martes, 21 de septiembre de 2021

El pueblo hondureño tiene una capacidad impresionante de resistencia y de esperanza

Radio Progreso

Escritor hondureño Julio Escoto.

En el marco del bicentenario, el escritor hondureño Julio Escoto sostiene que el pueblo hondureño tiene una capacidad impresionante de resistencia, y la resistencia misma implica esperanza.

“Uno puede entrar a una etapa de ilusión con dos enfoques: la ilusión concreta, uno dice éste es mi proyecto y voy a trabajar duramente para cumplirlo, o la utopía que uno sabe que se desea, que se sueña pero no se alcanza porque ésa es la utopía, es algo que no se puede llegar a concreción. El pueblo hondureño es más pacífico de lo que se desea, debería ser un poco más agresivo, pero tiene esperanza, no se hunde, no se deprime”, sostuvo Escoto.

El escritor hondureño expresa su admiración por la sociedad hondureña que durante 200 años de supuesta independencia y más de 500 años de dominio externo e interno, ha demostrado su capacidad de resistir y sobrevivir.

Radio Progreso (RP) dialogó con el escritor Julio Escoto (JE) sobre el bicentenario y la soberanía nacional.

RP. ¿Cómo ha sobrevivido a la pandemia?

JE. Digamos que bien, el encierro para los escritores es positivo porque nos hace trabajar, escribir, pensar, meditar, reflexionar, para mí ha sido muy productivo, claro en lo personal porque en lo colectivo es doloroso tanta muerte, personas enfermas y desde luego, lo más terrible, tanto abandono, descuido y tanta corrupción dentro del manejo de la pandemia.

RP. En sus reflexiones que ha tenido, ¿a qué conclusiones ha llegado sobre la situación del país?

JE. Tengo que decir que tengo fortalecida mi admiración por la sociedad hondureña. Durante 200 años de supuesta independencia pero durante 500 años de dominio externo e interno, el pueblo ha probado que es capaz de resistir y sobrevivir.

RP. ¿Cómo analiza esa resistencia a nivel de Centroamérica?

JE. Eso ocurre en toda Centroamérica. Si nosotros vemos en el caso de Guatemala, las dictaduras que tuvo hasta de 30 años, si vemos en El Salvador a presidentes criminales como Maximiliano Hernández Martínez de quien no se sabe todavía cuántos indígenas mató. Si nos vamos a Nicaragua, que creo que es el pueblo más sufrido que ha tenido Centroamérica donde no solamente ha habido intento de vender al país y convertirlo en un Estado Asociado a Estados Unidos sino que además, fue gobernado por un norteamericano filibustero, tuvo dictadores y en este momento tiene una crisis política también.

Si nosotros vemos, toda Centroamérica es un pueblo de resistencia permanente, constante, día a día, eso es de admirar, es digno de meditarlo y decir que estamos hechos de alguna fibra que nos va a permitir llegar al siglo XXII.

RP. ¿En qué etapa de la historia estamos?

JE. Estamos entrando a la madurez. Ya dejamos atrás la infancia, de las creencias en inventos políticos y económicos, estamos empezando a reflexionar con seriedad y a darnos cuenta que todo lo que hemos intentado antes no funcionó, no porque los sistemas no funcionen en si sino, porque los hombres que nos han gobernado, los individuos que han estado al mando de la nación no han sido capaces, han sido infieles con la población, infieles con los credos del pueblo, con la libertad, la democracia y la razón, y que por lo tanto, hay que cambiarlos.

RP. ¿Qué piensa de los gobernantes que llegan al poder vía las urnas y luego acomodan las leyes para garantizar su continuidad tal como ocurre en Honduras, Nicaragua y ahora en El Salvador?

JE. La gente debe convencerse de que sólo la palabra no cambia la situación social, se necesita movimiento, se necesita protesta y se necesita acción. En estos tres países la gente ha intentado cambiar la situación por medio de la palabra y no lo ha logrado. En Honduras, con el movimiento de las antorchas, el gobierno corrió a integrar la Maccih pero una vez que todo bajó, decidió acabar con ella.

RP. A pesar de los golpes, la gente sigue creyendo en procesos electorales democráticos, ¿cómo lo interpreta usted?

JE. Es el ansia, es el deseo. Este pueblo tiene una capacidad impresionante de resistencia, y la resistencia implica esperanza. Uno puede entrar a una etapa de ilusión con dos enfoques: la ilusión concreta, uno dice éste es mi proyecto y voy a trabajar duramente para cumplirlo, o la utopía que uno sabe que se desea, que se sueña pero no se alcanza al final porque es utopía, es algo que no se puede llegar a concreción. El pueblo hondureño es más pacífico de lo que se desea, debería ser un poco más agresivo, pero tiene esperanza, no se hunde, no se deprime.

RP. ¿Cuál es la independencia por la que debemos luchar?

JE. Debemos aceptar que en el mundo moderno no existen los países independientes. Estados Unidos, la potencia mayor del mundo, tiene una deuda impresionante con China, ósea que si China quisiera, en algún momento, destruir la economía de Estados Unidos puede perfectamente hacerlo con sólo cambiar la moneda de la deuda de dólares o con sólo cambiar sus relaciones de comercio a otras monedas. Alemania está inaugurando un oleoducto que lo liga a Rusia, allí hubo un entendimiento de que te ayudo y me ayudas o nos destruimos.

Pero sí hay países que luchan por alcanzar cierta independencia y autonomía en sectores de su vida como por ejemplo, en el tema de seguridad, todos los países tienen sus ejércitos para defender la soberanía. Pero debemos formular un proyecto de independencia en áreas como salud, educación y con posibilidades de mejoras sociales como acceso a la vivienda, una autonomía agroalimentaria que garantice la comida para todos y todas.

RP. ¿Cuáles son nuestras ataduras actuales?

JE. Hay una que es grave y dolorosa que es la falta de educación o los bajos niveles de educación. Todavía hay en el país gente que se guía por las telenovelas y por las supersticiones. La ausencia de la educación conduce a la usencia de educación política. Un individuó que no sabe leer la letra, no sabe leer la política de su país, no sabe entenderla, no reconoce y no identifica a aquellos que lo explotan. Es una de las ataduras más duras y fuertes. También otra atadura es no tener un pueblo con salud.

RP. ¿Quiénes son los próceres de hoy?, ¿a quiénes hay que enaltecer?

JE. Hay próceres en Honduras vivos, no sólo los de las historias, los de las estatuas y las pinturas, hay próceres que están aquí, cerca de nuestras casas, y son aquellas gentes que realizan, dentro de la historia nacional acciones extraordinarias, fuera de lo común. Por ejemplo, Juval Valerio que fue director de extensión universitaria de la UNAH hace algunas décadas, fue una persona que se dedicó a la cultura nacional todos los días. Además se nos acaba de ir, por el virus, un prócer ecológico como Mauricio Torres Molinero, también está Hugo Noé Pino como un prócer dentro del campo de la economía, un hombre honesto, respetado, con sus criterios sólidos.

Esos también son modelos así como Morazán que es un modelo de honestidad, José Trinidad Cabañas por su valor y honestidad, Valle por su sabiduría y su visión. Son modelos. Pero también no debemos olvidar a nuestros próceres que vemos pasar todos los días como un señor que trabaja con su motocicleta, hace su labor, 15 minutos para las 7:00 de la mañana lleva a sus hijos a la escuela, a las 11:30 los regresa a su casa, y él regresa a sus labores con su motocicleta. Estamos rodeados de próceres y tenemos que aprender a reconocerlos.

RP. ¿Son las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico, ZEDE, la mayor amenaza a la soberanía del país?

JE. Efectivamente es la amenaza inmediata. Yo creí que ese proyecto había sido un fracaso, y efectivamente lo fue porque surgió allá por el 2013 y no pudo avanzar durante mucho tiempo hasta ahora que los pícaros del gobierno dijeron: si no aprovéchanos este último pedazo de poder y de gobierno que tenemos nunca vamos a lograr las ZEDE, y si no lo logramos no tendremos donde refugiarnos para no nos alcance la justicia nacional y si acaso la internacional.

Son un riesgo porque ellos están intentando crear unos entes autónomos, políticos, económicos, policiales y militares, están tratando de crearlos como si fueran unas pequeñas republicas en verdad, y eso no se puede permitir.


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