sábado, 3 de septiembre de 2016

De mujeres y campañas publicitarias



Por Jessica Isla *

Me pregunto que hubiera pasado si en vez de los mensajes que alentaban a la discriminación y porque no decirlo, a la violencia contra las mujeres se hubieran escrito en las vallas de Tegucigalpa, mensajes racistas, homofóbicos o anti-semitas. ¿Qué creen ustedes que hubiera pasado?.

¿Creen que TEDx Tegucigalpa, hubiera reaccionado de forma tan tranquila, “cambiando” en positivo los mensajes?. ¿Hubiera sido tan fácil darle vuelta a la página?, ¿Hubiera dicho “ya tenemos tu atención”? ¿O hubiera pedido disculpas?. Acabo por cierto de ver su página (tedxtegucigalpa.org) donde aparecen grandes personajes de la historia: Dalí, Einstein, Hawking, entre otros. Ninguna mujer por supuesto, ninguna genio que haya salvado a la humanidad, pero esta visualización primera puede deberse a mi computadora, que no termina de cargar. Abajo, si pude ver la foto de una joven tocando chelo por lo tanto educada, artista, sentada justo donde debe estar. Juzguen ustedes los símiles o diferencias.

Tal vez mi visión no sea la más objetiva. Esta vez no. Escribo desde el hartazgo. Desde la irresponsabilidad de una publicidad que si puede “utilizar” por así decirlo, la condición y situación de las mujeres para posicionar un mensaje. No se vale.

No se vale utilizar este mensaje de “psicología inversa” en un país, donde tenemos uno de los más altos de femicidios y violencia contra las mujeres tal y como lo han dicho muchas personas en Facebook, twitter, en la prensa, en los medios de comunicación.

No se vale en un país que concede menos oportunidades a las niñas que a los niños, donde las mujeres todavía somos ciudadanas de segunda clase. No se vale en un país con altos índices de embarazo adolescente y violencia sexual, donde incluso la anticoncepción de emergencia está penalizada y no digamos la interrupción del embarazo. No se vale en un país donde nuestras mujeres, incluidas algunas de nosotras, reciben un trato denigrante en los hospitales donde van a parir, donde hablar de igualdad es una utopía que perseguimos desesperadamente.

No se vale utilizar las luchas de las mujeres, porque solo nosotras sabemos como hemos construido este camino donde hemos dejado jirones de vida. Como decía mi abuela: “solo la olla sabe el mal de los frijoles”. Y me la imagino a ella viendo las vallas y llevándose una mano a la boca para decir casi a escondidas “!Que barbaridad! o comportándose como la mujer que le habían enseñado a ser, refugiándose en el silencio y diciendo más tarde palabrotas de indignación, cuando creía que nadie la escuchaba.

Y no se vale, porque este fue un primer “golpe” publicitario. Así que pregunto ¿por qué las mujeres debemos recibirlos siempre?, ¿por qué debemos cargar la afirmación negativa en primera instancia?, ¿por qué debemos aguantarnos o ponernos furiosas e indignadas?. ¿Acaso es justo eso?, más aún ¿es necesario?.

¿De veras las mujeres necesitamos que se nos trate como ingenuas o bobas para atraer nuestra atención?. ¿De veras que es necesario partir de declaraciones discriminatorias que no violentas que se justifiquen después?. ¿En serio es necesario “torearnos”, con toda la carga que ya tenemos?.

Parece que si, en aras de una segunda fase, la de las historias de éxito.

Sin embargo: ¿Qué historias de éxito nos puede contar TEDx si no consulta con nosotras, las implicadas, mujeres de toda las edades a las que iban dirigidos los mensajes?, ¿Acaso sabrán que se siente ser el motor obligado de la cocina o la segunda de la clase, siempre porque tu compañero es más popular aunque tu tengas mejores notas?, ¿Cómo pueden saber en mi caso y el de muchas otras mujeres de la frustración de que no contemos con espacios propios en los principales programas de opinión de radio, televisión y prensa escrita como articulistas, moderadoras, especialistas?. De la impotencia de no tener una columna propia en ningún medio reconocido o un programa de análisis crítico o literario como si lo tiene cualquier perico de los palotes con menos méritos y mucho más recursos.

¿Sabrán acaso de la experiencia de querer entrar en política y no poder, porque no tienes recursos, porque vives violencia, porque el espacio de tu partido ya está lleno con 5 candidatos hombres en fila en los primeros pueblos, caciques de sus pueblos, que no permitirán que las mujeres ocupen esos puestos?, ¿De que expongan tu vida sexual si eres candidata, alcaldesa, diputada o estás en un cargo político?

Me pregunto ¿Cómo contarán historias que no impliquen renunciar a tu vestido del día del niño (no de la niña) por que hay que vestir a tus hermanos varones?. Es mas, no sé si quiero escuchar historias de éxito. Lo mío son las luchas, las derrotas cotidianas, las negaciones diarias y la valentía de enfrentarlas.

Las historias de éxito que quiero escuchar tienen que ver necesariamente con fracasos, frustraciones y retrocesos. Con una larga historia de tolerancia y paciencia. Y sobre todo respeto a nuestra historia. Reconocimiento de nuestro camino, de nuestras opiniones, respeto a nuestro discurso. Respeto a nuestra lucha. Quiero escuchar de la madre soltera que se las ve día a día entre el trabajo y el cuidado de los hijos e hijas, de la estudiante que sobrevive al acoso callejero cotidiano o el de mujer que trabaja en el mercado, el de la trabajadora doméstica que resiste día tras día los abusos. El de la chica que logro sobrevivir a un ataque y la historia de la que no lo logró. El testimonio de la trabajadora sexual, de la travestí. Esas son las historias de valor.

Concluyo diciendo que no somos carne de cañón, ni material para ninguna publicidad, excepto tal vez, la nuestra. No deberíamos ser utilizadas de esa manera, haciéndonos enojar, exaltándonos, incitando a que pongamos denuncias. ¿Será que es divertido hacerlo? ¿Qué somos? ¿Material experimental para una empresa x?

Pero, quién sabe. Esta es solo mi opinión y la pregunta obligada a ustedes que me leen sigue siendo: ¿Acaso no es una forma de violencia decir que el primer golpe (de publicidad o cualquiera que sea), es para un bien posterior o parte de una “sorpresa?, ¿Acaso no nos dicen “no es eso lo que quise decir, no te pongas histérica” o “no es para tanto”? (parte de un discurso que me conozco bien). ¿Es justificable acaso?

Juzguen ustedes.

Y después de haberlo hecho invito a todas las mujeres y a uno que otro hombre a inundar los medios oficiales y alternativos, con nuestras voces y discursos.Con nuestras historias: las propias y no las ajenas.

15 de agosto de 2016, en el país del hartazgo de las mujeres.

* Escritora hondureña

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