Radio Progreso
El narcotraficante Juan Antonio “Tony” Hernández, exdiputado y hermano del mandatario Juan Orlando Hernández, fue sentenciado a cadena perpetua más 30 años de prisión, por el juez Kevin Castell, en la Corte del Distrito Sur de Nueva York.
Tony Hernández, en octubre de 2019, fue encontrado culpable por los delitos de conspirar para importar cocaína, posesión de armas y dispositivos destructivos, conspirar para posesión de armas y falso testimonio.
El abogado Omar Menjivar dijo en Radio Progreso que, con la sentencia de Tony hay que reflexionar sobre el papel de la institucionalidad hondureña, pues durante la sentencia, nuevamente el Juez Castell mencionó al gobernante hondureño Juan Orlando Hernández, como socio de su hermano.
Menjivar señaló que la sentencia, es un claro mensaje del escenario que próximamente vivirá JOH por lo que explicó que en el actual contexto es urgente la organización y movilización de la ciudadanía.
Por su parte, el abogado y doctor en Derechos Humanos, Joaquín Mejía, del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, Eric-sj, aseguró que la sentencia contra “Tony” Hernández, tiene dos dimensiones: una dimensión material porque es condenado a cadena perpetua y JOH queda señalado directamente como un narcotraficante, como uno de los más grandes delincuentes del país.
Pero también una dimensión simbólica porque refleja el fracaso del sistema de seguridad y justicia, ya que ni las Fuerzas Armadas ni la Policía Nacional ni el Ministerio Público ni el Poder Judicial han sido capaces o han querido investigar y sancionar las actividades de narcotráfico.
El sacerdote jesuita Ismael Moreno, Padre Melo, Director del ERIC-SJ, manifestó que la sentencia contra Tony Hernández deja un “sabor agridulce” porque tuvo que ser Estados Unidos el encargado de aplicar la justicia a funcionarios narcotraficantes ya que en Honduras la institucionalidad está secuestrada por el crimen organizado que lidera Juan Orlando Hernández.
El Padre Melo cree que el reinado de Juan Orlando estaría llegando a su final, pero le toca a la ciudadanía realizar acciones de protesta o presión para lograr su fin. Un fin que podría tener un desenlace violento por la peligrosidad de JOH, por lo que toca estar alerta y en constante movilización.
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