sábado, 2 de enero de 2010

Carta enviada por antropólogos hondureños que se oponen a la resolución de la Asociación Americana de Antropología

Quotha


Tegucigalpa, M.D.C. 1 de diciembre de 2009

Profesora Setha M. Low, Ph.D.
Presidenta de la American Anthropological Association
slow@gc.cuny.edu

Estimada Presidenta de la AAA:


Hemos sido informados sobre una moción concerniente a Honduras que será puesta a votación durante la próxima Reunión de Negocios de la AAA el 3 de diciembre, en Filadelfia. Por esta razón respetuosamente presentamos el siguiente alegato a Ustedes en representación de nuestro país, ya que creemos firmemente que el pueblo de Honduras se merece la oportunidad de ser escuchado y de mostrar su buena voluntad al mundo.

Somos antropólogos y como tal hemos aprendido que es nuestra responsabilidad ética tomar ciertos pasos antes de considerar realizar un juicio. Ciertamente, también somos hondureños, y puede sospecharse correctamente que tengamos un punto de vista parcializado sobre los eventos políticos que han ocurrido durante los últimos dos años en nuestro país, los cuales llegaron a su punto más intenso durante los últimos seis meses. Por otro lado, nuestro análisis de la situación se basa en nuestra experiencia cotidiana así como en nuestro reconocimiento de nuestro pasado remoto, nuestra historia reciente y la forma en que se manifiesta la vida en el presente. Todos nosotros hemos estudiado fuera de Honduras, en México, EE.UU. y Europa, y todos tuvimos la oportunidad de quedarnos en el extranjero, pero todos tomamos la decisión consciente de volver y para hacer de Honduras un mejor lugar para las siguientes generaciones.

Todos nosotros enseñamos en universidades públicas y también trabajamos como consultores para el gobierno, organismos internacionales y ONGs y a excepción de uno de nosotros, todos hemos sido empleados en un momento u otro del Instituto Hondureño de Antropología e Historia. Las circunstancias en que dejamos la institución son diversas, pero todos reconocemos el importante trabajo que realiza y lamentamos profundamente que este santuario científico –uno de los pocos en el país- se haya convertido en un instrumento para lograr metas políticas y, que al hacerlo se haya comprometido la desde ya compleja misión del IHAH, es decir la protección de nuestra herencia cultural. Hasta ahora, Honduras ha sumado a sus modestos medios las donaciones y los préstamos internacionales de la comunidad internacional, específicamente los fondos obtenidos por nuestros colegas en los EE.UU. para llevar a cabo las investigaciones correspondientes. Esperamos que esta sea la manera en la cual la colaboración continuará y que nuestros colegas extranjeros de todo el mundo continuarán sumando esfuerzos con nosotros.

Los colegas estadounidenses que trabajan en Honduras conocen por lo menos a uno de nosotros y por lo tanto nos sorprende que ninguno haya tratado de contactarnos, por lo menos para proporcionarles datos sobre la situación política y corroborar o no su punto de vista. Respetamos las opiniones personales de nuestros colegas, pero nos disturba su actitud condescendiente hacia nosotros sus compañeros antropólogos y nos preocupa profundamente los medios a través de los cuales ellos presentan una visión parcial, si es que no tremendamente distorsionada, de la realidad hondureña. Simplemente citamos la “lista de lavandería” introducida en el cuarto párrafo de la propuesta Declaración de la AAA: “…las poblaciones indígenas, garífunas, mujeres, personas transgénero, docentes de escuelas públicas y otros trabajadores, y los pobres (sic).” De hecho, habríamos esperado un tratamiento más riguroso de tan diferenciados estratos en nuestra sociedad, y sólo quisiéramos mencionar que los docentes de las escuelas públicas ganan uno de los salarios más competitivos en Centroamérica y cuentan con beneficios múltiples y especiales por ley, como un contrato de trabajo de por vida.

El asunto principal que nos preocupa se refiere al estado de la investigación antropológica en nuestro país. No es exacto decir que ahora es más peligroso o difícil que los antropólogos conduzcan investigaciones en Honduras. Esta declaración precisamente impediría lo que los antropólogos hondureños intentamos apoyar, es decir investigaciones que develarán la verdad ante el ojo público. El próximo año, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras pondrá en funcionamiento el primer programa de Licenciatura en Antropología en el país. Nos ha tomado mucho tiempo convencer a las autoridades y al público en general de la importancia que tiene nuestro campo en el entorno universitario y de la gran contribución que hará para una mejor comprensión de nuestra sociedad multifacética y nuestra interacción con otros a nivel regional e internacional.

Algunos de nuestros colegas de los EE.UU. han voluntariamente abandonado sus proyectos de investigación en el Instituto Hondureño de Antropología. Hasta donde sabemos, no nos hemos enterado de ninguna hostilidad política sufrida por estos individuos. En cualquier caso, ellos podrían haber compartido sus preocupaciones con nosotros de manera que pudiésemos comprender una situación muy compleja. Esta es una situación con precedentes históricos muy arraigados, los cuales requieren –entre otras cosas- investigaciones y análisis rigurosos y a profundidad de las relaciones de poder existentes y de las corruptas prácticas que han caracterizado la arena política tradicional en nuestro país. Como antropólogos estamos comprometidos a llevar el conocimiento de nuestra disciplina, nuestras perspectivas y métodos a la práctica para proporcionar una comprensión más crítica, holística y matizada sobre la situación actual.

Podemos comprender el malestar de nuestros colegas extranjeros dada la situación política en Honduras, y existen asuntos relacionados con los derechos humanos ante los cuales también estamos muy preocupados. Sin embargo, somos la primera generación de hondureños que han sido testigos de siete gobiernos consecutivos electos democráticamente. Todos hemos formado parte activa de los cambios que nuestro país ha experimentado en lo que respecta a su vida democrática en los últimos veintisiete años, y muchos más cambios por venir en esta dirección ya que nuestra ciudadanía hondureña se ha visto fortalecida debido los recientes eventos.

Señora Presidenta, estamos conscientes que no todos los abajo firmantes somos miembros activos de la AAA, lo cual quizás nos imposibilita para solicitar que nuestra postura sea escuchada y considerada. Sin embargo, respetuosamente le presentamos esta carta y esperamos apelar a la objetividad, ética y buena voluntad de nuestro compañeros antropólogos en los EE.UU. Somos antropólogos optimistas y hondureños y confiamos que Ustedes contemplarán nuestra petición de reorientar la posición y el involucramiento de la AAA mientras se lleven a cabo y se concluyan nuevas investigaciones y escrutinios sobre la situación actual de los asuntos de Honduras.

Sinceramente,

Gloria Lara-Pinto
larapinto2003@yahoo.com

Carmen Julia Fajardo Cardona
carmenjulia@yahoo.com.mx

Silvia González Carías
silviagonzalezcarias@yahoo.es

Eva Martínez Ordóñez
patrimonioihah@yahoo.com

Fernando Cruz-Sandoval
fercruzan@yahoo.com

Zulema Ewens
zewens@sigmanet.hn

Cc: Dr. Virgínia Domínguez, Presidenta-electa, Asociación Americana de Antropologós
Cc: Dr. Dan Segal, Secretario, Asociación Americana de Antropologós
Cc: Instituto Hondureño de Antropología e Historia

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