irrestrictas para niños de hasta 16 años”. Allen entrevistó a varios cubano-estadounidenses de centro-derecha para ofrecer una perspectiva “objetiva” de los hechos alrededor de la operación Peter Pan.
Curiosamente, Allen omitió a la CIA en su reporte, aunque numerosas evidencias muestran que la Agencia conspiró con la iglesia, a inicios de 1960, para sustraer niños de Cuba.
Una vez dentro de las maternales fronteras del país más grande del mundo “los niños de Peter Pan han estado bien”, concluye Allen, sin explicar lo que significa “bien”. Ahora los niños de Peter Pan permanecen “firmemente opuestos a cualquier normalización de las relaciones con el régimen de Castro, el régimen responsable de la ruptura de sus familias”.
El equipo de NPR podría haber descubierto una historia más compleja y siniestra si hubiera investigado. La CIA se niega a entregar los documentos de Peter Pan, pero abundantes testimonios muestran a la Agencia falseando documentos y divulgando mentiras, con el Padre Walsh y la jerarquía católica regional. Su objetivo: separar de sus padres a niños de la élite social cubana (una forma de saqueo de cerebros) y generar inestabilidad social.
Uno de los conspiradores de la operación, Antonio Veciana, hoy residente en Miami, nos contó que Maurice Bishop (también conocido como el oficial de la CIA David Atlee Phillips) lo reclutó en 1960 para “desatar una guerra psicológica destinada a desestabilizar el gobierno”. Veciana describió que la Agencia fabricó una ley para hacer creer a los cubanos de buena posición que el gobierno revolucionario planeaba usurpar la patria potestad. Los agentes de Bishop en Cuba expandieron este rumor, apoyados por una falsificación de la supuesta ley, entre miembros de los sectores profesionales y de propietarios. La falsificación "declaraba que los padres perderían el control de sus hijos a manos del Estado”.
Veciana rememoró que “los agentes de la CIA declararon haberle robado el documento al gobierno cubano”. Este falso documento “creó un pánico tremendo”. El 26 de octubre de 1960, Radio Swan, una estación controlada por la CIA, transmitía desde el propio sur de la isla una noticia “de última hora”: el gobierno cubano planeaba quitar los hijos a sus padres con el fin de adoctrinarles. Radio Swan reportó otra mentira: la resistencia cubana había obtenido una copia de la inminente “ley”.
Una investigación mínima habría revelado que Leopoldina y Ramón Grau Alsina, sobrinos de un expresidente cubano, Ramón Grau San Martín, confesaron a oficiales de la seguridad cubana, tras haber sido arrestados en 1965, que habían impreso la falsa ley en La Habana, que la habían hecho circular clandestinamente y luego que habían mentido a los padres.
El Artículo 3 del documento apócrifo expresaba: “Cuando esta ley se haga efectiva, la custodia de las personas menores de 20 años será ejercida por el Estado a través de personas y organizaciones en las cuales este poder haya sido delegado”. Sacerdotes y agentes de la CIA reclutaron niños y persuadieron a los padres para que “confíen en nosotros. El gobierno de Estados Unidos cuidará de ellos”.
El clero hizo circular el documento apócrifo entre sus ovejas de la clase media alta. Los funcionarios de la iglesia católica temían que Castro expandiera su programa de instrucción pública socavando así su virtual monopolio entre los sectores adinerados.
En marzo de 1960, el presidente Eisenhower ordenó a la CIA derrocar al gobierno cubano. Especialistas de la Agencia diseñaron la operación Peter Pan para que actuara conjuntamente con la propaganda política y las maniobras de estrangulamiento económico. Estas vías paralelas debilitarían el gobierno de Castro mientras asesores estadounidenses preparaban una fuerza invasora de exilados cubanos que, a su vez, actuaría en coordinación con terroristas y activistas urbanos apoyados por la Agencia.
La Operación Peter Pan (¿recuerdan el filme de Disney?) utilizó a niños y padres cubanos para conseguir sus objetivos de derribar al gobierno revolucionario. La afirmación de la NPR de que “no hay evidencias” de participación de la CIA se habría esfumado de haber entrevistado a Veciana o cuestionado por qué la CIA se niega todavía a liberar sus más de 1.500 documentos de la Operación, mientras que ha desclasificado archivos sobre la Bahía de Cochinos y la Crisis de los Misiles de 1962.
El padre de Álvaro Fernández, editor de Progreso Semanal, Ángel Fernández Varela, reclutado por la CIA en La Habana, enseñaba en el colegio jesuita de Belén. Antes de morir, escribe Álvaro, Ángel contó a su familia que había sido uno de los responsables de elaborar la falsa ley que dio lugar a la histeria.
El reporte de NPR no inquiere: ¿quién obtuvo para los niños visas, boletos de avión y contactos en el exterior y por qué las aerolíneas KLM y Panamerican proporcionaron boletos gratis a los niños?
Ni tampoco ofrece Allen continuidad en su reporte. El gobierno estadounidense no mantuvo el contacto entre padres e hijos ni concedió visas a la mayoría de los padres que permanecieron en Cuba. El Alto Comisionado de la ONU intentó reunir a padres e hijos pero sin el apoyo de Washington.
Veciana contribuyó a facilitar el juego sucio, pero después reflexionó: “Más tarde me pregunté si eso era lo correcto. Porque creamos pánico con respecto al gobierno, pero también separamos a muchos niños de sus padres”.
En realidad, Cuba ha ganado gran prestigio por su tratamiento de la infancia. “En Cuba no hay niños en las calles, ni fuera de las escuelas, ni sin acceso a servicios de salud o cultura, y no hay niños desprotegidos sin oportunidades para el desarrollo”, dijo José Juan Ortiz, representante de la UNICEF en Cuba.
Paradójicamente, la CIA atribuyó al gobierno cubano su propio objetivo de separar a los niños de sus padres. Tal vez, si el equipo de NPR hubiera pensado con ironía, habría logrado un reporte más acucioso sobre la Operación Peter Pan.
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