sábado, 31 de marzo de 2018
La familia Chacón
La familia Chacón nació el 5 de noviembre de 1924 en San Julián, Sonsonate, día en el que contrajeron matrimonio Carmen Herrera y Alfonso Chacón. En los primeros años todo marchaba sobre ruedas, incluso pudieron mandar a la mayor de las hijas a estudiar en un internado en Sonsonate. No eran una familia adinerada, pero tenían más que el promedio: una casa rural amplia con techo de tejas, un río cerca que les facilitaba el agua, un terrenito, gallinas, gallos, tuncos, vacas. Más que lo necesario para vivir. Fueron años buenos. Con el paso del tiempo llegaron los hijos, muchos, y también comenzaron los apuros. En la década de los cuarenta, los Chacón se vieron poco a poco en la obligación de vender primero una vaca, luego otra, una parcelita acá, otra allá… Agobiados y con expectativas poco alagüeñas, a mediados de siglo vendieron lo poco que les quedaba y se trasladaron desde San Julián a Santa Tecla, con la idea de apostarle como negocio a algo que todos conocían bien: las habilidades culinarias de Carmen.
Don Alfonso Chacón –don Foncho, como lo llamaba Monseñor Romero—falleció en 1986, y Carmen de Chacón, en 1995. Pero el fruto de su esfuerzo pervive en un negocio llamado “Las delicias de las Chacón”, donde aún se come igual de bien que cuando abrió sus puertas hace más de medio siglo. Sobreviven ocho de los trece hijos que tuvieron, pero las más vinculadas al negocio y a la vieja casona familiar son dos hermanas, las que mayor contacto directo tuvieron con Monseñor Romero. Por un lado, Elvira Chacón –Niña Elvira a partir de ahora--, nacida en 1927 y con quien el arzobispo entabló una sincera relación de amistad. Por el otro, Eleonor Chacón –Niña Noy--, nacida en 1938, la que más secretos de cocina se dejó enseñar y la responsable directa de que en la vida familiar irrumpiera el padre Romero. Niña Noy y Raúl Romero –el apellido es pura coincidencia—se casaron el 9 de noviembre de 1963, un sábado lluvioso. El padre Romero viajó expresamente desde San Miguel a Sta. Tecla para celebrar la boda porque Raúl había sido también su acólito y le guardaba aprecio.
“Mi mamá desde ese momento sintió un gran cariño por él –dice niña Noy--. A partir de entonces, los encuentros entre Monseñor Romero y la familia Chacón se hicieron cada vez más asiduos. Con los años, el padre Romero que conocieron se hizo monseñor –primero así, en minúscula--, el monseñor se convirtió en obispo, el obispo se transformó en arzobispo, y el arzobispo, en Monseñor Romero. Pero para esta familia no hubo cambios radicales en este proceso. La manera de ser de la persona que comenzó a visitarles en 1963 poco difería de la que asesinaron en 1980. En esta casa se conoció al Monseñor Romero menos publicitado: el ser humano que reía y contaba chistes, que veía novelas frente al televisor, que platicaba temas intrascendentes y que disfrutaba las cenas en familia. Platos sencillos, pero preparados con amor.
“Todo lo que preparábamos aquí le encantaba, pero la preferencia de él eran los frijolitos volteados”, confiesa Niña Noy. Aquel lunes 24 de marzo sintió la necesidad impostergable de confesarse. No lo hizo en la mañana, a pesar de que la pasó en la playa en compañía de un grupo de sacerdotes. Del mar regresaron en torno a las tres de la tarde, y aunque sabía que a las seis debía oficiar una misa en la capilla del Hospitalito y que la tarde la tenía saturada de compromisos –incluida una visita al otorrino--, prefirió apretarlo todo y sacar el tiempo para visitar a su confesor habitual, el jesuita Segundo Azkue. Monseñor Romero hizo venir a su amigo Salvador Barraza para que lo llevara desde San Salvador a la residencia de los jesuitas que está junto a la iglesia El Carmen, en pleno centro de Santa Tecla.
Raúl Romero, el acólito que terminó casado con Niña Noy, también estaba aquella tarde en El Carmen, acompañado por su hijo mayor. Por las prisas, apenas pudieron intercambiar un saludo antes de despedirse. Pasaban ya las cinco de la tarde. Raúl y su hijo regresaron a casa y comentaron el casual encuentro.
“Hemos estado con Monseñor –dijo Raúl a su esposa y a su suegra apenas cruzó la puerta--. “Ah, pues cuando está en Sta. Tecla siempre viene a cenar”, dedujo Carmen. Monseñor Romero nunca avisaba de sus visitas, pero Carmen había aprendido que solía hacerlas coincidir con viajes a Sta. Tecla. Sin dudarlo, ordenó preparar la mesa y se puso a cocinar frijoles volteados, a la espera de que en cualquier momento alguien se asomara a la puerta e hiciera la misma pregunta retórica: “¿se puede o no se puede?”.
Oscurecía cuando el teléfono sonó. Niña Elvira respondió. Era Silvia, una cuñada. Le contó lo que acababa de escuchar en la radio. Niña Elvira no terminó de creérselo. Colgó. Al instante apareció en la puerta de la casa René, otro cuñado. Le repitió la misma noticia. Niña Elvira comenzó a llorar. A su llanto se le sumaron poco a poco el de otros familiares, como si fuera un coro. Sobre la vieja mesa de madera, en el lado en el que a él le gustaba sentarse, quedaron unos cubiertos y un plato vacío que esperaba una ración de frijoles volteados.
Defensores y defensoras de DDHH comparten sus experiencias en el Hogar contra El Olvido
Por Riccy Ponce
Santa Ana, Francisco Morazán
Defensores y defensoras de derechos humanos de las redes que a nivel nacional ha conformado el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), realizaron un intercambio de experiencias junto a este Comité y la Fundación Hasta Encontrarlos de Colombia.
El objetivo del encuentro estuvo dirigido a proteger la vida y la integridad de los defensores y defensoras de derechos humanos en Honduras.
El intercambio se realizó en el Hogar contra el Olvido ubicado en Santa Ana, Francisco Morazán, sitio que ha construido el Cofadeh y que también forma parte de la “Ruta de la Memoria Histórica”.
El encuentro estuvo a cargo de Pablo Cala de la fundación Hasta Encontrarlos, misma que nombró miembro honoraria a la coordinadora del COFADEH, Berta Oliva, y en representación del comité estuvo presente Claudia Amaya del área de proyectos.
En el encuentro hubo representantes del Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras ( COPEMH); del Sindicato de Trabajadores del Patronato Nacional de la Infancia (SITRAPANI); de la Red de ddhh de Oriente; de la Central Nacional de Trabajadores del Campo (CNTC) y de la Coordinadora de Organizaciones Populares del Aguan (COPA).
Asimismo de la Asociación para la Península de Zacate Grande (ADEPZA); Defensores y Defensoras Ocotepecana de Derechos Humanos (DEOCODERH); Red de Defensores de Derechos Humanos de Gracias, Lempira; Movimiento Ambientalista Santabarbarense (MAS); Red de Defensores de Derechos Humanos del Sur (REDEHSUR); Movimiento Independiente Indígena Lenca de La Paz Honduras (MILPAH) y del Comité Ambientalista del Valle de Siria (CAVS).
Claudia Mejía del COPEMH expresó que “es muy interesante porque hay conceptos y cuestiones que nosotros manejamos intuitivamente, pero tenemos que manejarlo definitiva y objetivamente para que así hablemos un mismo idioma, que entendamos entre todos, hacia dónde vamos, a quien tenemos que dirigirnos para podernos defender”.
Agregó que “el encuentro se trata de si estamos vulnerables o no, ante la inseguridad que se está manejando por ejemplo en este caso a los profesores, por ser una parte también de defensores de derechos humanos y por la situación política que estamos viviendo”.
Por su parte Olga Velázquez del CAVS, expresó que el encuentro les sirve para fortalecer sus conocimientos en su trabajo por la defensa del medio ambiente y los derechos humanos.
“Este encuentro es excelente, ya que aquí estamos con personas no solo de Honduras sino que de otros países que tienen situaciones iguales o similares a las nuestras”.
Velásquez sostuvo que a través de estos intercambios se aprende a fortalecer las debilidades como organización y a defenderse ante la vulnerabilidad y los riesgos que se tiene por ser defensores de derechos humanos.
Por su parte Marlon Alexander Hernández de la REDEHSUR añadió que es muy interesante estas reuniones, porque se está haciendo una reseña histórica de todo lo que ha sucedido desde antes del 2009 hasta la fecha, sobre las violaciones de derechos humanos que se han dado, las persecución que se le ha dado a personas que pertenecen a otros partidos políticos que están en contra del actual gobierno.
Asimismo expresó que se aprenden muchas cosas, sobre todo de las experiencias de las redes a nivel nacional.
“Lo que exponen los del Bajo Aguan o las diferentes organizaciones que están aquí, es diferente a lo que estamos pasando en la zona sur, entonces aquí se aprende de lo que se habla de toda la problemática del país”.
También agradecieron al COFADEH por ser la única organización que se está preocupando en estos momentos por lo defensores de derechos humanos, principalmente los que están siendo criminalizados a nivel nacional y algunos que han sido asesinados por las autoridades hondureñas.
Gerardo Aguilar de ADEPZA, dijo a defensoresenlinea.com que “he aprendido que las definiciones que todavía no me habían quedado tan claras, como por ejemplo que es una amenaza, persecución y cuando es una criminalización, todas esas definiciones las he aprendido en el taller”.
Y me alegra compartir las experiencias con todas las redes de DDHH que han sido formadas por el COFADEH y hacer un solo análisis de contexto de país.
Las redes fueron formadas y actualmente son acompañadas por el COFADEH.
Con este tipo de encuentro se busca la participación política de jóvenes desde una visión regional, además la aplicación de nuevas ideas progresistas y el desarrollo de capacidades de participación en los ámbitos nacional y regional.
Pese a las amenazas de muerte y persecución penal, las Comunidades del Atlántico resisten a los proyectos extractivos
Comunidades hondureñas arrecian la lucha contra la instalación de represas hidroeléctricas. En Pajuiles, Tela, y en Hilamito, Arizona, en el departamento de Atlántida, llevan un año de haber instalado los “campamentos dignos por el agua, la vida y la justicia", con el propósito de defender dos de sus principales ríos.
El 22 de marzo del 2017 se instaló el campamento en Pajuiles y el 15 de mayo del mismo año se instaló el campamento de Hilamito, denunciando la política represiva contra los procesos de organización, movilización y protesta ciudadana. En varias ocasiones la lucha y la resistencia de la población ha sido criminalizada y reprimida por las fuerzas de seguridad del Estado hondureño.
En ambos sectores se ha denunciado la falta de consulta previa y los graves daños ocasionados, tanto al río Mezapa como a la cordillera Nombre de Dios, por los proyectos ejecutados por las empresas Hidroeléctrica Centrales El Progreso S.A. de C.V. (Hidrocep) e Inversiones de Generación Eléctrica S.A. de C.V. (Ingelsa), propiedad de los empresarios hondureños Jason Hawit y Emín Abufele.
Estos proyectos son ejecutados sin contar con el consentimiento de las comunidades que ancestralmente han convivido y protegido los bosques y las fuentes de agua.
Estudios indican que los últimos dos gobiernos nacionalistas han otorgado a nivel nacional 117 concesiones de ríos para la instalación de represas.
En esta zona del Atlántico hondureño, las comunidades organizadas a través de la Iglesia Católica y el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ) han decidido instalar los campamentos para impedir el paso de maquinarias pesadas hacia la parte alta de la montaña donde se construyen los proyectos.
Desde sus inicios la respuesta no se hizo esperar. Y comenzó la escalada de violencia. En diferentes ocasiones los "campamentos" fueron atacados, tanto por las fuerzas policiales como por miembros de otras comunidades vinculados a las empresas, lo que produjo el proceso de enjuiciamiento para varios líderes comunitarios.
Amenazas a muerte y criminalización
“Nosotras estamos viviendo en territorios que no sólo generan vida, sino que también están siendo codiciados por empresarios de la generación de energía. Ellos están luchando por instalar sus proyectos, pero nosotras también estamos luchando en la defensa de nuestros ríos”, indicó Doña Elena Gaitán, integrante del núcleo comunitario del MADJ en Arizona y presidenta de la Asociación de Patronatos dicho municipio.
Desde las montañas de la cordillera Nombre de Dios, se desprende la lucha contra las empresas, que los gobiernos con sus planes de desarrollo respaldados por policías y militares, los invasores, los grupos paramilitares y criminales pretenden instalar a la fuerza, según las denuncias realizadas por las comunidades.
La hidroeléctrica INGELSA junto al Ministerio Público han ordenado perseguir penalmente a Doña Elena Gaitán, al alcalde de Arizona Arnaldo Chacón y otros tres integrantes del núcleo comunitario del MADJ en Arizona. Gaitán, defensora del río Hilamito ha sido víctima, además, de diversas amenazas directas en su contra.
Según la dirigente, desconocidos han llegado hasta su negocio en Arizona para decirle que "lo mismo que le pasó a Berta le va a pasar a ella". Luego se inició el proceso de criminalización y en la actualidad junto a sus cuatro compañeros de lucha goza de medidas sustitutivas de prisión impuesta por un juez de la ciudad de Tela, Atlántida.
A pesar de todo eso, Doña Elena ha sido pieza fundamental para activar la defensa del río y para generar conciencia de defender los bienes naturales en contra del voraz modelo extractivo y la política del Estado de Honduras de concesionamiento y entrega del territorio.
Por su parte el alcalde de Arizona, Carlos Arnaldo Chacón, denunció que su asesinato estaba pactado para ser ejecutado el 28 de febrero del presente año, sin embargo, la persona que había sido contratada para su vigilancia lo alertó y así pudo salvar su vida.
El edil denuncia que continúa amenazado a muerte, además está siendo víctima de persecución penal y de una campaña mediática en su contra. Asegura que todo esto está relacionado a la lucha que está librando la población en contra de la construcción de una represa hidroeléctrica sobre el río Hilamito.
Arnaldo Chacón, dijo en entrevista con Radio Progreso que lo que está buscando la institucionalidad es que la hidroeléctrica INGELSA, que tiene como principal accionista a Emín Abufele, instale la represa sobre el río Hilamito, sin que exista resistencia de las comunidades que llevan 10 meses de lucha permanente.
Desplazamientos
La instalación de proyectos mineros e hidroeléctricos está generando persecución, agresiones, amenazas, homicidios y desplazamientos en varios municipios de Honduras. La mayoría de las víctimas son las familias que luchan en defensa de la tierra y los ríos, tal y como sucede en el sector de la Florida, zona alta del municipio de Tela, Atlántida.
La sub coordinadora MADJ, en el departamento de Atlántida, desde la semana anterior se vio obligada a salir de su comunidad y “en los próximos días otros dirigentes podrían correr la misma suerte debido a la persecución en su contra”, aseguró.
Según testimonios existe una persecución para la dirigencia que se opone a un proyecto minero que se pretende instalar en el sector. Los militares del Cuarto Batallón de Infantería, asentados en la comunidad de La Florida Vieja, jurisdicción de Tela Atlántida, son los encargados de desarrollar el trabajo.
“Casa a casa, calle por calle, los tres efectivos preguntan con nombres y apellidos de nuestros compañeros y compañeras, denunciamos y responsabilizamos directamente al ejército instalado en la zona ante cualquier incidente de seguridad contra nuestros compañeros.
Solo en el departamento de Atlántida, existen 24 concesiones para la instalación de represas hidroeléctricas y 100 para explotación minera, según una investigación a cargo del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación Eric-sj junto a la universidad Saint Louis Misuri de Estados Unidos. Siendo Arizona y Tela los municipios más afectados con la implementación del modelo extractivista.
Los campamentos de Hilamito y Pajuiles, están siendo sostenidos por cerca de 100 comunidades. Fácilmente se puede observar a la gente bajando de la montaña con cargas de maíz, frijoles, arroz o plátanos para alimentar a las personas que hacen guardia en los campamentos que luchan contra las hidroeléctricas.
¿Cómo de efectivos son los tratados internacionales sobre derechos humanos?
Por Joan Roelofs *
Estados Unidos es el único de los países desarrollados que insiste en que si bien los derechos humanos son fundamentales, en éstos no se incluyen derechos que eviten morir de hambre, que eviten morir por falta de acceso a servicios de salud asequibles, o que eviten crecer en un contexto de total privación.
Philip Alston
El pasado diciembre, el profesor de derecho Philip Alston, relator especial de las Naciones Unidas sobre extrema pobreza y derechos humanos, visitó los Estados Unidos a través de una invitación del Gobierno Federal para analizar si la persistencia de la pobreza extrema de Estados Unidos socava el disfrute de los derechos humanos por parte de sus ciudadanos. Varios artículos de CounterPunch han proporcionado excelentes resúmenes de los contenidos de este devastador informe: Poverty American Style, The Professor and the Poverty Tour, y War and Poverty: A Compromise With Hell. Pero es que el informe en sí mismo debe ser leído por todas las personas.
¿Cómo ocurrió esta visita y cómo de efectivo es el proceso de supervisión de los derechos humanos de la ONU?
La ley internacional integral de derechos humanos comenzó con la creación de la ONU. "Antes del final de la Segunda Guerra Mundial, el modo en que trataba un estado a sus propios habitantes no era asunto de nadie" (Louis Henkin). La protección y el avance de los derechos humanos fue uno de los objetivos de la ONU, ya que muchos se horrorizaron ante las atrocidades que llevaron a la Segunda Guerra Mundial y que continuaron durante la misma. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por todos los miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948 no es vinculante. Sin embargo, sí fue un preludio de los tratados jurídicamente vinculantes (a menudo llamados convenciones o convenios). La Constitución de los Estados Unidos establece que los tratados se convierten en "la ley de la nación".
La DUDH se inspiró tanto en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos como en el "Discurso de las cuatro libertades" del presidente Franklin Roosevelt (el discurso del Estado de la Unión de 1941). Roosevelt propuso cuatro libertades fundamentales de las que las personas "en todo el mundo" deberían disfrutar: "libertad de expresión y expresión, libertad de culto, libertad para vivir sin miseria, y libertad ante el miedo".
Declaración Universal de los Derechos Humanos: Preámbulo
Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana;
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias;
Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión;
El comité de preparación de la ONU dividió el contenido de la DUDH en dos tratados, en parte porque Estados Unidos no estuvo de acuerdo con las disposiciones sociales. Éstas incluían ideas tan antiestadounidenses como el derecho al trabajo, a una remuneración adecuada, a afiliarse a sindicatos, al descanso y al ocio, a recibir atención médica o a un igual salario por el mismo trabajo realizado.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos fue ratificado por los Estados Unidos. Este pacto proporciona garantías similares a la Carta de Derechos de la Constitución de los Estados Unidos: libertad de expresión, prensa, etc. y garantías de justicia en procesos penales. Pero va más allá, haciendo valer derechos de afiliación y de formación de sindicatos, de igualdad entre hombres y mujeres, de erradicación de la discriminación, de "votar y ser elegido en elecciones periódicas auténticas que serán realizadas por sufragio universal y en secreto, garantizando la libre expresión de la voluntad de los electores" y de que "no se imponga la pena de muerte por delitos cometidos a menores de 18 años y a mujeres embarazadas".
Al igual que con todos los tratados, las naciones pueden unirse con salvedades. Así, Estados Unidos se opuso al Artículo 20: "1. Toda propaganda para la guerra estará prohibida por la ley. 2. Toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia estará prohibida por la ley”. Estados Unidos afirmó que no impondría restricciones a la libertad de expresión, a diferencia de muchos países, como por ejemplo Dinamarca, Francia, Alemania, Canadá, México o Sudáfrica, que prohíben el discurso de odio (un ataque a una persona o a un grupo por motivos de género, origen étnico, religión, raza, discapacidad u orientación sexual). EE.UU. tampoco estaba de acuerdo con el protocolo (adición) que requería la abolición de la pena de muerte, y sostuvo que el tratado no era "autoejecutable". Esto significa que solo podría aplicarse en los EE.UU. si existiera una ley de los Estados Unidos que respaldara sus disposiciones.
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales no fue ratificado por los Estados Unidos, pese a que 164 países lo ratificaron. Los derechos a un nivel de vida adecuado, al trabajo, a la seguridad social, al permiso de maternidad remunerada y a la asistencia sanitaria no forman parte de la ideología dominante de los EE.UU. Además, el primer artículo es un desafío a nuestro querido "destino manifiesto":
1) Todos los pueblos tienen el derecho a la autodeterminación. En virtud de ese derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.
2) Todos los pueblos pueden, para sus propios fines, disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales sin perjuicio de las obligaciones derivadas de la cooperación económica internacional (basadas en el principio de beneficio mutuo) y del derecho internacional. En ningún caso se puede privar a un pueblo de sus propios medios de subsistencia.
3) Los Estados partes en el presente Pacto, incluidos los que tienen la responsabilidad de la administración de territorios no autónomos y en fideicomiso, promoverán la realización del derecho de libre determinación y respetarán ese derecho, de conformidad con las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas.
Otras convenciones de derechos humanos incluyen la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial. Los EE.UU. son parte de la misma y la han firmado con salvedades, sin vetos ni en la incitación al odio ni en la discriminación positiva.
La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. A diferencia de otros 189 países, Estados Unidos no ha ratificado ésta.
La Convención de los Derechos del Niño. EE.UU. es el único país que no la firmó. La ratificación de un Tratado en los Estados Unidos requiere el consentimiento del Presidente y 2/3 del Senado. La última parte es la más difícil. A menudo, los tratados ni siquiera son enviados al Senado anticipándose así al rechazo de la cámara. Una actitud típica entre nuestros líderes es que ningún extranjero debería decirnos qué hacer. Otra razón ofrecida por nuestros senadores es que estas disposiciones son materia del Gobierno Estatal de los EE.UU. Otros dicen que los niños no deberían tener derechos sino que deben obedecer a sus padres. La falta de fuertes demandas entre la ciudadanía para la ratificación de las convenciones de derechos humanos también informa a nuestros senadores de que obtendrán poco rédito de tal acción y en cambio podrían perder el apoyo de los constituyentes conservadores.
Dicha convención incluye numerosos derechos para los niños. Como son el derecho de los niños a la atención médica, a un nivel de vida decente, a libertad de expresión, de religión y a la "libertad para buscar, recibir y difundir información e ideas de todo tipo, independientemente de las fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa, en forma de arte o mediante cualquier otro medio que el niño elija”. Se requiere además que las naciones promuevan la lactancia materna.
Es verdad que Estados Unidos no se ha unido a la convención principal, pero sí ha ratificado 2 protocolos. Uno afirma que los niños deben ser excluidos del conflicto armado. En éste, EE.UU. hizo una salvedad, la cual permite que los menores de 18 años se ofrezcan como voluntarios para el ejército. El otro protocolo que fue aceptado por EE.UU. protege a los niños de la prostitución y de las peores formas de trabajo infantil.
La Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados no ha sido ratificada por los Estados Unidos que, no obstante, firmó un protocolo de 1967. El tratado más reciente de derechos humanos de la ONU es la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, a la que aún no se ha unido Estados Unidos.
¿Cómo se hacen cumplir estos tratados? Tras la ratificación, las naciones acuerdan los métodos de aplicación que son insertados en el documento. En gran parte, las disposiciones se incorporan a las leyes y a las constituciones de los países que son parte en las convenciones, y sus tribunales nacionales las tienen en cuenta a la hora de tomar sus decisiones. A menudo los gobiernos locales usan los tratados como guías políticas. Existen organizaciones en cada país (agencias gubernamentales y organizaciones no gubernamentales) que tienen interés en vigilar el cumplimiento de los derechos humanos y que usan las convenciones para promover dichos derechos.
Los tratados de derechos humanos también se hacen cumplir mediante un requisito: que las naciones presenten un informe cada pocos años al comité pertinente de la ONU. Un motivo importante para el cumplimiento de dichos tratados es el deseo de ser concebidos como sociedades más humanas. Además, también pueden ser requeridos inspectores e investigadores; de ahí que la visita de Alston fuera parte de los términos convenidos en el tratado.
Si bien los tratados especializados tienen sus propios comités de revisión, el más general y el que examina a todos los países, es el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Las revisiones se basan en un informe nacional, en información de personas expertas en derechos humanos de las Naciones Unidas (incluidos los relatores especiales), en organizaciones no gubernamentales y en agencias gubernamentales de derechos humanos. Éstos están dirigidos por el grupo de trabajo del Examen Periódico Universal (EPU), el cual está formado por los 47 miembros del Consejo. Sin embargo, cualquier nación miembro de la ONU puede participar en el debate. Es interesante leer, por ejemplo, lo que dice la delegación albanesa sobre Islandia o los comentarios de Maldivas sobre Ecuador. Finalmente, la revisión concluye con algunas recomendaciones de mejora, que serán estudiadas en la próxima revisión. Generalmente, en cuatro o cinco años.
Pese a que Estados Unidos no sea parte en la Convención de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, sí ha ratificado la de Derechos Civiles y Políticos. Así, Alston estaba informando oficialmente sobre cómo la pobreza había afectado a esos derechos que Estados Unidos sí había jurado lealtad: libertad y justicia para todas las personas.
Además de los tratados relativos a las políticas nacionales, existen tratados regionales de derechos humanos. Éstos permiten a las personas afectadas llevar casos a instituciones judiciales internacionales si sus tribunales nacionales no resuelven las violaciones de los derechos humanos. Dos de los principales tribunales internacionales son el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
¿De qué sirven los tratados e informes de derechos humanos de la ONU? Tal y como informa la jurista Gráinne de Búrca, existen casos en los que ha habido mejoras significativas en el logro de los derechos, especialmente donde las organizaciones no gubernamentales y agencias gubernamentales han participado. Además, la mera existencia de los tratados cumple una función educativa y éstos son importantes en los planes de estudios para los niños y las niñas de muchos países.
Varios estudiosos, como Stephen Hopgood en su libro The Endtimes of Human Rights, consideran inútil o peor aún todo el proceso. Aquellas personas que somos conscientes de lo que está sucediendo tanto en los países en vías de desarrollo como en los países desarrollados, incluso en el "más grande" de todos (incluidos sus puestos avanzados en Cuba y los centros de detención clandestina de la CIA), no podemos ser muy optimistas. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, presentó un informe sombrío el 11 de septiembre de 2017. Un informe que, además, solo analizaba 40 países.
Pero, ¿por qué el rendimiento de este noble proyecto ha sido tan escaso? He aquí una posibilidad. Parte del ímpetu para la realización de los tratados de derechos humanos fue la Guerra Fría (la cual podría decirse que comenzó en 1848). Los reformistas liberales de muchos países reconocieron la validez de la crítica socialista del capitalismo, pero sostuvieron que no era necesario un cambio revolucionario; no hacía falta “recurrir a la rebelión contra la tiranía y la opresión” aunque tal rebelión está justificada en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Las reformas podrían curar los males. Los remedios garantizaban los derechos a un nivel de vida decente, al trabajo, a la atención de la salud, al descanso y al ocio, etc. De ahí la defensa de Roosevelt de "libertad para vivir sin miseria”. Por otro lado, se argumentó que los países socialistas privaban al espíritu humano de aspectos esenciales de la propia humanidad como son la libertad de expresión y la libertad de culto.
Uno de los resultados de la "diplomacia blanda" de la Guerra Fría fue el Acuerdo de Helsinki de 1975. La URSS solicitó un acuerdo europeo de seguridad y las naciones de Europa Occidental llegaron a un acuerdo, con la condición de que Canadá y Estados Unidos fueran parte de él y de que se incorporaran estándares económicos y de derechos humanos. El énfasis de este acuerdo en las libertades civiles dio lugar a la creación de Helsinki Watch, una ONG internacional creada por distintas fundaciones para vigilar los acuerdos. Esta organización se convirtió en Human Rights Watch, con el apoyo crucial de las fundaciones Rockefeller, Ford y Soros. Otras organizaciones de derechos humanos, como “Campaign for Peace and Democracy/East and West”, operaron en toda Europa del Este.
La intervención occidental en la URSS y las sociedades de Europa del Este en apoyo a los disidentes ganaron legitimidad a diferencia de algunos de los intentos anteriores, como la Asamblea de Naciones Cautivas Europeas que contaba con una destacada presencia nazi. Otro de los esfuerzos de esta "diplomacia blanda" fue la guerra fría cultural. Mientras se elogiaban las libertades liberales, las fundaciones privadas que trabajaban con el gobierno de Estados Unidos promovieron la religión, el nacionalismo y la "política de identidad" para contrarrestar a los comunistas impíos y su internacionalismo (trabajadores del mundo unidos).
Actualmente, organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch desempeñan un papel importante en la supervisión internacional de los derechos humanos. Éstas y otras dependen de los fondos de las mismas fundaciones que figuraban entre los importantes combatientes de la guerra fría. Como resultado, y tal y como lo indica un estudio reciente de Cliquennois y Cahmpetier, hay mucha menos publicidad y denuncias con respecto a los fallos de los "vencedores".
La Guerra Fría en sí misma no es amiga de los derechos humanos. La vigilancia y las purgas, las elecciones manipuladas y los gobiernos títeres (en ambos lados) no mejoran la democracia. Las invasiones y les guerras de la Contra, las revoluciones y las contrarrevoluciones, lo empeoran. Además, si se hubieran consumido los recursos de otro modo, podrían haber proporcionado un nivel de vida adecuado para todas las personas. Durante mucho tiempo, el mundo ha estado bajo el régimen de la guerra global contra el terrorismo o, dicho de otra manera, bajo una guerra sin fin que incluye la destrucción "humanitaria" de Yugoslavia.
No podemos saber cómo sería el mundo si las intervenciones duras y blandas de las potencias imperialistas capitalistas no hubieran atacado a los socialistas o, incluso, no hubieran atacado a los reformadores moderados. Sin embargo, es difícil pensar que hubiera sido peor. Killing Hope, libro ampliamente documentado y escrito por Bill Blum, nos ha demostrado que el resultado han sido repúblicas bananeras fascistas, mafiosas y corruptas. Nuestra particular "cortina de uranio". Hoy podemos razonar que el ascenso de Stalin y las atrocidades del estalinismo fueron habilitadas a raíz de la invasión aliada de la Unión Soviética y los continuos intentos de destruirla. El derrocamiento de Mossadegh en Irán, Arbenz en Guatemala, Allende en Chile y Sukarno en Indonesia (entre muchos otros) han tenido en sus regiones consecuencias para los "derechos humanos" que se aprecian hoy en día. Por otro lado, el costo de mantener imperios desafiados por los "rebeldes contra la tiranía y la opresión" ha intensificado el "miedo" y la "miseria" en los países de origen.
*Joan Roelofs es catedrática emérita de Ciencia Política en Keene State College, New Hampshire.
Traducción: Julen Bollain
¿De dónde vienen los fondos buitre?
Por Louise Abellard y Renaud Vivien
El término fondo buitre fue popularizado por movimientos sociales y ONG, pero ha sido adoptado por todo tipo de organismos internacionales.
Emile Zola en su despacho, fotografía de 1885 tomada probablemente por Paul Nadar
La actividad financiera basada en la recaudación de deudas rescatadas a bajo precio no es patrimonio exclusivo de la época moderna. Simultáneamente a la aparición del mercado de títulos, ha habido acreedores cuya actividad consistía esencialmente en ejercer presión sobre los deudores con dificultades de pago. Así, ya en 1891, Emilio Zola describía precisamente en El dinero esta actividad de recaudación, personificada en los personajes de Busch y la Méchain. Especializados en el rescate de títulos a bajo precio, estos indagan y rastrean por todo París a los deudores que han quebrado, forzando a continuación el reembolso integral de sus deudas. En todo caso, en la descripción que hace Zola del fenómeno, se trataba en aquella época de una actividad orientada hacia deudores privados, individuos o empresas, y limitada al espacio de un país o una ciudad, en este caso a París.
A partir de la desregulación financiera de los años 1980, esta actividad adquiere una nueva dimensión: se extiende progresivamente a las deudas de los Estados. Los planes de reestructuración de deudas de los años 1980 han transformado esos montajes de endeudamiento complejos en activos fácilmente comercializables. Los acreedores iniciales devalúan sus préstamos que luego venden en el mercado secundario. Las rebajas de 80% sobre el valor nominal de los préstamos despiertan el apetito de los depredadores por los procedimientos judiciales, garantizando su rentabilidad a pesar de su costo y lentitud.
Así en los años 1990, este esquema se ha aplicado a las deudas soberanas de los países pobres. En 1992, el fondo Dart Capital demandaba a Brasil ante un tribunal. A continuación, México , Perú, Ecuador y Argentina, sucesivamente declarados en quiebra, eran denunciados ante los tribunales por algunos de sus prestamistas. En los años 2000, los países afectados fueron en su mayoría africanos: Camerún, República Democrática del Congo (RDC), República del Congo, Guayana, Etiopía, Liberia, Sierra Leona, Zambia, Sudán y Uganda.
Ya que a menudo han sido juzgados por jueces anglosajones, que aplican la common-law y por tanto disponen de una capacidad de creación de derecho, estos contenciosos son fuente de jurisprudencia en materia de reestructuración soberana. Y, aunque son relativamente poco conocidos por el gran público o por los economistas, son objeto de una notable atención en los ámbitos del derecho, particularmente inglés y estadounidense. A partir de mediados de los años 1990, estos diferentes contenciosos que implican a los deudores públicos han sido objeto de consideración especial por las Instituciones Financieras Internacionales (IFI).
En los informes del FMI fueron identificados por primera vez como un fenómeno de pleno derecho. La denominación litigious creditors, o acreedores pleitistas, se atribuía a aquellos acreedores que daban prioridad a la demanda judicial frente a la reestructuración de las deudas. Simultáneamente, muchas organizaciones no gubernamentales asumieron esta temática. En los años 1990, las primeras asociaciones que se interesaron por estos contenciosos eran sudamericanas, y el ámbito de movilizaciones se extendió solamente por los países afectados. Estas asociaciones no retomaban la denominación de acreedores demandantes, propia de las organizaciones internacionales; sino que denominaron a estos acreedores como fondos buitre. Denominación que hoy ha sido ampliamente asumida por los movimientos sociales, los periodistas, las Naciones Unidas, los parlamentos nacionales, los jefes de Estado y las instancias europeas.
Extractos de El dinero, de Émile Zola. Editorial Debate, Barcelona 2001 (1891).
Hacía veinte años que Busch ocupaba allá arriba, en el quinto piso, un reducido apartamento compuesto de dos habitaciones y una cocina. (…) Uno de sus grandes negocios era el tráfico de valores depreciados, que centralizaba, sirviendo de intermediario entre el Bolsín y los «pies húmedos», como asimismo a quienes, en quiebra, tenían huecos que rellenar en sus balances. Así pues, seguía el curso de las cotizaciones, comprando a veces directamente, pero nutriéndose, sobre todo, de los stocks que le llevaban. Además, aparte de la usura y todo un oculto comercio sobre joyas y piedras preciosas, se ocupaba especialmente de la compra de créditos. Aquello era lo que atiborraba su gabinete, hasta reventar las paredes, y lo que le lanzaba a París, a los lugares más dispares, acechando y husmeando con informadores en todos los estamentos. En cuanto se enteraba de una quiebra, corría a rondar en torno del síndico, adquiriendo todo aquello que no podía rendir un provecho inmediato.
Vigilaba las oficinas de los notarios y esperaba la apertura de las sucesiones difíciles, asistiendo a las adjudicaciones de créditos desesperados. Por otra parte, publicaba anuncios atrayendo a los acreedores impacientes, que preferían percibir algún dinero inmediato a correr el riesgo de perseguir a sus deudores. De tan múltiples fuentes, llegaban los papeles a montones, acrecentando de forma incesante su archivo de prendero de la deuda: bonos impagados, contratos inejecutados, reconocimientos invalidados, compromisos incumplidos y documentos semejantes. Luego, allí dentro, empezaba la selección de los mismos, que requería una sensibilidad especial, muy delicada. En aquel mar de deudores desaparecidos o insolventes, era preciso saber elegir, para no malograr esfuerzos. En principio, estimaba que cualquier crédito, por comprometido que pareciese, podía hacerse efectivo, y poseía toda una serie de expedientes, perfectamente clasificados, a los que correspondía un repertorio de nombres, que repasaba de vez en cuando, para refrescar la memoria. Pero entre los insolventes, como es natural, seguía más de cerca a los que consideraba susceptibles de una pronta fortuna. Sus indagaciones desnudaban a las personas y penetraba en los secretos de las familias, tomando nota de los parientes ricos, de los medios de subsistencia y, sobre todo, de los nuevos cargos, que permitían aventurarse en ciertos movimientos. Era así como dejaba que algún personaje madurase, a veces durante años, para arremeter contra él cuando le veía triunfar. En cuanto a los deudores desaparecidos, le apasionaban todavía más, lanzándole a una fiebre de indagaciones, hojeando las muestras comerciales y los anuncios de prensa, atento a las direcciones, en las que husmeaba como un perro cazador que olfatea la pieza. Se mostraba feroz con los insolventes y desaparecidos que caían en sus garras, a los que explotaba sin piedad, sacando de ellos cien francos por lo que sólo le había costado diez sueldos, explicándoles brutalmente sus riesgos de jugador, que le obligaban a ganar con ellos lo que pretendía perder con los que escapaban entre sus dedos, como el humo».
Fondos buitre y otros nombres de aves
Hablando con propiedad no hay una definición jurídica de los fondos buitre pero, como en el caso del concepto de deuda ilegítima, el término de fondos buitre se ha generalizado tanto entre los movimientos sociales y las ONG como entre los responsables políticos, los periodistas, universitarios e incluso las organizaciones internacionales.
Hay otros que, para describir este fenómeno, hablan de “fondos rapaces”, “prestamistas criminales” o de “acreedores pleitistas”. Aunque la denuncia de sus prácticas sea unánime, casi no hay medidas para impedir sus acciones dañinas. Reproducimos algunas recomendaciones y declaraciones realizadas en los medios internacionales condenando los fondos buitre y haciendo una llamada a los Estados para que aprueben leyes al respecto.
Por parte de Naciones Unidas, la Resolución 27/30 del Consejo de Derechos Humanos del 26-9-2014 condena las actuaciones de los fondos rapaces “debido a las incidencias negativas directas que la regulación de los créditos de estos fondos, en condiciones abusivas, tiene sobre la capacidad de los gobiernos de cumplir con sus obligaciones en relación con los derechos humanos, sobre todo en lo que se refiere a los derechos económicos, sociales y culturales y al derecho al desarrollo”.
Una comisión asesora del Consejo de derechos humanos de la ONU ha dedicado incluso todo un informe sobre los fondos buitre y su impacto sobre los derechos humanos. Este informe presentado en la ONU en septiembre de 2016 recomienda a los Estados:
a) “Aprobar leyes cuyo objetivo sea poner freno a las actuaciones depredadoras realizadas por los fondos buitre en su territorio. Las legislaciones nacionales no deberían aplicarse solamente en los PPTE sino hacerse extensivas a un conjunto más amplio de países, y aplicarse a los acreedores comerciales que rehúsan negociar cualquier reestructuración de las deudas. Las reclamaciones manifiestamente desproporcionadas en relación con el importe desembolsado para adquirir deudas soberanas no deberían tenerse en cuenta;
b) Tomar medidas para limitar los procedimientos judiciales iniciados por los fondos buitre en su territorio. Los tribunales nacionales no deberían poner en práctica las decisiones tomadas por jurisdicciones extranjeras, ni iniciar procedimientos de ejecución en favor de fondos buitre cuyo objetivo es la búsqueda de beneficios desproporcionados. Una buena práctica consiste en limitar el importe de la reclamación al precio que el acreedor adquirió los títulos” (página 23. Punto 87). Esto es precisamente lo que ha hecho el Parlamento federal de Bélgica en su ley de 12-7-2015.
En Europa, la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa en su Recomendación nº 18705 que trata de proteger la ayuda financiera contra los fondos buitre, recomienda a los Estados: “Reforzar su arsenal jurídico para limitar la actuación de los fondos buitre, por ejemplo rechazando dar cumplimiento a una sentencia extranjera o no procediendo a ningún tipo de ejecución de sentencias en favor de fondos buitre cuando la deuda proceda de una especulación tramposa.”
La Asamblea parlamentaria de la Organización para la seguridad y cooperación europea (OSCE), en una resolución de 2016, “se declara a favor de tomar iniciativas para luchar contra los fondos buitre y sus consecuencias a veces desastrosas para la economía de un país e invita a los Estados que participan en la OCSE a que adopten, en sus Parlamentos respectivos, una legislación para luchar de manera efectiva contra estos fondos buitre”.
En este mismo sentido, la Asamblea parlamentaria paritaria Unión Europea – África Caribe Pacífico que reúne a diputados del Parlamento Europeo y representantes y cargos electos de los Estados africanos, del Caribe y del Pacífico “insiste” en su resolución del 3-12-2009 “sobre la necesidad de proteger por medio de legislaciones y reglamentaciones adecuadas a los países ACP, principales prestatarios, contra el saqueo de los fondos buitre”.
Traducido del francés por Eubilio Rodríguez Aguado
viernes, 30 de marzo de 2018
Rescates
Por David Brooks
Atletas, inmigrantes jóvenes, hartas mujeres, hartas, periodistas y superhéroes están entre los rescatistas del desastre trumpiano que continúa asaltando a este país, y con ello hay estallidos de ira, resistencia, rebelión enlazadas por solidaridad que ofrecen un poco de esperanza cada día ante la avalancha de crueldad obscena que se ha desatado desde el año anterior.
La semana pasada dos asesores de la Casa Blanca renunciaron después de que fueron acusados por ex esposas y novias de abuso físico y verbal. Trump, como lo ha hecho repetidamente, los defendió después de insistir en que eran alegaciones no comprobadas y que no se deben destruir las carreras y las vidas de las personas a base de acusaciones, olvidando, aparentemente, las innumerables ocasiones en que ha hecho lo mismo. Pero para estrategas políticos, Trump, tal vez sin darse cuenta, se enfrenta con todo al creciente movimiento conocido como #YoTambién (MeToo) que ha derrocado a decenas de hombres poderosos en todos los ámbitos del país, y sigue amenazando al comandante en jefe (por lo menos 19 mujeres públicamente han acusando a Trump de hostigamiento y abuso sexual). Con esto, el presidente está alimentando el movimiento de mujeres que fue el primero en confrontarlo. Una expresión de esto es que un número sin precedente de mujeres –según un cálculo, 26 mil, comparado con 920 durante el ciclo electoral del 2016– ahora están explorando la posibilidad de participar en campañas electorales para puestos locales, estatales y federales.
Varios jugadores de Águilas de Filadelfia, los campeones del Supertazón, no sólo indicaron que no aceptarán la tradicional invitación a la Casa Blanca, sino que están participando dentro y fuera de la cancha en promover la oposición a las políticas de intolerancia y racistas promovidas por este gobierno. Chris Long, jugador blanco quien fue uno de los primeros en abrazar públicamente a sus colegas negros que levantaron el puño o se hincaron durante el himno nacional antes de partidos como parte de las protestas contra la violencia oficial contra minorías, donó su ingreso completo de esta última temporada a caridades y becas para estudiantes en Charlottesville, ciudad donde Trump justificó la marca de neonazi e integrante del Ku Klux Klan.
En otro ámbito, cientos de activistas dreamers –los jóvenes indocumentados que ingresaron al país cuando eran menores de edad– no sólo reprobaron a los legisladores por no lograr un acuerdo para protegerlos de la deportación la semana pasada, sino que advirtieron que intensificarán su confrontación con los políticos que los traicionaron. Karina Ruiz, de la Coalición Dream de Arizona, advirtió: haremos que estos legisladores rindan cuentas y “seguiremos tomando sus oficinas” en protesta. Kica Matos, otra activista, declaró: estamos furiosos y nuestro movimiento se asegurará de que ellos (los legisladores) sientan nuestro dolor. Greisa Martinez, de United We Dream, concluyó: no tenemos la opción de rendirnos.
Por otro lado, dos periodistas que fueron clave en el escándalo que logró tumbar a un presidente en este país, Bob Woodward y Carl Bernstein, escribieron esta semana: estamos aquí de nuevo. Un presidente poderoso y determinado se está enfrentando contra un investigador independiente operando dentro del Departamento de Justicia. Explican que Trump repetidamente habla de despedir al fiscal independiente Robert Mueller y que la investigación es “una cacería de brujas. Nosotros cubrimos esa misma confrontación siniestramente parecida a la de hoy para el Washington Post hace 45 años”, y recuerdan que cuando Richard Nixon ordenó el despido del fiscal independiente, las consecuencias fueron terminales. Concluyen que la historia Trump-Mueller aún está por escribirse.
Pero ese episodio de Watergate, junto con el capítulo anterior capturado en la película The Post, que gira en torno a la publicación de los Papeles del Pentágono, producida justo para aparecer en esta coyuntura de la era Trump, muestran tanto la necesidad de periodistas que se atreven a enfrentar al poder en nombre del público, como filtradores oficiales preocupados por el daño que políticos poderosos, incluyendo presidentes, pueden hacer a las instituciones democráticas(Garganta profunda, la fuente clave para Woodward y Bernstein era el subdirector de la FBI) o que deciden que la única opción moral al enterarse de delitos y hasta de crímenes de lesa humanidad en sus puestos oficiales es dar a conocer la verdad, como el caso de Daniel Ellsberg, quien filtró los Papeles del Pentágono.
Pantera Negra, película que ha generado gran expectación al ser elogiada casi de manera unánime por los críticos, se centra en la historia del superhéroe negro creado por Stan Lee para los Comics Marvel en 1966, y sobre su país Wakanda –un edén africano futurista– que nunca ha sido conquistado. La película, girando sobre este mundo mítico, aborda de manera sofisticada el tema de raza y de género, y con ello, según el New York Times “explora las preocupaciones humanas más amplias sobre el pasado, el presente y los usos y abusos del poder… Su énfasis sobre la imaginación, creación y liberación negra, la película se vuelve un emblema de un pasado que fue negado y un futuro que se siente muy presente”. Con ello, en esta coyuntura donde el racismo, sexismo y la negación del futuro, la película no sólo es un éxito del mundo del espectáculo, sino una respuesta a la era trumpista. La revolución será en vivo, declara el corto (https://www.youtube.com/watch?time_continue= 121&v=xjDjIWPwcPU) la ruta sonora fue curada por Kendrick Lamar, tal vez el artista de hip-hop más innovador y comprometido de estos tiempos (una de sus rolas se convirtió en uno de los himnos del movimiento Black Lives Matter) e incluye una canción suya que canta con SZA (https://www.youtube.com/watch?time_continue=4&v=GfCqMv—ncA).
Estas son sólo algunas de las expresiones de disidencia, ira y hasta rebelión que, todos los días, desde esquinas muy locales a escenarios nacionales, rescatan un poquito a este país. El futuro depende de ellas.
Senadores plantean sus preocupaciones con el Departamento de Estado sobre los acontecimientos recientes en Honduras
El senador estadounidense Robert Menéndez (demócrata por Nueva York), miembro de mayor rango del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, se unió hoy a los senadores Marco Rubio (republicano por Florida) y Patrick Leahy (demócrata por Vermont) al enviar una carta a El subsecretario de Estado, John Sullivan, expresó su preocupación por la reciente renuncia de Juan Jiménez como jefe de la Misión de Apoyo a la Lucha contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH) de la Organización de Estados Americanos (OEA) y sus implicaciones para los esfuerzos de Estados Unidos para apoyar el estado de derecho en el país.
“Su partida llega en un momento muy desafortunado cuando MACCIH, bajo el liderazgo del Sr. Jiménez, comenzó a hacer progresos importantes en Honduras. Esta crisis que ahora afecta a MACCIH es particularmente preocupante dada una disposición reciente aprobada por el Congreso hondureño como parte de la Ley de Presupuesto General del 18 de enero que protege a los funcionarios públicos del enjuiciamiento “, escribieron los senadores. “El éxito de MACCIH es esencial para los esfuerzos por mantener el estado de derecho en Honduras”.
Los Senadores también pidieron al Departamento de Estado que presente un informe completo que detalle el uso de los fondos estadounidenses asignados para apoyar a MACCIH y otros esfuerzos anticorrupción, trabaje con el Secretario General de la OEA para nombrar inmediatamente a un reemplazo respetado y confiable para el Sr. Jiménez, y enviar un mensaje tanto al Secretario Almagro como al Presidente hondureño Juan Orlando Hernández de un apoyo inquebrantable para MACCIH y la importancia de su independencia, neutralidad y transparencia.
Texto Original: https://www.foreign.senate.gov/imo/media/doc/3-22-18%20RM%20Letter%20to%20Deputy%20Sullivan%20Re%20MACCIH.pdf
Infografía de los presos políticos de Honduras
La crisis post electoral de Honduras ha dejado a 21 personas encarceladas, las que son consideradas presos políticos.
Una mujer con residencia en Pimienta, Cortés, recluida en el Centro Penal de Tela, Atlántida.Una mujer con residencia en Pimienta, Cortés, recluida en el Centro Penal de Tela, Atlántida.
Dos presos políticos en la cárcel de máxima seguridad conocida como "La Tolva"Dos presos políticos en la cárcel de máxima seguridad conocida como “La Tolva”
En la cárcel de El Progreso, Yoro, hay recluido ocho Presos PolíticosEn la cárcel de El Progreso, Yoro, hay recluido ocho Presos PolíticosEn El Pozo se encuentra recuidos diez manifestantes de Pimienta, CortésEn
El Pozo se encuentra recluidos diez manifestantes de Pimienta, Cortés
COPINH celebra 25 años de luchas y acompañamiento a los pueblos indígenas Lencas
Acompañado del pueblo Lenca y las organizaciones afines, en la ciudad de la La Esperanza, Intibucá, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, Copinh, conmemora 25 años de fundación y de resistencia.
"El Copinh no nació en la capital, no nació en los centros urbanos; nace en la periferia, a la orilla del camino en la población que nunca fue tomada en cuenta por los políticos tradicionales; estamos hablando de las poblaciones indígenas", dijo el sacerdote jesuita Ismael Moreno, director del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, ERIC.
"El Copinh nació cuando adquirió carta mundial el paradigma neoliberal que decía nada fuera del mercado. Ya nada más que cambiar. En ese contexto terrible nació el Copinh, cuando parecía que todo se derrumbaba emerge el Copinh", aseguró Moreno.
Berta Zúniga, hija de Berta Cáceres y coordinadora general del Copinh, dijo que han sido años muy difíciles los que ha vivido la organización indígena. "Nosotros rescatamos todas las victorias, todo el camino recorrido, todo el proceso que tenemos atrás, todo el mensaje de dignidad para el pueblo Lenca y para el pueblo hondureño", aseguró Zúniga.
Las demandas con la que se fundó el Copinh siempre estuvieron vinculadas a las necesidades reales comunitarias, esas demandas fueron su razón de ser, eso fue lo que dio sentido, valor y fuerza a las caminatas para exigir ser escuchados y que sus demandas pudieran ser cumplidas.
En la conmemoración del aniversario del Copinh se celebraron actividades para el rescate de la memoria, pensar en las alternativas para transformar y refundar el país y se realiza un homenaje a Berta Cáceres con una movilización en La Esperanza, Intibucá. "El Copinh es la esperanza de dignidad del pueblo Lenca de toda la opresión que existe contra el pueblo indígena", dijo Berta Zúniga.
El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, Copinh, tuvo la fuerza y fortaleza que le impregnó Berta Cáceres, asesinada por los dueños de las empresas transnacionales, que sin consultar a los pueblos, decidieron instalar sus proyectos extractivos.
"La capacidad de alegrarse que tiene la comunidad Lenca, de hacer chiste, de reírse, fue una característica que me sedujo mucho del Copinh", dijo la escritora y feminista Melisa Cardoza.
El padre Melo recordó que el Copinh se inspiró en las luchas centroamericanas particularmente en las luchas salvadoreñas, pero sobre todo se inspiró en la fuerza del pueblo oprimido Lenca y también de un sector del magisterio no convencional, Berta Cáceres era del magisterio.
"El Copinh nació desde la identidad comunitaria. Y a partir de allí fue descubriéndose desde la presión de abajo hacia arriba. Desde la periferia hacia el centro. Desde las comunidades de Intibucá, Lempira y La Paz hacia la capital”, expresó Moreno.
Para Melisa Cardoza, el patriarcado con su eje de dominación, es muy potente, allí está el caso de Berta. "Para agredir a Berta hablaban de su condición de Berta, de sus poderes, la llamaron bruja" aseguró Cardoza.
"El copinh nació con recursos propios, nació con las propias tortillas, con sus propios frijoles, con sus propios pesares, nació chuña, nacío con sus botas. El día que el Copinh pierda su amor a la tortilla y a sus propios recursos, perderá algo esencial de su identidad" aseguró Ismael Moreno.
Melisa Cardoza sostiene que se necesita una propuesta de lucha que debe estar muy conectada. "Al sistema asesino hay que atacarlo de diversas maneras. Debemos avanzar en un proyecto de emancipación para cambiar la vida", dijo Cardoza.
"El Copinh, para el movimiento social, es el modelo paradigmático de la Comunidad Organizada en Movimiento", concluyó el sacerdote jesuita Ismael Moreno.
Lo "políticamente correcto"
Rebelión
Por Marcelo Colussi
Como acertadamente lo dice Edilberto Aldán, hoy "un fantasma recorre nuestro diario convivir, el fantasma del lenguaje políticamente correcto".
Aunque no esté muy claro -o en absoluto claro- en qué consiste esta "corrección", existe un consenso generalizado respecto a que debemos practicarla, que debemos ser "políticamente correctos".
Empujados por esta tendencia, entonces, no podemos decir "negros" sino "gente de color"; siempre hay que hacer la referencia explícita de género y no olvidar nunca decir "bienvenidos y bienvenidas", "los y las presentes", o utilizar esa jerigonza de "los y las niñ@s" o "los y las niñXs". En esa línea, también, no se debe decir "discapacitados" sino "gente con capacidades especiales", hay que decir "homosexuales" y jamás mencionar "maricones"; se debe usar "tercera edad" en vez de "ancianos" -ni pensar en decir "viejos"-, referirse a los ciegos como"no videntes" y se debe evitar usar la palabra "gordo" reemplazándola por "persona con problemas de alimentación". De igual modo, es políticamente correcto hablar de "pueblos originarios" en vez de "indios", o de "trabajadoras del sexo" en vez de "prostitutas" -por supuesto decir "putas" es sacrílego-. Nunca se ha escuchado insultar a nadie diciendo "¡hijo de sexoservidora!", pero eso sería lo correcto. La palabra "sirvienta" debe ser sustituida por "colaboradora doméstica", y nunca decir "ex borracho" sino "alcohólico recuperado". Y hay que desechar el ofensivo "travesti" por "transexual".
La intención que mueve toda esta práctica sin dudas es loable; anida ahí el intento de poner en evidencia situaciones de exclusión, de discriminación, de flagrante injusticia, y su visibilización -al menos en el ámbito del lenguaje- es ya un primer paso para luchar por su erradicación. Tener un lenguaje políticamente correcto sería, siguiendo esta lógica, una manera de comenzar a luchar por un cambio. Ahora bien: ¿cambian efectivamente las cosas por un cambio en su designación?
Esto lleva a cuestionarnos, entonces, qué es la corrección política. ¿Es una manera cortés de decir las cosas? ¿Es una buena forma socialmente aceptada de presentar los hechos, con diplomacia, con tacto? ¿Es una actitud de ecuanimidad, de equidistancia para con todos? ¿Es un real intento de transformación de las injusticias?
Insistimos: puede ser un primer paso para sacar a luz ciertos problemas, para ponerlos a debate. Pero hay que tener cuidado de no caer en un puro ejercicio cosmético, en definitiva gatopardismo funcional al statu quo.
Por cierto que el lenguaje políticamente correcto tiene sus raíces en posiciones de izquierda, pero el discurso conservador puede también apropiarse de él con intereses de maquillaje. Lo importante a cambiar, además del lenguaje, fundamentalmente son las actitudes de base para con los fenómenos en cuestión, y las relaciones de poder reales que los enmarcan, en muchos casos trasuntadas en políticas públicas. Por el hecho de decir "pueblos originarios", ¿cambian efectivamente las relaciones sociales que marginan a los "inditos", a los "pinches indios", a los históricamente excluidos? ¿Mejoran su situación social las mujeres que ejercen la prostitución al ser llamadas "sexoservidoras"? ¿Cómo y en qué mejoran? Cambiar "patria" por "matria" o "fraternidad" por "sororidad", ¿equipara la situación de mujeres y varones logrando la real equidad de géneros, o nos puede conducir a atolladeros cuestionables?
Esta invasión de corrección política que vamos viviendo intenta comenzar a remediar una situación ancestral, pero también comporta el riesgo de crear un nuevo maniqueísmo -injusto y absurdo como todos- donde lo correcto (como siempre: de difícil definición, y por supuesto de mi lado) está en concordancia con el bien, y lo incorrecto políticamente (detentado, desde ya, por los otros) representa el mal. "El infierno son los otros", decía sarcásticamente Jean Paul Sartre.
Como todas las formalidades, también la corrección política afronta el peligro de terminar siendo un gesto vacío, y para el caso que nos toca, peligroso. Peligroso, en cuanto puede ayudar a dar la sensación que ha cambiado la esencia de un problema, siendo que en realidad sólo cambió su nominación. La situación de las mujeres en el mundo sigue siendo de fenomenal diferencia con respecto a la de los varones, por ejemplo, aunque machaconamente pongamos la marca de género en cada palabra; claro que ese cambio de lenguaje puede implicar un cambio de actitud, pero también puede servir sólo para barnizar la realidad.
Las declaraciones políticas, las pomposas presentaciones de Naciones Unidas o lo que pueda expresar el diplomático de una potencia es siempre "políticamente correcto", pero ello no significa que sea cierto. La política -arte de gobernar, de dirigir, de moverse en la polis- difícilmente pueda ser correcta; el ejercicio del poder es eso: puesta en acto de una diferencia de poderíos, de fuerzas asimétricas. ¿Cómo, entonces, pretender corrección en algo que casi por definición no va de la mano, o incluso rehúye a la idea de lo correcto? ¿Ser políticamente correcto es no ser ofensivo? El discurso diplomático también lo es, por cierto. ¿Es eso lo que buscamos?
Téngase en cuenta que mucho, por no decir todo, lo que hoy es reivindicado como discurso "políticamente correcto", curiosamente viene impulsado por los grandes factores de poder que dominan el mundo. Todo el campo de las ONG’s y sus agencias donantes, así como los organismos crediticios internacionales (FMI, Banco Mundial, BID) se empeñan esmeradamente en mantener ese discurso de presunta corrección, financiando los esfuerzos que se enfilan por allí. Curioso, ¿verdad?
Si pretendemos no discriminar, más que insistir -por ejemplo- en el género de los adjetivos que usamos ("contentos y contentas", "todos y todas"), debemos partir de ver y hacer ver por qué hay discriminación, qué relación de poderes se juega ahí y, en todo caso, qué acciones se deben tomar para acabar con ese desbalance. El uso, o si se prefiere, el abuso, del lenguaje políticamente correcto, puede recordarnos aquel dicho: "de lo sublime a lo ridículo sólo hay un paso" pues, como sucedió en alguna oficina ante el robo continuado de materiales de trabajo (papeles, lápices, etc.), alguien muy molesto escribió: "¡no seamos cacos, por favor!", ante lo cual, por ¿equidad de género?, alguna mano anónima agregó: "¡ni cacas!"
Si el enemigo de clase, si la clase dominante, si quienes siguen explotando y diezmando a la clase trabajadora internacional (sean varones o mujeres, blancos o negros, heterosexuales u homosexuales, o LGTBIQ) se esfuerza tanto en mantener esa "corrección" ("¡pongan “equidad de género” por todas partes", nos exigía un funcionario de Naciones Unidas a los técnicos que estábamos preparando un proyecto de desarrollo, "si no, el financista no suelta los dólares"!"), eso debería llamarnos la atención.
Los herederos de Gramsci, Black Mirror y Operación Triunfo
Por Ekaitz Cancela
Una imagen de un capítulo de la serie 'Black Mirror'.
Uno tiene la sensación de que las a sí mismas llamadas “fuerzas progresistas” se parecen más al Don Quijote dibujado por Cervantes, en medio de una lucha eterna contra molinos de viento imaginarios, que a una fuerza política con verdaderas intenciones de llevar a cabo una transformación social radical.
El galimatías estratégico que recorre a una formación incapaz de resignificar a su enemigo e impugnar el orden establecido ha dado lugar a una figura paródica de la socialdemocracia, pero cada día más cómplice con la cancelación de las condiciones que posibilitan el cambio en la vida de la población. Su consciencia teórica y política parece deformada por ese material líquido (digital) que ha revolucionado la estructura económica.
Esteban Hernández lo ha llamado “la crisis de la izquierda”, pero es como si estuviera inmersa ella misma en ese interregno gramsciano sobre el que a menudo teorizan, aquel en el que un mundo no termina de morir y otro no acaba de nacer.
Su relación ideológica con el antiguo podría ser definida claramente como la de camaradas melancólicos que, esperando una nueva ventana de oportunidad, cantan disimuladamente la internacional con más optimismo que corazón revolucionario; respecto al que ya está aquí, no existe siquiera una determinación. Juegan a ser millennials tratando de conectar políticamente y culturalmente con esa generación, a la cual dicen conocer. O, al menos, y aquí está el quid, creen saber dónde opera la lucha: la cultura de masas. Lo señalaba Pablo Iglesias en una entrevista reciente con eldiario.es: “La clave fundamental está en las series, las películas y los programas de entretenimiento, en la producción cultural”.
Ha pasado casi un siglo desde que Walter Benjamin escribiera la Obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Con aquel manuscrito, el filósofo trataba de entender las tendencias culturales en el desarrollo del arte y del cine bajo las condiciones económicas del temprano siglo XX con el fin de anunciar que los tiempos estaban maduros para hacer posible la abolición de las relaciones de producción.
A día de hoy, sería de recibo preguntarse cuál es el objetivo de los pensadores de la izquierda, sobre todo teniendo en cuenta otra de las afirmaciones de Iglesias en dicha entrevista: “Desde hace un tiempo todo el mundo se ha dado cuenta de que las tendencias culturales de una sociedad es el terreno de juego. Siempre me voy a las series, que es mi terreno: Black Mirror es la prueba de cómo hacer distopías a partir de tendencias actuales”. Palabras similares pudieran encontrase en el arquitecto intelectual de Podemos, Iñigo Errejón, que en otras ocasiones ha afirmado su interés por la serie.
Recientemente escribí un breve artículo sobre cómo las empresas de Silicon Valley están revolucionando las relaciones de producción, es decir, la base económica de la sociedad. Para este análisis nos interesa que, mediante el dogma conectividad, el ocio digital ha sido transformado en trabajo productivo que cedemos gratuitamente a las grandes corporaciones como Facebook o Google. Hasta aquí todo bien, incluso Luis Garicano podría compartir el diagnóstico.
Lo que ocurre es que, de forma subyacente, se está creando un nuevo bloque histórico llamado Silicon Valley que lo mismo altera la configuración del Estado como moderniza las relaciones de producción: no solo nuestra vida laboral y nuestro ocio se entremezclan haciéndose indistinguible uno del otro, hablamos de que las plataformas acumulan tantos datos sobre nosotros que incluso se están creando nuevas industrias para hacer caja con la enajenación que vivimos en el trabajo productivo habitual.
Nuestra consciencia es el último objetivo de un sistema capitalista que muestra su rostro más autoritario en los avances de la inteligencia artificial, basada en la extracción sistemática de datos sobre toda la humanidad (una tarea en la que también participa la plataforma Netflix, asociada recientemente con Telefonica, que emite Black Mirror). Este proceso ya está siendo revolucionario, y de ningún modo es una distopía, sino una destrucción creativa del sistema que, en parte, se ha producido debido a las privatizaciones de las infraestructuras de la comunicación y la eliminación de las reglas antimonopolio que llevaron a cabo los políticos neoliberales a finales del siglo pasado.
Pero lo realmente inquietante con respecto a Black Mirror son sus efectos sobre la acción política: más que mostrar un horizonte utópico abierto a la emancipación, nos despolitiza. En definitiva, al final de cada capitulo la audiencia termina pensando que los avances tecnológicos nos superan como generación y como civilización.
Incluso el tono del Apocalipsis, tan propio en Black Mirror, ya forma parte de la caja de sonidos sobre la que se despliega la hegemonía cultural de Silicon Valley. Por eso la serie nos presenta de forma constante la tecnología como algo que surge de la nada, como si las empresas que monopolizan cada instante de nuestra vida no hubiera emergido fruto del desarrollo del histórico capitalismo.
Quizá eso sea lo que aún no entiende Pablo Iglesias, quien ya en su tesis doctoral publicada en 2008 afirmaba que “en estos momentos nos encontramos en una fase post-hegemónica, en la que los Estados Unidos mantendrían su ventaja comercial y financiera así como la militar, pero habrían perdido la ventaja productiva y la político-diplomática”.
Digamos que la crisis hegemónica que vive Estados Unidos es bien conocida. También que el enemigo ya no es solo Rusia, sino las compañías digitales de China que, además, compiten en el mercado global respaldadas por un capitalismo de Estado en plena forma. Lo que quizá no sea tan evidente es su esfuerzo por renovar el proyecto económico y su posición imperial sobre el tablero mundial.
Nos ofrece algunas pistas importante sobre ello la teoría del capitalismo digital desarrollada por autores como Daniel Schiller. Tomando prestadas algunas nociones de David Harvey, como la “acumulación por desposesión”, sugiere con mucha clarividencia que “la información ha sido un componente principal de la solución espacio-temporal con la que el capital intentó liberarse del último gran episodio de crisis”.
Así, más que una fase “post-hegemónica”, sería mejor referirse a que en 2018 nos encontramos ante la transición hacia un estadio distinto al capitalismo en el que la propiedad más valiosa del ciudadano, los datos, se concentran en varias compañías con el fin de responder a la contienda que acontece en el contexto geopolítico global. En este sentido, el desarrollo de la inteligencia artificial mediante una carrera para extraer los datos de buena parte de la humanidad se abre como el escenario de la lucha geopolítica.
Pero, como ocurrió a finales de la Segunda Guerra Mundial, precisamente a través del cine estudiado por Benjamin, todo esa abusiva operación de extracción y concentración de nuestros bienes comunes en centros de datos privados requiere de la producción de un cierto sentido común de época que convierta a los sujetos en consumidores automáticos e irracionales que alaban las mieles de la sumisión al sistema, o a sus servicios; en la creación, si quieren, de hegemonías culturales.
La utopía de Silicon Valley solo funcionará sumiéndonos a todos en un nuevo sueño onírico, un narcótico cultural bastante más potente que el del ratón Mickey, con el fin de suplantar descaradamente la realidad: este sistema está llegando a su fin por la explotación de sus recursos naturales e incremento de la desigualdad. Y no es solo que Black Mirror carezca de un rol crítico con dicha sociedad digital, en la que comenzamos a ser dependientes de unas cuantas compañías, sino que integra su crítica dentro del sistema cerrando cualquier horizonte para una verdadera utopia emancipadora.
Todo este contexto nos lleva irremediablemente a otra de las frases pronunciadas por Pablo Iglesias, que en buena medida ilustra la deriva cultural de la izquierda en la llamada economía del conocimiento: “Es mucho más importante OT que el Telediario, son mucho más importantes los programas de entretenimiento y las series que los informativos; creo que de eso ya nos hemos dado cuenta y es bueno”. Quizá existan algunas cuestiones que el líder de Podemos haya dejado pasar, como también la mayoría de críticos sociales de la izquierda, principalmente que el éxito del programa tiene mucho que ver con la estrategia en YouTube.
“El público no estaba mirando la televisión, estaba en YouTube… El éxito de OT en las nuevas generaciones tiene que ver con que estén los materiales colgados en esa plataforma, es fácil apropiarse de ellos, es fácil hacer montajes, vídeos, memes… Este público joven ha creado una comunidad de seguidores que no estaba al alcance de la primera edición gracias a YouTube,” explicaba un artículo reciente publicado en El País.
Si existe algo realmente novedoso en esta edición de Operación Triunfo es su dependencia sobre las audiencias creadas en una plataforma que emite vídeos en directo, la cual es propiedad de la empresa más poderosa del planeta. Aquella que ha erigido una “imprenta digital global” para mediar entre las comunicaciones de todos los individuos, da igual si en forma de información o entretenimiento, extrayendo información de cada una de ellos para alimentar después los sistemas de inteligencia artificial que nos harán dependientes de sus servicios, como le comienza a ocurrir a Telecinco.
Además, lo que hemos visto en Operación Triunfo es que la tecnología de la información de Google ha permitido liberar un enorme potencial creativo en una amplio numero de personas, las cuales se han movilizado con el único fin seguir en directo el programa. De un lado, los servicios digitales de Google comienzan a ser parte de la vida diaria de los fans. De otro, con su actividad en la plataforma alimentan el sistema con todo tipo de información y además le enseñan cómo comportarse. Dinámicas similares, cuya identidad tiene un trasfondo político y económico evidente, podemos observar en otros fenómenos culturales de masas claramente vinculados a la izquierda como No te metas en política o La Vida Moderna.
No es solo que la televisión o la radio hayan dejado de ser un mero canal que posibilita la producción cultural, si es que se le puede llamar cultura y no mercancía, sino que depende de una estructura que ha logrado erigirse como la base económica de una sociedad cada vez más inmersa en la digitalización. Esa es la nueva ventaja productiva de Estados Unidos: la capacidad futura de monitor la experiencia de esas audiencias masivas con las que, a diferencia de la llamada “nueva política”, ya ha conectado.
Todo ello nos lleva a lo que Alberto Garzón señalaba reciente en una entrevista en Huffington Post: “La izquierda tiene que reaccionar y conectar con los problemas cotidianos [de las clases populares]”.
¿No parece evidente que quien lo ha hecho no ha sido la política, sino el mercado mediante la gran industria de la tecnología, que está ofreciendo respuestas a las necesidades de toda una nueva generación? Y eso no va a cambiar simplemente por “modificar la marca de Unidos Podemos” para competir en el mercado de las ideas, como pide la dirección de IU.
Una nota apuntada en los cuadernos de la cárcel de Gramsci señalaba que “crear una nueva cultura no significa únicamente hacer descubrimientos originales; significa también, y especialmente, difundir críticamente verdades ya descubiertas, socializarlas, por así decirlo, y convertirás por la tanto en bases de acción vitales, en elementos de coordinación y de orden intelectual y moral”. El prisionero de Bari también dejo escrito que “la sustancia que cobran las ideas se encuentran en la economía, en la actividad práctica, en los sistemas y las relaciones de producción y de cambio”.
Mediante una alianza entre las finanzas y la tecnología, la nueva economía del conocimiento trata de financiarizar cada instante de nuestro día a día con el fin de superar la crisis de acumulación del capital. “Desde el punto de vista del capitalismo digital, la economía del conocimiento puede ser una cosa maravillosa, excepto que hay demasiadas personas improductivas hoy para que esta economía realmente libere todo su potencial y conduzca a una prosperidad sostenible. El hecho de que este sistema emergente sea postcapitalista no significa que no sea neofeudal, con grandes compañías tecnologías en el papel de nuevos señores feudales, controlando casi todos los aspectos de nuestras vidas y estableciendo el marco para el discurso político y social”, señalaba Evgeny Morozov en un libro reciente publicado en alemán (algunas de sus ideas aparecerán publicadas en España de forma inminente en un libro que recopila algunos de sus valiosos artículos).
Comienza a ser dantesco escuchar a todas esas voces de izquierda convencidas de que “la lucha de clases ha dejado de ser válida” mientras tiene lugar una lucha de clases delante de sus globos oculares entre quienes tienen la propiedad sobre todo el conocimiento de una sociedad y el resto de nosotros. Y no es que sea necesario un oráculo para verlo. Basta con prestar atención al revolucionamiento de la base económica digital de la sociedad española que están llevando a cabo algunas compañías del Ibex 35 como Telefónica, el BBVAen alianza con Google o el Banco Santandermediante eventos impulsados por El País. Quizá esa sea la nueva casta que no alcanzan a ver quienes siguen obsesionados con la filosofía post-estructuralista de Laclau y Mouffe.
Para diseñar una acción política en el mundo actual no es posible obviar que la coyuntura actual es únicamente entendible desde el meta-relato del desarrollo capitalista. El análisis contrarrevolucionario solo ha convertido el populismo de izquierdas en bullshit digital, más preocupado por tener una opinión para cada polémica creada en las redes sociales que por cambiar las relaciones de producción que ahí se generan. También ha desembocado en pseudo-luchas culturales, como la de linchar a un alcalde del Partido Popular con cuenta anónima en Twitter, mientras dicho partido proponía acabar con el anonimato en internet y vigilar a toda la sociedad estrechando la relación del Gobierno con las empresas proveedoras de infraestructura digital.
Una estrategia de lo más ingenua, como señalamos sobre estas líneas, que ha contribuido a generar una retórica de peligro inminente para allanar el camino a que los dueños del mercado digital se encarguen de garantizar la seguridad del ciudadano en el ciberespacio, en lugar de las leyes. Así parece desprenderse de la reciente iniciativa para digitalizar la Justicia propuesta por el ministro Rafael Catalá con el asesoramiento de un Consejo compuesto por altos cargos de Telefonica, Microsoft y el BBVA.
La izquierda se encuentra luchando contra viejos fantasmas dentro de los límites culturales que los nuevos monstruos, mucho más poderosos y peligrosos que los de antaño, establecen como sentido común de época. En otro tiempo, Lenin les habría llamado “idiotas útiles”. El problema es que hoy incluso ese concepto parece anticuado ante la destrucción creativa del sistema, que está dando paso hacia un mundo donde los progresistas posmodernos van a dejar de ser útiles. Como también buena parte de los que no sean capaces de adaptarse a la nueva economía del conocimiento.
La parte positiva es que la izquierda aún mantiene una ventaja estratégica para problematizar estas cuestiones y diseñar soluciones políticas reales. Ello implicaría alejar las infraestructuras tecnológicas de las manos de las grandes corporaciones privadas y promocionar una agenda para que los datos sean un bien esencial, propiedad de los ciudadanos, con el fin de crear servicios organizados de forma más comunal.
Planes que distan mucho de la Agenda Digital del Gobierno español, promocionada recientemente en la Fundación Telefónica mediante un diálogo entre la socióloga Belén Barreiro, autora de un libro sobre el tema que parte de la idea ficticia de que “la crisis ha terminado”, y el Secretario de Estado José María Lassalle. Sería más correcto afirmar que el revolucionamiento de las estructuras digitales en España emerge como la única solución que tiene el capital para superar una crisis que desde 2008 parece eterna.
En cualquier lado, las élites pisan y la izquierda no ve ni su huella. Por eso, para intervenir políticamente ya no basta únicamente con la creación de “discursos legitimadores” que “articulen una diversidad de luchas de la clase obrera con el fin de crear voluntades colectivas”, sino comenzar a construir sobre un material distinto, como sugería Perry Anderson en una entrevista: “La socialización de los bienes comunes, como pueden ser nuestros datos”.
Decía Iglesias que “el humor y la caricatura son un dispositivo de comunicación”. Cuando las comunicaciones son la base económica de una sociedad, y estas se encuentran centralizadas de forma jerárquica en unas cuantas compañías, la comedia parece emerger como la última fase de esa figura histórica que fue el capitalismo. La parte negativa es que, ateniéndonos a la estrategia política de la izquierda española, existen pocos visos para ver creer que la humanidad se vaya a separar con alegría de su pasado.
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