jueves, 28 de enero de 2010

Haití: Días de horror y tormentos

BBC


Por Maggie Marín *

La nación caribeña sumó a su pobreza y desventura ancestrales el peor desastre natural de su historia.

Lo primero fue el ruido atronador y aquella danza infernal de la tierra. Luego sobrevino la sorpresa, el espanto y una fría y pavorosa sensación de vacío y desamparo. La sacudida inicial fue de 7,3 grados en la escala Richter. El segundo temblor, de 5,9 grados, propagó el pánico y el reconcomio. A decenas de miles de residentes de la capital, Puerto Príncipe, apenas a 15 kilómetros del epicentro, el terremoto les arrebató la vida de inmediato.

Otros tantos miles -¿se sabrá algún día exactamente cuántos?- quedaron emparedados entre vigas retorcidas, muros abatidos y techos colapsados, y por demás, adoloridos por golpes y heridas y atormentados por el atávico terror humano a la sepultura en vida. Y aún otros miles que estaban en la calle, o que pudieron salir o han sido luego rescatados, sufrieron mutilaciones o heridas de mayor o menor riesgo.


Entre las muchas imágenes desgarradoras que comenzaron a darle la vuelta al mundo hay una que publicaron muchos medios: la mujer está semienterrada entre escombros, gris su piel y sus cabellos, como alas rotas de un ave las manos. No llora. Mira fijo a la cámara con ojos que ni indagan ni reflejan terror. Eso sí, irradia una tristeza, una desolación y una orfandad tan punzantes, que duele aun a los que estamos lejos del martirizado país, la primera república de Nuestra América, cuando en 1803 sus hijos negros vencieron a los soldados blancos de Napoleón Bonaparte, tras 12 años de lucha.


Pero no parece ser esta la última trampa que le puso la vida a esta mujer -viva imagen del Haití de hoy-- ni a sus compatriotas, poco más de nueve millones hasta las cinco menos cinco de la tarde del martes 12 de enero.

Batallas por la vida: No es chovinismo, sino pura y simple verdad: cuando el planeta se enteraba de que Haití había sufrido un sismo descomunal, ya los médicos cubanos se habían sacudido el susto, las lágrimas y el polvo y estaban en la primera línea de su particular batalla por la vida. ¿Habrá que precisar que lo hacen, como en medio mundo, gratuita y desinteresadamente?

De modo que los 344 que se encontraban en Haití desde hace cerca de un año y apostados mayoritariamente en la propia capital, núcleo de la tragedia, fueron los primeros en brindar socorro a los heridos en seis puntos asistenciales y en plena calle. Por vocación y por convicción. Y no habían pasado 24 horas cuando otros 60 colaboradores llegaron a Puerto Príncipe, entre ellos especialistas del contingente Henry Reeve, expertos en emergencias y catástrofes similares, y dueños por ello de una particular práctica en desastres. Antes, pues, de las primeras 72 horas del desastre, los galenos de la Isla sumaban 417.

Para el viernes 15 habían atendido a más de tres mil pacientes y realizado cientos de intervenciones quirúrgicas. "Ha sido la más importante asistencia médica que ha recibido el pueblo haitiano en las primeras 72 horas", acota un comunicado de la misión permanente de Cuba ante la ONU, donde se aclara que la solidaridad cubana no llegó con el terremoto sino que existe desde hace más de una década. Y es que hubo, y perduran, intentos de minimizar, arrinconar y desconocer esta colaboración.

Médicos de diversas nacionalidades entrevistados por colegas solo tienen elogios para los cubanos. "A nosotros nos recogen de noche, pernoctamos en otro lugar" -dijo un galeno chileno. "Los cubanos se quedan aquí las 24 horas, atendiendo de día y de noche. Es realmente admirable lo que hacen".

Cual náufrago en medio del oleaje manipulador de aquellos instantes para ocultar el aporte de Cuba a Haití, el corresponsal de la CNN en inglés, Steve Kastenbaum, reconoció el trabajo del hospital organizado por los cubanos, "que ofrece atención médica de calidad" para las víctimas. "Hay muy pocos lugares donde los haitianos pueden acudir cuando están en necesidad de atención médica urgente en el centro de la ciudad. Sin embargo, nos encontramos con uno: el Hospital La Paz, administrado por personal médico cubano, aquí en Haití, junto a equipos de España y América Latina", dijo.

Añadió: "Y es algo sorprendente de ver. Están dando atención médica de calidad a las personas gravemente heridas, con un promedio de seis a siete mil pacientes diarios, y cirugías, varias docenas al día. Tienen tres salas que no paran y trabajan durante toda la vuelta del reloj, 24×7, y es uno de los poquísimos lugares en toda la ciudad donde los haitianos puedan ir a tratar sus dolencias con una expectativa razonable para sobrevivir".
Y siguió diciendo Steve Kastenbaum: "Hemos visto tantas lesiones traumáticas allí. No sé cuántas amputaciones, fracturas compuestas, heridas traumáticas en la carne. Sin embargo, estos equipos médicos, abrumados por la urgencia, encontraron maneras de cuidar a todos ellos, a pesar de ser por momentos críticas las provisiones de puntos de sutura, oxígeno, anestésicos y el agua, que necesitan para todas estas cosas. Ellos suplen las carencias con el suministro que llega, de España o de la Isla. Toda la atención se está ofreciendo de una manera muy ordenada".

Aun si la famosa cadena ya hubiere silenciado A working hospital in Haiti, no importaría, está en cientos de blogs y sitios de la prensa alternativa. Y es que el tiro les salió por la culata, porque el apagón que quisieron imponerle a la solidaridad cubana ha insuflado vigores y energías novedosas en los blogueros honestos cubanos, urgidos por lectores, ansiosos de la información que los grandes medios corporativos les escamotean. "Gracias a ti me entero. Aquí no ponen nada de lo que dices", me escribió un madrileño. "Mantenme al tanto, por favor, de esa gran labor que están ustedes haciendo para ayudar al pobre pueblo haitiano", me pidió una colombiana residente en Estados Unidos.

Para auxiliar al pueblo haitiano, Cuba trabaja en coordinación con Venezuela, Namibia, Noruega, China, República Dominicana, México y Rusia, entre otros países, y autorizó de inmediato la solicitud de utilización del espacio aéreo de la región oriental del archipiélago por aviones de Estados Unidos para facilitar el trasiego de la asistencia humanitaria. A finales de la pasada semana el contingente medico se las arreglaba para atender los seis centros asistenciales, los cinco de diagnóstico integral, las carpas y hospitales de campaña ubicados en diversos puntos, y a los pacientes que salen a buscar cada mañana en zonas céntricas de la devastada urbe, donde hoy vive y pernocta la mayoría del pueblo.

A los hijos de la isla mayor del Caribe se unen los haitianos aquí graduados de médicos. Juntos socorren a mujeres, hombres, niños y ancianos que, menos la vida, lo perdieron todo. Hasta el miércoles 20 de enero, por ejemplo, habían atendido a más de 10 mil pacientes. Mientras, en idéntica fecha, un súper hospital de última tecnología instalado en el portaaviones estadounidense USS Carl Vinson, anclado a pocos kilómetros de la rada y reservado solo para pacientes y especialistas previamente escogidos, solo había atendido a 10 personas, 3 de ellas estadounidenses. La nave, última en llegar del espectacular convoy enviado por el presidente Barack Obama, tiene 3 mil 500 tripulantes (militares) y 55 médicos.

En tanto, los cubanos avanzan además en la creación de otros 11 hospitales provisionales que cuentan con equipos de tecnología de punta. Emocionados, los jóvenes facultativos haitianos nunca terminan de elogiar a sus colegas y maestros. "Eso necesita mi pobrecito pueblo: médicos, no soldados".

Doce años de asistencia médica cubana en Haití: La asistencia sanitaria de la Isla mayor a Haití y a otros países de Centroamérica se inició en diciembre de 1998 tras el paso de los huracanes Mitch y George. Hasta hoy, seis mil 94 colaboradores cubanos de la salud han trabajado en aquella nación, llegando a realizar más de 14 millones de consultas médicas, 225 mil cirugías y 100 mil partos, por lo que han logrado salvar la vida de más de 230 mil haitianos. Antes del sismo, cinco Centros de Diagnóstico Integral construidos por Cuba y Venezuela prestaban servicio al pueblo haitiano; y a través de la Operación Milagro para pacientes con enfermedades oftalmológicas, 47 mil 273 haitianos fueron operados hasta el 31 de diciembre de 2009, al tiempo que 660 jóvenes de Haití estudian hoy en Cuba, 541 de ellos, medicina.

Asimismo, en esta ínsula se formaron 917 profesionales haitianos (570 médicos), porque la cooperación comprende otros sectores: educación (han sido alfabetizados 160 mil 30 haitianos) agricultura, energía, pesca y comunicaciones. "Lo que ha hecho Cuba por Haití es apenas un modesto ejemplo de cuánto más pudiera lograrse en ese país a largo plazo mediante la colaboración y asistencia internacionales, sobre todo por parte de aquellos Estados con mayores recursos económicos y financieros", apunta el referido texto.

Una ayuda imposible de ocultar: El colega español Pascual Serrano, que desde hace tiempo viene desmontando las mentiras y manipulaciones de los falsimedios, publicó el viernes 15 un comentario que desenmascara aún más esta infame modalidad de la guerra contra Cuba. Bajo el título El País oculta 344 sanitarios cubanos en Haití, Serrano advierte que en la página 3 de su edición de papel, el periódico ibérico adjuntó a su crónica sobre el terremoto un cuadro titulado Ayuda financiera y equipos de asistencia, donde detallaba la ayuda de 23 países más la ONU, y según el cual, la nación que más personal sanitario tiene en Haití es Perú, con 250, seguido de Francia con 85. "Observamos que El País no incluye a Cuba entre los países que están ayudando a Haití. Por eso es bueno contar que los primeros en ofrecer asistencia sanitaria fueron los 344 médicos y paramédicos cubanos que desde hace doce años colaboran en la paupérrima isla caribeña". Tras glosar el envió de más especialistas con material de emergencia después del terremoto, narra que los médicos cubanos "están prestando atención en seis centros sanitarios y la noche del día 14 llevaban atendidos a dos mil pacientes y realizadas 111 operaciones quirúrgicas. Pero para El País, que sí cita, por ejemplo, dos profesionales turcos y dos rusos, los 344 sanitarios cubanos no están en Haití".

Cuna de luchas libertarias: Aunque su aciaga situación económica y social, su debilidad política y su miseria (el 80 por ciento de sus habitantes son pobres) parecieran negarlo, al proclamar en 1803 su independencia, Haití ganó en buena lid el título de cuna de las luchas libertarias contra el colonialismo en América Latina y el Caribe. Grande fue la paliza que le sonaron a los franceses. Por eso Europa nunca la perdonó, y tampoco Estados Unidos, que si bien pregonaba ser abanderado de la abolición y paladín de la igualdad, decidió no reconocer la peleada independencia haitiana durante 60 años después de terminada la guerra.

Dice Eduardo Galeano en su artículo Los Pecados de Haití: "La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía".
En represalia a su revolución antiesclavista y anticolonial, Haití fue obligada a pagarle a Francia 150 millones de francos (más de 20 mil millones de dólares actuales) para indemnizar a los colonos por sus posesiones perdidas. Un alto precio por su independencia y una deuda que, más que todo, fue un instrumento neocolonial para facilitar el acceso de Europa a sus recursos naturales.

Sobrevino después la invasión estadounidense de 1915 a 1934, el apoyo gringo a la entronización de la feroz dictadura de los Duvalier de 1957 a 1986 (cuando Baby Doc fue derrocado por una rebelión popular), el golpe de estado y la dictadura del general Raoul Cedras, el quítate tú para ponerme yo de Gringolandia con el sacerdote salesiano Jean-Bertrand Aristide, el primer líder popular en casi 200 años y primer gobernante electo por votación en toda su historia.

"La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental", termina así Galeano su artículo escrito en 1996 y que no necesita la radiografía de estos últimos 13 años, porque Haití siguió siendo no solo el país más pobre de Nuestra América y uno de los más paupérrimos del orbe, sino también uno de los más vapuleados, preteridos y desamparados del planeta.

Organizaciones haitianas y de otros países han denunciado la ocupación militar por 9 mil 65 uniformados de la nombrada Misión de Estabilización de la ONU en Haití (Minustah más conocidos por Cascos Azules) que soporta desde 2004 para "mantener el orden", los excesos que cometen en no pocas ocasiones estos policías y soldados procedentes de diversos países, y por supuesto los impactos de la dominación impuesta por medio de la deuda externa, el libre comercio, el saqueo de su naturaleza y la invasión de intereses transnacionales de toda laya.

Por añadidura, Haití ha sufrido 65 desastres naturales en los últimos 28 años, en los que más de 8 mil personas han muerto y siete millones se han visto afectados. Pero su vulnerabilidad a las tragedias naturales -provocadas en gran medida por la devastación medioambiental, la inexistencia de infraestructuras básicas y el debilitamiento de la capacidad de acción del estado- no debe aislarse de las acciones que históricamente han atentado contra su soberanía, como revela el belga Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo. Porque Haití, que duda cabe, es un claro ejemplo de las nefastas consecuencias del colonialismo y del neocolonialismo, del injusto y excluyente orden internacional, y del más brutal intervencionismo.

La invasión "inteligente": Aun en medio de tan brutal y conmovedor panorama, todavía hay quien piensa que aludir al despliegue militar de Estados Unidos en Haití en momentos tan dramáticos es politizar la tragedia. Y aquellos que dicen además que se intenta echar a otro las culpas por los traspiés que condujeron a que en la mitad de La Española se asiente lo que han dado en llamar un país fracasado, un "estado fallido"

Lógico, es preciso valorar en todas sus aristas este desastre que si bien pasará a engrosar las estadísticas de los peores terremotos acaecidos en el planeta, en Nuestra América, más que músculo para guarismos del pánico, será sobre todo fecha de luto y dolor. Por supuesto también hay que justipreciar la saga del sismo, que se multiplica cada día, complicando a diario más y más la situación y punteando con funestos tintes los acontecimientos por venir.

Sería insensato politizar la desgracia de un pueblo que quizá nunca sepa con total exactitud la cifra de sus muertos; politizar la fatalidad que cayó sobre un gobierno dislocado por el colapso del Palacio Nacional, los ministerios y otros edificios públicos, las comunicaciones y las vías de tránsito habituales, entre otras infraestructuras. Politizar, en fin, la pérdida del 70 por ciento de su capital, esa Puerto Príncipe históricamente agobiada por la pobreza extrema y sólidamente marcada por los record de espanto que provocan el hambre, la inseguridad y la violencia, hijas predilectas de la injusticia, la inequidad y la miseria.

Ocurre sin embargo que Gringolandia ha logrado ser nuevamente el ombligo del mundo. Justo en la pulcra infografía publicada por El País el 15 de enero sobre la ayuda internacional, se alude al anuncio de Obama sobre el envío de 100 millones de dólares, 2 mil 200 marines, un portaviones, un buque hospital, 399 miembros de personal médico, 3 mil 500 infantes de marina y soldados de la 82 división Aerotransportada (la misma que participó en las invasiones a República Dominicana, Panamá y Granada), y 3 barcos anfibios.

Aunque olvidaron mencionar a las decenas de aviones y helicópteros para allá despachados y que el referido portaaviones es nuclear, en esa fecha un vocero en Washington anunciaba que en menos de una semana Haití contaría con 10 mil efectivos sobre el terreno haitiano, y el jefe de Estado Mayor Conjunto, almirante Michael Mullen, añadió que en base a las "necesidades urgentes e incesantes" de Haití, serían desviados unos cuatro mil soldados con despliegues previstos en Europa y Medio Oriente y tropas de intervención anfibia estacionadas en Nassau, Islas Bahamas

Luego, en inusitado gesto, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el jefe del Pentágono, Robert Gates, cancelaron viajes al extranjero para coordinar personalmente la "asistencia". Lo cierto es que según denuncias, la buena marcha de lo que sus propios funcionarios califican de "masiva respuesta militar" posibilitará que en breve -quizá ya sea un hecho al escribir estas páginas -- se encuentren en el castigado país entre 14 y 20 mil efectivos. A ello se suma el control total que ejercen sobre el aeropuerto de Puerto Príncipe desde el día posterior al terremoto (instalación que como todas sus similares el mundo es estratégica), lo que por cierto ha puesto en crisis la llegada y distribución de la ayuda internacional y generado  por ello un caos adicional, estallidos de violencia, e incluso la represión y expulsión de los periodistas que lo venían usando como base de operaciones para su trabajo.

Los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, de Nicaragua, Daniel Ortega; y de Bolivia, Evo Morales, han denunciado que EEUU está aprovechándose de la situación para ocupar la nación caribeña y recomendaron el envío de hospitales, médicos y equipos de rescate en vez de tantos soldados. Chávez ha reiterado que los gringos se han instalado "sobre los cadáveres y las lágrimas de un pueblo delante de todo el mundo, descaradamente", y sin consultar a la ONU ni a la OEA. Ya llegaron al Palacio Presidencial, denunció.

Ciertamente, en la mañana del martes 19 decenas de marines descendieron de helicópteros en predios del derruido edificio, que ya se encuentran custodiando, dentro y en sus alrededores. Chávez aseguró que "el imperio está en contraataque, tanto por golpes de Estado, tanto por la instalación de bases militares, la IV Flota, como por algunos procesos electorales que le han dado el triunfo a la derecha continental en estos últimos meses.
En tanto Bolivia solicitará a la ONU una reunión urgente para que el mundo repudie la "injusta, inhumana y oportunista" ocupación militar de Estados Unidos a Haití. Evo Morales expresó que "no es posible que Estados Unidos use la desgracia del pueblo haitiano para invadir y ocupar militarmente a ese país". Calificó el hecho de sumamente grave y que debe provocar el rechazo de la comunidad internacional. "Es preciso ir a salvar vidas y no a ocupar militarmente. Haití no quiere más sangre y más muertes por el disparo de armas de fuego y la invasión, lo que quiere es sangre, medicamentos, alimentos, agua para salvar vidas", puntualizó.

A estas denuncias se suman las protestas de la Comunidad del Caribe (CARICOM) por la negativa al permiso de aterrizaje en el aeropuerto de Puerto Príncipe que imposibilitó la llegada de una misión humanitaria y las críticas de Francia, Brasil y otros países, que también se quejan de la actuación de EE UU, de la falta de coordinación en la distribución de la ayuda, de la congestión en el aeropuerto y de que los vuelos de Washington tengan prioridad sobre los de otros países.

Alain Joyandet, secretario de Estado de Cooperación francés y quien protestara ante la potencia norteña por las dificultades que tuvo para que aterrizara un avión francés que transportaba un hospital móvil, afirmó el lunes que la ONU debe precisar el papel de aquel país en la ayuda humanitaria a Haití porque "no se trata de ocupar el país, sino de ayudarle a que recobre la vida". Por su parte la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, alegó que más que "ayuda militar" por parte de Europa, se necesita una mayor coordinación para que la ayuda pueda llegar a los afectados.

¿Crear caos, desorden y violencia no justifica su presencia militar? ¿No es cierto que bajo el manto de una gran y humanitaria operación de adopción de niños huérfanos pareciera estar en marcha una nueva Operación Peter Pan? Reparemos es estos datos: a poco más de una semana del sismo Gringolandia ha desplegado el mayor "esfuerzo humanitario" de su historia. Si en tierra la cifra de sus soldados superará en breve los14 mil efectivos, en el aire cuentan con unos 30 helicópteros, mientras que en la costa están atracados barcos de la Guardia Costera,el mencionado "Carl Vinson" con la parodia de hospital a bordo, y el buque hospital "Comfort", dicen que con 600 especialistas médicos a bordo, por cierto perteneciente a la Marina y último en llegar.

La matemática no engaña.

A la impúdica estrategia de Obama de socorrer a Haití a golpe de militarización el Premio Nóbel sumó lo que ha sido calificado de verdadera bofetada a la tragedia: convocar a Bill Clinton y a George W.Bush a liderar los esfuerzos de la ayuda humanitaria y codirigir un fondo. Fue Clinton quien en 1994 declaró el embargo económico que estranguló aún más a un país con el 80 por ciento de su población en la pobreza. Por su parte el emperador cariacontecido --incapaz de salvar a Nueva Orleans del Katrina- fue quien recortó la ayuda norteamericana a Haití, y encabezó y financió el golpe de estado que derrocó el segundo gobierno de Aristide en 2004, lo que provocó la muerte de cientos de haitianos, profundizó la crisis política, económica y social, ahondó la pobreza, y se tradujo en la ocupación por las tropas de la ONU.

Es fácil de colegir: Gringolandia se está aprovechando abierta y desvergonzadamente de la tragedia de Haití para "ocupar" militarmente el país caribeño. Una vez más. No olvidemos que Haití reviste para la potencia una particular importancia estratégica por su ubicación geográfico, y que se encuentra muy cerca de Cuba y Venezuela.
En fin, que nunca una ayuda ha tenido tanto tufo a invasión.

Haití a la mayor brevedad: Con una superficie de 27 mil 750 km², Haití, la nación más pobre y subdesarrollada de América Latina., está situada en la porción occidental de la isla La Española, a donde llegó Colón en 1492. Fue en tierra haitiana que levantaron el 24 de diciembre la primera construcción en el Nuevo Mundo, un fortín llamado "La Navidad". En esta zona abundaron posteriormente los ataques de piratas franceses que tenían su base en la isla Tortuga. En el siglo XVII Haití fue ocupada por Francia, cuyo dominio sobre su territorio fue sancionado en 1697.

La necesidad de mano de obra para las plantaciones de caña de azúcar motivó que fueran traídos de África esclavos negros que eran brutalmente explotados. Desde entonces se marcaron acentuadas barreras sociales, así que aunque la esclavitud se abolió en el siglo XVIII, las diferencias se mantienen. Hoy, de sus 7 millones 41 mil habitantes. el 60 por ciento son negros, 30 por ciento mulatos y 10 por ciento, blancos.

En el sector oriental de la isla está República Dominicana, que luchó por su identidad, proclamó su Independencia en 1821 y la concretó definitivamente en 1844. En tanto Haití ya la había promulgado en 1804. Fue intervenido por EE UU de 1915 a 1934. Después de varios cambios de gobierno, en 1957 comenzó la larga y aciaga dictadura de Françoise Duvalier, que continuó su hijo, y que sumió al pueblo en la incultura, la miseria, y la violencia.

La actual constitución rige desde el 29 de marzo de 1987. El gobierno consta de Sistema Ejecutivo: Presidente, Primer Ministro y Gabinete; Sistema Legislativo: Cámara de Diputados y Senado; y Sistema Judicial: Corte Suprema y Juzgados Departamentales.
El suelo de Haití es montañoso con cuatro planicies importantes. Tiene varios ríos, cortos y rápidos, y algunos lagos. El clima es caluroso en las costas y frío en las montañas. Sus principales actividades económicas son la agricultura y las industrias y manufacturas azucareras, textiles y destilerías. Se obtienen también productos para la alimentación del país, en especial maíz, mijo, mandioca, batata, cacao, café y banana.

Puerto Príncipe (Port-au-Prince, con 752 mil 600 habitantes)), está situada en la bahía del mismo nombre y fue fundada por los franceses en 1749. Bautizada como L'Hospital, recibió el nombre actual en 1811. Como la mayoría de las viviendas carece de luz eléctrica, era común ver a estudiantes y artistas en la zona más iluminada de la ciudad (frente al Palacio de Gobierno), aprovechando esa luz, mejor y más económica que la de una titilante y efímera vela.

Haití parece condenado al eterno tormento: Colonialismo, bloqueo, invasiones, dictaduras, corrupción, narcotráfico y desastres naturales, marcan el triste destino de la isla donde se produjo la primera rebelión de esclavos negros y la independencia de Francia en 1804. Presentado al mundo por la soberbia colonialista y racista como un "Estado fallido", en represalia a la victoria revolucionaria que derrotó al mejor ejército de la época, dos siglos después, la imagen mediática del Estado haitiano sigue siendo la misma.

En la década de los 90 la creciente lucha del movimiento popular contra un tiránico sistema construido durante dos décadas de ocupación militar norteamericana, coincidió con el cambio de estrategia de Washington, sustituyendo dictaduras militares por gobiernos "democráticos" neoliberales. En las primeras elecciones democráticas de Haití en 1990, fue elegido presidente el sacerdote Jean-Bertrand Aristide, dando inicio a una etapa de refundación de la nación haitiana.

Sin embargo la construcción de una autóctona democracia haitiana, duró pocos años. La pugna entre fuerzas progresistas haitianas y la ultraderecha norteamericana aliada de la oligarquía afrancesada, culminó con el derrocamiento de Aristide en 2004. Los resultados no fueron los esperados por Washington, y poco después el presidente Clinton ordenó a los marines reinstalar en la presidencia al gobernante depuesto.

La reparación de la democracia ultrajada fue tan sorpresiva como fugaz. El presidente Bush invadió Haití arrastrando a Francia en la nueva violación de soberanía, derrocó y secuestró al presidente Aristide, lo desterró al continente africano e instaló un gobierno colonial. En junio del pasado año, la impune acción imperialista en Haití, fue imitada de forma grotesca por los militares hondureños.

Al devastador destino político haitiano se agregan los desastres naturales que, con refinada crueldad, azotan cíclicamente el pequeño territorio isleño, donde la extensa pobreza y el degradado medio ambiente provoca elevadas cifras de víctimas. Entre 2001 y marzo de 2007, los huracanes dejaron más de 18,000 muertos y 132,000 personas sin hogar. Se estima que 6,4 millones de personas resultaron de alguna manera afectadas.
Seis años después de la invasión norteamericana-francesa para "salvar" el "Estado fallido", a pesar del despliegue de la ONU con una misión de 7 mil soldados, 2 mil policías y más de mil funcionarios civiles; la deforestación, el desempleo, los desastres naturales, las maquilas, y el TLC impuesto por EU que terminó con la agricultura, hacen de Haití el país más pobre del continente.

El liderato colonizador de Haití: EU, Francia y Canadá, parecen más interesados en una estabilidad militarizada, que en el ejercicio del derecho soberano del pueblo haitiano a la autodeterminación.

El alto costo en sufrimiento humano por la intensidad del terremoto en medio de la pobreza, parece un dramático grito de la naturaleza para que la comunidad internacional reconozca de una vez por todas el precario estado del pueblo haitiano, su causa y sus responsables. (Extractado de Rebelión).

Red de placas tectónicas: El sismo sacudió a una zona donde se ubica una compleja red de placas tectónicas y fallas geológicas. Haití está situado en medio de un vasto sistema de fallas geológicas que resultan del movimiento de la placa del Caribe y la enorme placa de Norteamérica. Igual que en otras zonas donde colindan placas tectónicas, en los límites de la placa del Caribe hay una actividad sísmica importante debido a estas fallas. Y fue el deslizamiento súbito de una de éstas, la falla de Enriquillo, la que condujo al desastre. Se calcula que el epicentro del terremoto, que midió 7 en la escala de Richter, fue a unos 15 kilómetros de Puerto Príncipe, y el hipocentro (el punto debajo de la superficie terrestre donde comenzó la ruptura) fue a sólo 8 kilómetros de la superficie. Esta proximidad a la superficie, afirman los expertos, aseguró que las fuerzas de choque de la tierra fueran lo más intensas y destructivas posible. El último gran terremoto en esta zona de Haití ocurrió hace 150 años.

Principales desastres de los últimos años:
1980: tormentas y sequía
1994: ciclón Gordon
2004: inundaciones y ciclón Jeanne
2007: ciclón Noel
2008: ciclones Gustav y Hanna

Las tormentas tropicales han sido el desastre natural que más se ha repetido, situándolo en el puesto 18 de un ranking de los 89 países con más riesgo de sufrir este tipo de catástrofes.

* Periodista de la centenaria revista cubana Bohemia

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