Radio Progreso
En un barrio de Honduras se hacen los preparativos para despedir el año. “Hola vecino, queremos saber si va a colaborar para preparar el año viejo y poder quemarlo a las doce”, pregunta una vecina que anda recolectando ropa vieja, zapatos y papel periódico para preparar el muñeco o monigote que será quemado mientras se le da la bienvenida al nuevo año.
La tradición lleva marcado mucho descontento por la forma como otros complican la vida de otros. Por esta razón aquel muñeco o monigote cobra rostro e identidad. Por estos días hay muchos “años viejos” que serán quemados con el rostro del presidente Porfirio Lobo Sosa, del presidente del Congreso Nacional Juan Orlando Hernández, con los rostros de algunos encargados de la seguridad del país, entro otros personajes condenados por hacer infeliz a la población.
Otros monigotes llevarán la vestimenta de la policía o de los militares, otros llevarán el signo de dólar como un rechazo a la moneda extranjera que este año siguió matando al desplumado lempira, y otros muñecos serán adornados con leyendas en contra de la corrupción, el abuso y muchos otros males que como sociedad nos agobian.
Si vemos todas y cada una de las expresiones que se están colocando en los tradicionales muñecos, monigotes o llamados “años viejos”, nos daremos cuenta que la gente en el fondo lo que tienen son deseos que querrá que en el 2013 se cumplan.
La gente desea tener un gobierno que cumpla con su papel de garantizar a la población tres demandas básicas y urgentes: seguridad, la gente añora la tranquilidad; trabajo, más de dos millones de hondureñas y hondureñas cargan con la pesada cruz del desempleo; educación y salud, dos derechos pisoteados por los gobernantes e irrespetados por los gremios.
Sabemos que en el 2013 la realidad no pinta nada bien pero la gente sueña, y eso es importante, algunos incluso aseguran que no han de morirse hasta que llegue un año en el que no haya ningún monigote que quemar porque en ese año se cumplieron sus sueños y deseos por lo que no se necesita reducirlo a cenizas. Los sueños y los deseos acompañados de unidad y organización se pueden cumplir.
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