jueves, 29 de abril de 2021

Los indígenas protegen mejor los bosques de América Latina


IPS Noticias

Las tasas de deforestación en América Latina y el Caribe son más bajas en las áreas indígenas y tribales donde los gobiernos han reconocido formalmente los derechos colectivos territoriales, de acuerdo con una revisión de más 300 estudios realizada en conjunto por la FAO y el FILAC.

Los pueblos indígenas y tribales, “y los bosques en sus territorios, cumplen un papel vital en la acción climática global y regional, y en la lucha contra la pobreza, el hambre y la desnutrición”, señaló Julio Berdegué, representante regional de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).

Sus territorios “contienen alrededor de un tercio de todo el carbono almacenado en los bosques de América Latina y el Caribe y 14 por ciento del almacenado en los bosques tropicales de todo el mundo”, agregó Berdegué.

La FAO y el FILAC (Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe), presentaron este jueves 25 en esta capital su informe “Los pueblos indígenas y tribales y la gobernanza de los bosques”.

La conclusión central del informe, con análisis de más de 300 estudios científicos realizados en los últimos 20 años, es que los pueblos indígenas y tribales han sido mejores guardianes de sus bosques en comparación con los responsables de los demás bosques de la región.

Los mejores resultados se observaron en los territorios de los pueblos indígenas que cuentan con títulos legales colectivos reconocidos: entre 2000 y 2012 las tasas de deforestación en varios de estos territorios en la Amazonia fueron solo entre la mitad y un tercio de las de otros bosques con características ecológicas similares.

Según los análisis de FAO-FILAC, la tasa de deforestación en los bosques indígenas donde se ha asegurado la propiedad de la tierra es 2,8 veces menor que fuera de esas áreas en Bolivia, 2,5 veces menor en Brasil y dos veces menor en Colombia.

Los territorios colectivos titulados evitaron cada año, en esos tres países, entre 42,8 y 59,7 millones de toneladas métricas de emisiones de dióxido de carbono (CO2), gas de efecto invernadero que causa calentamiento global.

Esas emisiones ahorradas equivalen a sacar de circulación entre nueve y 12,6 millones de vehículos durante un año.

De las 404 millones de hectáreas ocupadas por los pueblos indígenas, los gobiernos han reconocido formalmente sus derechos de propiedad colectiva o usufructo sobre cerca de 269 millones de hectáreas.

En la cuenca amazónica “45 por ciento de los bosques intactos se encuentran en territorios indígenas, y la evidencia de su papel vital en la protección forestal es clara como el agua”, según Myrna Cunningham, presidenta de FILAC.

“Mientras que el área de bosque intacto disminuyó solo 4,9 por ciento entre 2000 y 2016 en las áreas indígenas de la región, en las no indígenas se redujo en 11,2 por ciento”, dijo Cunningham.

Agregó que “eso hace evidente por qué su voz y su visión deben tenerse en cuenta en todas las iniciativas y marcos globales relacionados con el cambio climático, la biodiversidad y la silvicultura, entre muchos otros temas”.

Los pueblos indígenas y tribales participan en la gobernanza comunal de entre 320 y 380 millones de hectáreas de bosques en la región, que almacenan alrededor de 34 000 millones de toneladas métricas de carbono, más que todos los bosques de Indonesia o de la República Democrática del Congo.

Mientras que los territorios indígenas de la cuenca del Amazonas perdieron menos de 0,3 por ciento del carbono en sus bosques entre 2003 y 2016, las áreas protegidas no indígenas perdieron 0,6 y otras zonas que no eran territorios indígenas ni áreas protegidas perdieron 3,6 por ciento.

Como resultado, a pesar de que los territorios indígenas cubren 28 por ciento de la cuenca del Amazonas, solo generaron 2,6 por ciento de las emisiones brutas de carbono de la región.

Sin embargo, la investigación sugiere que su función protectora está cada vez más en riesgo, en un momento en que la Amazonia se acerca a un punto de inflexión, que podría tener impactos preocupantes en las precipitaciones y en la temperatura y, eventualmente, en la producción de alimentos y el clima global.

El informe pide a los gobiernos, a los financiadores climáticos, al sector privado y a la sociedad civil que inviertan en iniciativas que fortalezcan el papel de los pueblos indígenas y tribales en la gobernanza forestal, refuercen sus derechos territoriales comunales y los compensen por los servicios ambientales que brindan.


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