sábado, 21 de abril de 2018

Sur hondureño: Entre destrozos y lucha ciudadana



Quien conoce la zona sur de Honduras, los departamentos de Valle y Choluteca, sabe que su máxima característica es la sequía, altas temperaturas y el severo problema de abastecimiento de agua. Comunidades sin el vital líquido por uno, dos días hasta semanas. 

La riqueza y diversidad de industrias en la zona no tienen ningún vínculo con desarrollo en dichas comunidades. Varios municipios de esos departamentos aparecen entre los primeros lugares de pobreza y miseria en el país. 

La riqueza del pacífico hondureño ahora es su principal verdugo, está dividiendo su territorio, dice Allan Torres, nuevo coordinador general de la Asociación para el Desarrollo de la Península de Zacate Grande, ADEPSA, una hermosa isla ubicada en el municipio de Amapala, Valle. 

Allan es un joven que no sobrepasa los 22 años. A su corta edad le tocó asumir la coordinación de esta organización que por décadas se enfrentó al terrateniente, político y empresario Miguel Facusse, y que ahora libran una lucha de “David contra Goliat”, al existir una política para impulsar las Zonas Especiales de Desarrollo, ZEDES, conocidas como ciudades modelo, el proyecto que sustenta el modelo económico que impulsa el gobierno de Juan Orlando Hernández. 

Las ciudades modelo, no son la única amenaza que visibilizan los pobladores y pobladoras de la zona Sur. Esta región también está marcada por la presencia de la minería, plantas fotovoltaicas y la agroindustria expresada en la siembra de melón, camarón, ocra y caña de azúcar. 

¡Llegó la hora del Sur! 

Tres años atrás,  y como parte de la política de concesionamiento, el mandatario Juan Orlando llegó al departamento de Choluteca asegurando que “llegó la hora del Sur”, una referencia al impulso que su administración daría a varios proyectos para desarrollar la región, todo conducido desde las ZEDES. 

“Para ellos será desarrollo, para nosotros el despojo de tierras que nos han pertenecido ancestralmente. Con esa hora del sur lo que viene es más muerte y procesos criminales para quienes defendemos nuestros bienes. Podrán construir carreteras de 4 carriles, seguir concesionando para mineras o parques solares, pero eso no desarrollará nuestra región por el contrario, será un atentado para nuestra vida”, dice Allan. 

Para Blanca Triguero, una joven defensora del departamento de Choluteca, la hora del sur es el sinónimo de vender a pedazos la zona sur. “Nunca nos consultaron si queríamos esa empresa en nuestras comunidades, el mismo presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva, originario de esta zona, prometió iniciar un diálogo para escuchar a las comunidades que nos oponemos al proyecto, eso nunca llegó y la empresa está destruyendo nuestra comunidad”. 

Blanca se refiere al Parque Fotovoltaico “Los Prados”,  que opera desde hace dos años en el municipio de Namasigüe, a 30 minutos de la ciudad de Choluteca. 6 comunidades se oponen porque el proyecto está destruyendo la plantación de Jícaro, planta vital para sostener la débil economía del municipio. 

Luego de dos años de lucha las comunidades han sufrido la criminalización de más de 30 habitantes, además de desalojar un campamento que las comunidades instalaron para evitar que la empresa continuará con su proyecto. 

En los últimos años, Namasigüe reviste su importancia territorial gracias a otro recurso, prácticamente inacabable, el sol, existen al menos nueve proyectos de generación de energía solar fotovoltaica con estudio de factibilidad aprobado hasta la fecha, de acuerdo con Mi Ambiente y varios de ellos con contrato firmado, de acuerdo con la estatal Empresa Energía Honduras (EEHH).

Minería: otro conflicto 

El otorgamiento de concesiones mineras es otro foco de conflicto. El departamento de Valle está concesionado en un 70 por ciento, según sus mismos pobladores, allí el oro está pegado en los cerros que dan vida a esas comunidades. 

El Tránsito en el municipio de Nacaome, Valle, es una comunidad que por más de una década libra una lucha en rechazo a la presencia minera. 10 años después reinicia la lucha, el gobierno otorgó nuevamente un permiso para la explotación del metal, a pesar de la oposición de la comunidad, quien enfrenta desabastecimiento de agua, además de las amenazas contra los defensores y defensoras que rechazan la explotación. 

José Trujillo, un reconocido defensor de la comunidad, en declaraciones a Radio Progreso aseguró que El Tránsito se convirtió en un territorio de contaminación y un desierto. “Nos han obligado a comprar agua, porque la poca que tenemos está contaminada por la minera, con suerte podemos lavar la ropa o bañarnos pero para consumo debemos comprar botellones”, dice José. 

Según el defensor por muchos años han sido claros con el gobierno, a través del Instituto Nacional de Geología y Minería – INGEOMIN, rechazando cualquier concesión minera, que un par de empleo o regalías no compensa la división, miseria y criminalización que dejan estas empresas. “Pese a nuestro rechazo, como cualquier dictadura, este gobierno se impone, permite que lleguen a destruir nuestro cerro y nuestra fuente de agua”. 

“Los sureños vamos a defender nuestra tierra a como dé lugar. Ninguna de las comunidades tiene desarrollo, ahora no puede venir a decir que sus proyectos son la respuesta a la miseria en la que hemos vivido estas décadas. Estamos claros que aquí nacimos, vivimos y aquí moriremos”, dijo José. 

Allan Torres cree que es necesario dejar claro que cualquier proyecto de desarrollo debe partir de las necesidades de las comunidades. “Frente al despojo que provocarán las Zedes en la isla de Amapala, Valle proponemos que apoyen con la creación de microempresas de artesanías, que promuevan el turismo comunitario, así nuestras comunidades será fortalecidas en sus territorios y no despojadas como hasta ahora son los planes del actual gobierno”. 

Muchas luchas, una organización

Las luchas en defensa de los territorios por las amenazas de las mineras, plantas solares, fotovoltaicas, precariedad de pescadores, agroindustria y las Zedes se han aglutinado en el Movimiento Ambientalista Social del Sur por la Vida Mass-vida, un espacio territorial que busca el respeto de los bienes comunes de la naturales y el respeto de la dignidad de las comunidades. 

Este mes de abril sostuvieron una asamblea general donde ratificaron sus compromisos de acompañamiento e incidencia en cada uno de los conflictos existen en la zona sur de Honduras. 

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