La Semana Santa nos marca un camino de vida que promete un futuro para todos y todas, a pesar de tener pueblos crucificados por la corrupción e impunidad. Este año la iglesia católica invita a no quedarse con el Viernes Santo, sino a resucitar desde la organización y el compromiso con la justicia.
“Nuestras cuaresmas tienen que comprometerse con nuestras realidades historias”, Padre Claretiano Fredy Cabrera dijo esto en una entrevista a Radio Progreso, en el marco de la Semana Santa. Para el misionero claretiano de nada sirve vivir de cenizas a ramos y crucifixión sino somos capaces de resucitar como lo hizo Jesús.
Más allá de las vacaciones, del calor del verano, de las tradiciones religiosas y de las comidas especiales, es importante que nos detengamos un momento para reflexionar sobre el sentido de la Semana Santa para quienes profesamos la fe cristiana. “Es necesario encontrarnos como comunidad organizada en la fe para generar cambios”, expresó el padre Fredy.
La iglesia laical no acepta la muerte que no es resultado de la plenitud de la vida. La rechaza y repudia los dinamismos que lleva a que haya muertes provocadas por la violencia, la injusticia, las desigualdades, los egoísmos y la codicia humana.
Honduras vive actualmente una de las peores crisis de derechos humanos. Similar a la ocurrida tras el golpe de Estado de 2009. Sin embargo, una de las diferencias notorias en la coyuntura actual, es el amplio despliegue de las Fuerzas Armadas, mediante el Ejército y la Policía Militar del Orden Público.
De acuerdo a los datos verificados por la Coalición contra la Impunidad, entre el 26 de noviembre de 2017 y 23 de enero de 2018, se registraron 33 muertes de personas manifestantes vinculadas al conflicto post electoral, durante y después del desarrollo de las acciones de resistencia. A estas se suman decenas de heridos, centenares de detenidos y más de 100 personas judicializadas o criminalizadas. Actualmente hay 22 personas privadas de libertad a las que se les denomina presos políticos.
Los partidos políticos son pesadas cruces, pero la gente no siempre las sabe identificar. La instalación de proyectos extractivos, la corrupción e impunidad también son cruces pesadas. “Tenemos necesidad de resurrección”, pero tenemos necesidad de ponerle nombre a las cruces que cargamos y de saber quiénes nos imponen las mismas, continúa diciendo el religioso.
Semana Santa es una oportunidad para que la Iglesia junto al Papa Francisco ofrezca signos testimoniales de ser iglesia pobre y para los pobres, como lo ha insistido el obispo de Roma. “Los campamentos de Atlántida en defensa de la vida están dando testimonio de la iglesia que necesitamos”, apuntó el Padre Fredy, asegurando que estos campamentos son animados por delegados y delegadas de la palabra de Dios.
“Dios está en esos campamentos”, dijo el Padre refiriéndose a un pueblo que lucha desde la fe, una iglesia que ha salido de los templos y que se juega la vida en defensa de los bienes naturales. Una Honduras crucificada que debe resucitar porque es merecedora de un futuro mejor.
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