miércoles, 14 de septiembre de 2016
Ana Miriam Romero: Rostro y Voz de Lucha
“Me tomaron por el cuello. No entendía qué pasaba, porqué 30 policías llegaban a la casa gritando y golpeado a mis hijos y a mí. ¿Qué hicimos para que destruyeran todo?”. Revivir esa escena del 24 de octubre de 2015, le duele a Ana Mirian Romero, ella, una mujer indígena Lenca no entiende cuál fue su delito, qué hizo para merecer tanta violencia.
Ana Mirian con tan sólo 29 de años, es parte del Movimiento Indígena Lenca Independiente de La Paz, Honduras (Milpah). Su comunidad “El Volcán” está entre las frondosas montañas del municipio de San Elena, en el departamento de La Paz, una región rica en bosque y agua, muy cotizada para la instalación de proyectos extractivos.
Por más de una década, Ana Miriam junto a su esposo Rosario Vásquez Pineda, se han opuesto activamente a la instalación de los proyectos hidroeléctricos Los Encinos, Aurora I y Aurora II, propiedad de la actual vice presidenta del Congreso Nacional (2014-2018), Gladis Aurora López.
La capacidad y el liderazgo de Ana Mirian en la defensa de las tierras ancestrales y los ríos trajo como consecuencia que tanto ella como su familia fueran blanco de graves y reiterados ataques de parte de policías, militares y civiles armados, todos representantes de los intereses de la compañía hidroeléctrica.
En su primera entrevista con los medios luego de recibir un reconocimiento internacional por su labor como defensora de derechos humanos, Ana Mirian reconoce que a los intereses que se oponen, ella y su comunidad, son grandes, pero deben continuar porque es la única forma que tienen para vivir.
"No luchamos. Defendemos. Defendemos el río, los bosques, y el aire puro que respiramos. Eso es todo lo que queremos - tierra, aire y agua que no se contaminen por las presas. Estamos perseguidos y amenazados por esto, pero lo hacemos por el futuro de nuestros hijos. No sabemos qué más nos va a pasar, pero estamos dispuestos y listos para defender lo que tenemos".
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Premio Front Line Defenders
El pasado mes de junio, la ciudad de Dublín, Irlanda recibió a Ana Mirian, ella con su pequeña hija en brazos, subió a un estrado para recibir un reconocimiento por su invaluable labor en la defensa de los bienes naturales.
El Premio Front Line Defenders, honra la labor de defensores y defensoras que, de manera no violenta, contribuyen de forma extraordinaria a la promoción y protección de los derechos humanos en sus comunidades, a menudo bajo serios riesgos personales.
A nivel internacional Ana Mirian es reconocida por su labor de defensoría de derechos humanos. En Honduras con el aval del gobierno, paradójicamente ella y su familia son perseguidas, hostigadas y criminalizadas. Para ella es cuestión de vida o muerte, defender el río, se convierte en sinónimo de vida.
“El premio es colectivo, la lucha la hacemos como comunidad, porque no podemos vivir de rodillas, tenemos que dejar a nuestros hijos empoderados de esa lucha en defensa del río, bosque y el aire”, dice Ana Miriam.
Honduras entre los países más peligrosos
Una oleada de amenazas, cargos infundados, campañas de difamación, ataques y homicidios contra activistas ambientales y del territorio, llevados a cabo en los últimos meses, ha convertido a Honduras y Guatemala en los países más peligrosos del mundo para quienes protegen los bienes naturales. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional en un nuevo informe publicado seis meses después del asesinato de Berta Cáceres.
Amnistía Internacional pudo constatar la existencia de un alto nivel de violencia contra las personas defensoras de la tierra, el territorio y los bienes naturales en Honduras.
Un 65 por ciento (122 de 185) de los asesinatos de defensores y defensoras de los derechos humanos que trabajaban sobre todo con la tierra, el territorio o los bienes naturales, registrados en el mundo en 2015 tuvieron lugar en Latinoamérica, según Global Witness. Ocho tuvieron lugar en Honduras, y 10 en Guatemala, lo que convierte a estos países en las naciones con la tasa de homicidio per cápita más alta de la región.
Esas amenazas y hostigamientos los enfrenta Ana Mirian. En la actualidad ella es beneficiaria de medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humana, pero sabe que eso no es garantía de seguridad. “Ver a los policías me llena de impotencia, son ellos los que nos amenazan y hostigan, pero sé que debe continuar porque si nos quitan la tierra nos dejan sin nada, aquí nacimos y aquí vamos a morir”, dice con su voz entrecortada.
Ana Mirian se convierte en las miles de mujeres indígenas y garífunas que son amenazadas en Honduras. Ella misma se pregunta: por qué tanto odio, por qué tanto daño. Su respuesta es clara: porque ellas están labrando la tierra, porque ellas están cuidado los ríos. “Los ríos sin riquezas no los podemos vender, el dolor es fuerte, tenemos tres compañeros presos, otros tres procesados, 14 con medidas cautelares, pero eso nos empuja diariamente para seguir luchando porque queremos nuestra tierra, queremos nuestros río Chinacla”, dijo Romero.
Esta mujer indígena está clara que mientras los gobiernos, las corporaciones multinacionales y los grupos criminales intentan poner límites a la valiosa tarea de los defensores y defensoras de los bienes naturales, ellos siguen empeñando sus esfuerzos y hasta su vida por seguir defiendo la madre tierra.
Foto: Front Line Defenders
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