viernes, 15 de enero de 2010
Presidente electo en Honduras, entre la banda y la bandolera
Vos el Soberano
"Gobernar es rectificar": Confucio
Por Roberto Quesada
Antes solía decirse que en Honduras se hunde el corcho y flota el plomo; los aviones chocan con los autos y los trenes con los barcos. Pero eso ahora es nada si se compara con que al dictador Micheletti un grupito de aduladores le hace reconocimientos a diario. Entre tantos sobresale el de que a un importante boulevar de la segunda ciudad en importancia, San Pedro Sula, van a nombrarle Roberto Micheletti. Hace un par de días unos empresarios lo nombraron como el Primer Héroe (de facto) del Siglo XXI.
Y, para ira e impotencia del pueblo hondureño, el Congreso golpista acaba de aprobarlo como diputado vitalicio con sueldo y seguridad de por vida para él y su familia. Esto sin olvidar que Micheletti y secuaces dejan las arcas del país sin posibilidades de navegación.
"Ante el desprecio internacional, el consumo nacional". Esta podría ser una nueva consigna en la golpeada Honduras, pero el presidente electo Pepe Lobo atribuye esto no al aislamiento en que se encuentra Honduras sino a la crisis económica que padece el país a raíz del golpe de Estado militar consumado el 28 de junio pasado. Es así como se realizará una ceremonia de traspaso de mando como nunca antes hemos visto: ausencia de presidentes (en el momento en que escribo el presente sólo el Presidente panameño ha confirmado, a riesgo de que a última hora se enferme y lo represente alguien), una capital militarizada y una ceremonia local para comenzar desde allí, según Pepe Lobo, con la austeridad, por tanto tendrán presencia estelar los artistas nacionales. No se sabe si participarán algunos artistas en resistencia.
Esta crisis, no me refiero a la económica sino a la de aislamiento, a la soledad con que Pepe recibirá el mandato, pudo no ser tan profunda como se vislumbra, pero el gobierno de facto, resumido en el rostro de Micheletti, no ha aportado absolutamente nada para que la situación cambie a mejor. Por el contrario, cada vez empeora más la forma en que el mundo ve a Honduras y los acontecimientos desde el 28 de junio: un Congreso Nacional que dio el golpe de Estado militar, y no bastándole con ello lo repitió el 2 de diciembre al rechazar la restitución del presidente constitucional Manuel Zelaya, ahora eleva al grado de diputado vitalicio al usurpador Micheletti.
Me preguntaba alguien qué significaba vitalicio. Tomado fuera de base no hallé mejor metáfora que decirle que es algo así como de por vida: como la cadena perpetua. Y se me ocurre que ese sí sería un merecido reconocimiento para quienes con las armas asaltaron el poder y luego asesinaron a compatriotas. Aunque alguien diga por allí que en Honduras "ni muertes ni atropellos ha habido", sino un golpe de Estado militar como en feria, con risas y fuegos pirotécnicos, digno de imitar.
Por un lado el gobernante de facto, Micheletti, pide al sector privado que respalde al gobierno de Porfirio Lobo Sosa, pero él no da el ejemplo, el mejor respaldo inmediato que puede tener el presidente electo y Honduras en general, es que Micheletti se vaya. No digo que renuncie porque él no fue electo por la voluntad popular sino por el Congreso en complicidad con la voluntad militar.
Con la permanencia de Micheletti en el poder hasta el 27 de enero, lo que la comunidad internacional interpreta, desafortunadamente para Pepe Lobo y para Honduras, es que existe un nexo directo entre el presidente electo y el gobierno de facto. Esto, indudablemente, entorpece profundamente la buena disposición de la administración Lobo por buscar el reconocimiento internacional, y arriesga al país a una crisis más fuerte de la que ya tiene, pues en palabras de Pepe Lobo, le entregan un país "super quebrado".
Quizá es poco o nada lo que pueda hacer Pepe Lobo, como presidente electo, para que Micheletti desista del delirio que lo tiene poseso de considerarse presidente constitucional, mucho menos ahora que la adulación ha llegado al extremo de nombrar a Micheletti como el primer héroe de facto del Siglo XXI. Pepe Lobo está obligado a convencer de que no le han propinado ya, antes de asumir el poder, un pre-golpe y que tiene la libertad constitucional (que no es mucho decir después del golpe de Estado militar) para gobernar.
La cooperación internacional es urgente, prioritaria, hacer lo del avestruz ante esta realidad equivale a ser promotor de suicidios colectivos. Hasta ahora Pepe Lobo no ha hecho nada contundente para demostrar su interés por esta normalización de las relaciones internacionales. Su discurso se ha limitado a decir que "es injusto y a quien más afecta es a la clase más pobre". La respuesta que tendrá es similar: "Sí, lo sentimos mucho por el pueblo hondureño, pero no podemos respaldar nada que huela a golpe de Estado militar, ni avalar la impunidad".
Durante su campaña política Pepe Lobo se ha desmarcado hábilmente del golpe de Estado militar aduciendo que el mismo fue perpetrado por la oposición, por el Partido Liberal, que ese ha sido un asunto, el golpe, entre liberales. Esto hasta el día de las elecciones es comprensible, pero una vez electo todo problema de Honduras, incluyendo el golpe de Estado militar, pasa a ser parte de su competencia.
Ante la terquedad de Micheletti y su falta de colaboración con el gobierno entrante, Pepe Lobo tiene la posibilidad, el 27 de enero, de mandar un claro mensaje. Y esto puede hacerlo a través del recibimiento de la banda presidencial, que sólo el pueblo otorga, quien la tiene es el presidente Zelaya, a quien reconoce absolutamente toda la comunidad internacional, incluyendo los Estados Unidos, como el presidente constitucional de Honduras. Por tanto, esa es la banda que debe recibir Pepe Lobo para comenzar el camino de la legitimidad de su gestión.
La banda es un símbolo de la continuidad presidencial y sólo es utilizada por el presidente en el cargo. Cuando el presidente termina su mandato, le entrega la banda presidencial a su sucesor como parte de la ceremonia de cambio de mando. Este simbolismo es importantísimo, de recibir Pepe Lobo no la banda sino la bandolera por parte de Micheletti (definición de bandolera, según la Real Academia Española de la Lengua: "Correa que cruza por el pecho y la espalda desde uno de los hombros hasta la cadera contraria y sirve para colgar un arma"), estaría prácticamente recibiendo con ello la continuidad del gobierno de facto. Lo que significa recibir y continuar con un gobierno impuesto por la fuerza militar, avalar la violación a los Derechos Humanos, avalar las violaciones a la Libertad de Expresión e, inevitablemente, presentarse ante la comunidad internacional como cómplice de los crímenes políticos ocurridos desde el 28 de junio pasado.
El presidente Zelaya tendría que entregar al nuevo Presidente del Congreso Nacional la banda presidencial que ostenta, el Congreso entregársela al ya presidente entrante Porfirio Lobo Sosa. Este día, aparte de convertirse en el presidente en funciones de Honduras, también Pepe Lobo tiene la posibilidad de cometer el primer grave error o el primer gran acierto de su administración. No lo parece pero así de sencillo y complejo es: debe decidir entre colocarse en el pecho una bandolera de facto o una banda presidencial.
"Gobernar es rectificar": Confucio
Por Roberto Quesada
Antes solía decirse que en Honduras se hunde el corcho y flota el plomo; los aviones chocan con los autos y los trenes con los barcos. Pero eso ahora es nada si se compara con que al dictador Micheletti un grupito de aduladores le hace reconocimientos a diario. Entre tantos sobresale el de que a un importante boulevar de la segunda ciudad en importancia, San Pedro Sula, van a nombrarle Roberto Micheletti. Hace un par de días unos empresarios lo nombraron como el Primer Héroe (de facto) del Siglo XXI.
Y, para ira e impotencia del pueblo hondureño, el Congreso golpista acaba de aprobarlo como diputado vitalicio con sueldo y seguridad de por vida para él y su familia. Esto sin olvidar que Micheletti y secuaces dejan las arcas del país sin posibilidades de navegación.
"Ante el desprecio internacional, el consumo nacional". Esta podría ser una nueva consigna en la golpeada Honduras, pero el presidente electo Pepe Lobo atribuye esto no al aislamiento en que se encuentra Honduras sino a la crisis económica que padece el país a raíz del golpe de Estado militar consumado el 28 de junio pasado. Es así como se realizará una ceremonia de traspaso de mando como nunca antes hemos visto: ausencia de presidentes (en el momento en que escribo el presente sólo el Presidente panameño ha confirmado, a riesgo de que a última hora se enferme y lo represente alguien), una capital militarizada y una ceremonia local para comenzar desde allí, según Pepe Lobo, con la austeridad, por tanto tendrán presencia estelar los artistas nacionales. No se sabe si participarán algunos artistas en resistencia.
Esta crisis, no me refiero a la económica sino a la de aislamiento, a la soledad con que Pepe recibirá el mandato, pudo no ser tan profunda como se vislumbra, pero el gobierno de facto, resumido en el rostro de Micheletti, no ha aportado absolutamente nada para que la situación cambie a mejor. Por el contrario, cada vez empeora más la forma en que el mundo ve a Honduras y los acontecimientos desde el 28 de junio: un Congreso Nacional que dio el golpe de Estado militar, y no bastándole con ello lo repitió el 2 de diciembre al rechazar la restitución del presidente constitucional Manuel Zelaya, ahora eleva al grado de diputado vitalicio al usurpador Micheletti.
Me preguntaba alguien qué significaba vitalicio. Tomado fuera de base no hallé mejor metáfora que decirle que es algo así como de por vida: como la cadena perpetua. Y se me ocurre que ese sí sería un merecido reconocimiento para quienes con las armas asaltaron el poder y luego asesinaron a compatriotas. Aunque alguien diga por allí que en Honduras "ni muertes ni atropellos ha habido", sino un golpe de Estado militar como en feria, con risas y fuegos pirotécnicos, digno de imitar.
Por un lado el gobernante de facto, Micheletti, pide al sector privado que respalde al gobierno de Porfirio Lobo Sosa, pero él no da el ejemplo, el mejor respaldo inmediato que puede tener el presidente electo y Honduras en general, es que Micheletti se vaya. No digo que renuncie porque él no fue electo por la voluntad popular sino por el Congreso en complicidad con la voluntad militar.
Con la permanencia de Micheletti en el poder hasta el 27 de enero, lo que la comunidad internacional interpreta, desafortunadamente para Pepe Lobo y para Honduras, es que existe un nexo directo entre el presidente electo y el gobierno de facto. Esto, indudablemente, entorpece profundamente la buena disposición de la administración Lobo por buscar el reconocimiento internacional, y arriesga al país a una crisis más fuerte de la que ya tiene, pues en palabras de Pepe Lobo, le entregan un país "super quebrado".
Quizá es poco o nada lo que pueda hacer Pepe Lobo, como presidente electo, para que Micheletti desista del delirio que lo tiene poseso de considerarse presidente constitucional, mucho menos ahora que la adulación ha llegado al extremo de nombrar a Micheletti como el primer héroe de facto del Siglo XXI. Pepe Lobo está obligado a convencer de que no le han propinado ya, antes de asumir el poder, un pre-golpe y que tiene la libertad constitucional (que no es mucho decir después del golpe de Estado militar) para gobernar.
La cooperación internacional es urgente, prioritaria, hacer lo del avestruz ante esta realidad equivale a ser promotor de suicidios colectivos. Hasta ahora Pepe Lobo no ha hecho nada contundente para demostrar su interés por esta normalización de las relaciones internacionales. Su discurso se ha limitado a decir que "es injusto y a quien más afecta es a la clase más pobre". La respuesta que tendrá es similar: "Sí, lo sentimos mucho por el pueblo hondureño, pero no podemos respaldar nada que huela a golpe de Estado militar, ni avalar la impunidad".
Durante su campaña política Pepe Lobo se ha desmarcado hábilmente del golpe de Estado militar aduciendo que el mismo fue perpetrado por la oposición, por el Partido Liberal, que ese ha sido un asunto, el golpe, entre liberales. Esto hasta el día de las elecciones es comprensible, pero una vez electo todo problema de Honduras, incluyendo el golpe de Estado militar, pasa a ser parte de su competencia.
Ante la terquedad de Micheletti y su falta de colaboración con el gobierno entrante, Pepe Lobo tiene la posibilidad, el 27 de enero, de mandar un claro mensaje. Y esto puede hacerlo a través del recibimiento de la banda presidencial, que sólo el pueblo otorga, quien la tiene es el presidente Zelaya, a quien reconoce absolutamente toda la comunidad internacional, incluyendo los Estados Unidos, como el presidente constitucional de Honduras. Por tanto, esa es la banda que debe recibir Pepe Lobo para comenzar el camino de la legitimidad de su gestión.
La banda es un símbolo de la continuidad presidencial y sólo es utilizada por el presidente en el cargo. Cuando el presidente termina su mandato, le entrega la banda presidencial a su sucesor como parte de la ceremonia de cambio de mando. Este simbolismo es importantísimo, de recibir Pepe Lobo no la banda sino la bandolera por parte de Micheletti (definición de bandolera, según la Real Academia Española de la Lengua: "Correa que cruza por el pecho y la espalda desde uno de los hombros hasta la cadera contraria y sirve para colgar un arma"), estaría prácticamente recibiendo con ello la continuidad del gobierno de facto. Lo que significa recibir y continuar con un gobierno impuesto por la fuerza militar, avalar la violación a los Derechos Humanos, avalar las violaciones a la Libertad de Expresión e, inevitablemente, presentarse ante la comunidad internacional como cómplice de los crímenes políticos ocurridos desde el 28 de junio pasado.
El presidente Zelaya tendría que entregar al nuevo Presidente del Congreso Nacional la banda presidencial que ostenta, el Congreso entregársela al ya presidente entrante Porfirio Lobo Sosa. Este día, aparte de convertirse en el presidente en funciones de Honduras, también Pepe Lobo tiene la posibilidad de cometer el primer grave error o el primer gran acierto de su administración. No lo parece pero así de sencillo y complejo es: debe decidir entre colocarse en el pecho una bandolera de facto o una banda presidencial.
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