viernes, 24 de septiembre de 2021

Los ataques y la violencia contra los miskitos son responsabilidad del Estado Hondureño


Radio Progreso

Un fuerte aguacero de balas vivas opacó el cielo de las comunidades de Ibans y Cocobila en el municipio de Juan Francisco Bulnes, Gracias a Dios, dejando a 12 pobladores heridos de gravedad y develando la violencia sistemática que sufre el pueblo Miskito, en nombre de la lucha contra el narcotráfico que ovaciona el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández.

Gracias a Dios o la Moskitia, por su ubicación geográfica y difícil acceso, está catalogada como tierra fértil para el trasiego de drogas y otros productos ilegales. De acuerdo a datos oficiales solo en el 2020 fueron inhabilitadas 34 pistas clandestinas de aterrizaje más conocidas como “narcopistas”, así como el aseguramiento de ocho “narcoavionetas”.

Pero detrás de toda esa actividad ilegal hay una zona con una riqueza natural impresionante, donde habitan cuatro pueblos indígenas, mayoritariamente misquitos, quienes históricamente han sido violentados en sus derechos más fundamentales; educación, salud, alimentación, vivienda y la vida misma.  La población miskita sobrevive de la pesca que realiza para grandes embarcaciones pesqueras y del cultivo de granos básicos como el arroz.

A la Moskitia la baña el mar caribe y la atraviesan extensas lagunas, ríos y canales por donde a diario circulan cientos de lanchas que trasladan a la población, productos de primera necesidad y combustible. Por su cercanía con el departamento de Colón, el municipio de Juan Francisco Bulnes es de fuerte actividad económica y sus comunidades son más pobladas.

La tarde del 16 de septiembre mientras la población realizaba sus actividades de pesca de medusa y otros mariscos, un helicóptero de las Fuerzas Armadas apareció en el cielo disparando a diestra y siniestra, bajo el argumento de detener a los tripulantes de una lancha rápida de tres motores donde supuestamente se transportaba droga. No hubo detenidos, pero si pobladores heridos que se encontraban en la playa y en sus viviendas.

“Tenemos evidencia que los disparos cayeron dentro de las casas y sobre las personas. Cómo es posible que el gobierno actúe de forma inhumana, cruel y cobarde. Condenamos este acto. No aceptamos las mentiras de los voceros de las Fuerzas Armadas, quienes afirman que se trató de un enfrentamiento”, Ranulfo Julián Andares presidente de la organización Unidad del Pueblo Miskito Masta, dijo esto en una entrevista a Radio Progreso, tras conocerse la noticia del ataque perpetrado por militares de la Fuerza de Tarea Conjunta “Policarpo Paz García”. 

Los miskitos heridos fueron trasladados al hospital de Puerto Lempira en Gracias a Dios y La Ceiba en Atlántida. Entre las víctimas está un docente quien recibió un disparo en el estómago mientras se encontraba conversando con unos de sus estudiantes en la playa. Producto de la indignación y el miedo, la población invadió las redes sociales con videos y fotografías que mostraron el terror vivido. “Podríamos compararlo con una película de guerra. Parecía un bombardeo en Afganistán o Palestina”, dijo Andares.

Ranulfo Julián asegura que no es la primera vez que los militares abusan de su autoridad para agredir y asesinar al pueblo. “Para el gobierno los miskitos somos como animales, a tal grado que desde un helicóptero nos tiran a matar, porque no dispararon contra la lancha, dispararon sobre una comunidad donde viven niños, mujeres, ancianos y personas lisiadas producto de la pesca de langosta”, dijo asegurando no estar en contra de la lucha contra el narcotráfico, pero reconoce que la presencia de los militares en todo el departamento ha sido sinónimo de mayor represión para los indígenas, mientras el crimen organizado sigue operando a sus anchas.

Mientras los miskitos aseguran que es un ataque despiadado, las Fuerzas Armadas, medios de comunicación y el Ministerio Público le llaman enfrentamiento entre núcleos del crimen organizado.

¿Lucha contra las drogas?

En Honduras no existe una institución que desarrolle un trabajo de inteligencia para detectar por donde pasa exactamente la droga, aunque desde Casa Presidencial y el Estado Mayor Conjunto se sabe a cabalidad la ruta, dijo el ex capitán del Ejército Santos Orellana Rodríguez, quien por más de 10 años integró un equipo especial de lucha contra el narcotráfico en Gracias a Dios.

Para el ex capitán lo ocurrido en Juan Francisco Bulnes es condenable, pero asegura que estos hechos han ocurrido muchas veces dejando a personas inocentes heridas o fallecidas, porque las operaciones que se realizan en la zona son bajo sospecha únicamente. Al mismo tiempo cuestionó la premura que tuvo el equipo militar que viajaba en el helicóptero, ya que una orden de disparar contra civiles solo la puede dar el jefe del Estado Mayor Conjunto, cuando el encargado de la misión y su superior lo han puesto al tanto.

“En estos operativos hasta se le consulta al Ministro de Defensa. Una vez se tiene el visto bueno se hacen disparos de advertencia, pero en los videos podemos ver que dispararon directamente contra la población y sus viviendas. La lancha decomisada transportaba combustible y muchas veces esas lanchas rápidas sirven para trasladar combustible a los barcos pequeros”, dijo.

Orellana se considera una de las personas que ha combatido el narcotráfico en Honduras, especialmente cuando estuvo asignado a la Moskitia. El decomiso de una aeronave con droga propiedad Juan Antonio “Tony” Hernández, hermano del presidente Juan Orlando Hernández, le costó al capitán una baja deshonrosa y un proceso de criminalización por los delito de abuso de autoridad y violación a los deberes de los funcionarios.

Tony Hernández fue encontrado culpable por 4 delitos de narcotráfico en una corte del Distrito Sur de New York en Estados Unidos, y en marzo de 2021 fue  condenado a cadena perpetua y más 30 años. Mientras que el ex capitán Santos Orellana, quien se atrevió a revelar los nexos de Tony Hernández con el narcotráfico en 2018, ya había recibido sobreseimiento definitivo por las acusaciones que enfrentaba.

Desde su experiencia Orellana asegura que en Honduras no existe lucha contra el narcotráfico, lo que hay es una disputa por controlar los territorios por donde pasa la droga. “Ningún narco iba a prosperar tanto sin la ayuda del gobierno. Usted puede ver que uno de los capos más grande de Centroamérica pertenece a la familia Hernández”, para el ex capitán es irónico y ridículo que las Fuerzas Armadas digan que combaten el narcotráfico, cuando han sido incapaces de proceder contra el presidente y 44 diputados que buscan reelegirse en el Congreso Nacional.

La población Miskita sobrevive a la violencia estructural de las autoridades gubernamentales por el abandono histórico y el incumplimiento a sus derechos fundamentales, pero también se enfrentan a la cotidiana violencia y control territorial que ejerce el crimen organización y los capos del narcotráfico nacionales y extranjeros,  ante la ausencia de un Estado que responda por sus vidas.


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