Por Emma Gascó / Martín Cúneo
Dos años después de ser derrocado, ‘Mel’ Zelaya regresó a Honduras para intentar volver al poder como líder de una nueva formación política que agrupa a los opositores al golpe de Estado. Entrevistamos a este político de origen liberal en su casa de Tegucigalpa. Dice que el exilio lo ha cambiado y cree que, a pesar de la situación crítica en el país, hay garantías para las próximas elecciones.
* ¿Cuál fue el desencadenante del golpe de Estado? A mí me querían quitar desde el primer día porque llamé a las petroleras norteamericanas y europeas para que rindieran cuentas. No hubo desencadenante, buscaron argumentos: mi relación con Chávez, dijeron que yo traía droga para financiar la revolución… un montón de estupideces. Al final usaron un argumento jurídico jalado de los cabellos. Yo propuse una cuarta urna, si la hay es porque hay elecciones: para presidente, para alcaldes, diputados y una cuarta urna para preguntar si queríamos una nueva Constitución. Eso trajo demandas del mismo Estado en mi contra. Pero en vez de llevarme a los tribunales, buscaron a los militares para que me sacaran a balazos en ropa de cama a otro país.
* ¿Y por qué cree que fue tan masiva la respuesta popular?
Porque estamos en el siglo XXI. Ya no somos los presidentes del siglo XX, ni los pueblos del siglo XX. Se equivocaron de pueblo, de presidente y de siglo. Ahora la gente sabe que la democracia es un instrumento político para la defensa de sus derechos y conquistas sociales.
* ¿Por qué afirma que lo que ocurrió aquí en los últimos años fue “una victoria de las resistencias y un fracaso de las derechas de América Latina”?
El golpe fue un laboratorio de las derechas centroamericanas y hondureñas con las derechas de Estados Unidos. Tanto mi retorno como la lucha pacífica que ha llevado a cabo el pueblo hondureño, que ha hecho un proceso revolucionario, pacífico y democrático, es un triunfo de los movimientos de izquierda de América Latina frente a la imposición y a la fuerza con que las derechas vinieron a apoyar el golpe. Y no sólo para las de América Latina y EE UU, también para las europeas, que apoyaron el militarismo.
* El golpe de Estado obedecía a intereses de determinados grupos de poder. ¿Cómo se ha visto demostrado en estos años?
Acá quienes se han beneficiado del golpe militar son las transnacionales del petróleo, norteamericanas y europeas, y muchos de los grupos fácticos del país. Eso es un fuerte indicio de que ellos fueron los planificadores y los coautores del golpe. Yo había cambiado la fórmula de los combustibles para favorecer al consumidor. Después del golpe la cambiaron de nuevo para favorecer al distribuidor internacional, a las petroleras.
* ¿Cuál es la situación de los derechos humanos en Honduras?
Es sumamente grave. Estamos expuestos constantemente a amenaza. Hemos regresado porque hemos tenido la palabra del presidente Lobo, que yo creo que tiene buenas intenciones, pero que está en un Estado donde las personas que llevaron el golpe se mantienen en la impunidad total, apoyados por fuerzas internacionales.
* En ese sentido, ¿se podría decir que el Gobierno de Lobo es legítimo?
Nosotros cuestionamos las elecciones de Lobo, las impugnamos. Lo reconocimos como gobernante y firmamos un acuerdo con él en Cartagena de Indias para buscar la paz y la reconciliación en el país.
* Se habla de un Gobierno de reconciliación, pero si sigue esta impunidad y esta violación de los derechos humanos, ¿cómo es posible la reconciliación?
La reconciliación se ha visto agrietada, averiada, golpeada con la persecución de Flores Lanza, con el asesinato de Emo, de Medardo Flores, de diferentes líderes que están muriendo a nivel nacional. Hay persecuciones, hay amenazas contra nosotros desde diferentes sectores del Estado. Se ve adulterado en ese sentido el proceso o el deseo de Lobo de conciliación.
* Ciertos sectores del Frente de Resistencia han criticado que el acuerdo de Cartagena, en mayo de 2011, no fue consultado a las bases.
Yo soy el coordinador del Frente y yo lo firmé. Lo firmé como ex presidente de la República y como dirigente político. Y según las encuestas que tenemos, el acuerdo de Cartagena tiene el 80% de respaldo popular.
* Hace un año, cuando estaba en el exilio, mandó una carta diciendo “éste no es el momento de hacer política, no nos distraigamos con candidaturas”. ¿Qué ha cambiado desde entonces?
El exilio cambió.
* ¿Se dan las condiciones ahora para presentarse a elecciones?
Sí. Hay garantías del jefe de Estado y hemos organizado una nueva fuerza política, histórica en el país, una fuerza ya beligerante con posibilidades de acceder al poder muy grandes.
* ¿La elección de la vía electoral supone un cambio de estrategia?
No, ninguna. Nosotros creemos que la única opción que te da el Estado burgués es el proceso político. El Estado burgués no te cede ni el poder militar ni el poder económico. Te cede el poder político en una competencia.
* ¿Qué cambios estructurales necesita Honduras para solucionar sus grandes problemas de pobreza, de concentración del poder en unas pocas familias?
Honduras sólo tiene un camino, que es lograr acuerdos con las potencias, externas e internas, que lo manejan. Con los poderes hay que sentarse y hablar, pero con respeto. No lo que pasó anteriormente, que yo me senté a hablar con ellos y me cayeron las armas, así no se puede trabajar. ¿Qué va a salir de esos acuerdos? Reformas estructurales, en energía, en finanzas, en seguridad alimentaria, en seguridad ciudadana, soberanía, lucha contra la corrupción…
* ¿Qué garantiza que no va a volver a haber un golpe de Estado?
Que hay lecciones aprendidas y los que más aprendieron fueron los que perpetraron el golpe, porque fracasaron de manera rotunda. Fue un golpe fracasado, que hundió al pueblo, hundió a Centroamérica. Hasta el Gobierno de Obama se vio debilitado por este golpe militar. América Latina se unió exigiendo democracia.
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