miércoles, 10 de octubre de 2012
Crisis y polarización política e ideológica
Radio Progreso
Toda crisis puede ser una oportunidad para avanzar hacia adelante. Y si no se aprovecha puede conducir a mayores niveles de deshumanización. Albert Einstein dice que “la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos”. Por supuesto, si se sabe asumir con responsabilidad.
Sin embargo, ante la crisis hondureña no hemos sabido responder con responsabilidad. Haber roto el orden constitucional fue una de esas irresponsabilidades que nos hundió más en la crisis que ya traíamos desde muchos años atrás. Y no haber retornado en los primeros siete meses del golpe al orden constitucional, presentando las elecciones del 29 de noviembre de 2009 como la solución política a la crisis, fue otra de las irresponsabilidades que luego fuimos pagando, y seguimos pagando muy caro.
En mayo de 2011 se firmó el acuerdo político de Cartagena de Indias que formalmente significó un pacto entre golpistas y golpeados. Ese acuerdo de Cartagena permitió el retorno de Zelaya Rosales, el retorno de Honduras a la OEA y el reconocimiento de la resistencia como fuerza legalmente beligerante dentro de la sociedad hondureña. Sin embargo, ese acuerdo político evitó hacer frente a las graves violaciones a los derechos humanos y a las necesidades de pactar en torno a los auténticos conflictos hondureños. Fue otra respuesta irresponsable ante la crisis hondureña.
En julio de 2011 la Comisión oficial de la Verdad y la Reconciliación hizo público su informe con más ochenta recomendaciones, sesenta de las cuales le tocaba al Congreso Nacional su implementación. Fue una oportunidad política para debatir y lograr un pacto social en base a consensos mínimos. Se pudo haber tratado en serio el asunto de las violaciones a los derechos humanos y sus responsables, el asunto de la policía, las fuerzas armadas, los medios de comunicación y la libertad de expresión. Todo quedó en papel mojado. Una oportunidad que se quedó en una actitud irresponsable por parte de quienes tienen la responsabilidad política más alta en el país.
En agosto de este año 2012 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó el Informe “Reducir la inequidad: un desafío impostergable” en el cual propone como recomendación fundamental la necesidad de impulsar un Pacto Social para reducir la inequidad a partir de la plena participación de todos los sectores sociales. Nadie de entre los sectores políticos hondureños le ha puesto atención, porque todos están afanados en la campaña política como una salida falsa e irresponsable a la crisis. Todos han apostado por salidas políticas que no tocan los resortes generadores de la crisis.
En el contexto hondureño, cualquier oportunidad desperdiciada redunda en mayor descalabro social y económico, y en mayor control de la crisis por quienes viven y negocian desde los corredores oscuros de la violencia, la criminalidad y la impunidad. Esa ha sido la práctica de los últimos años, y es el camino por el que siguen transitando los políticos y el alto empresariado hondureño. La campaña política actual solo recrudecerá la polarización política e ideológica.
Cuanto más polarizados estemos en asuntos políticos e ideológicos, más ventaja le damos a los más ricos de Honduras, porque dejamos intacto el proceso de concentración de recursos y capitales en sus manos a costa de la miseria de la mayoría. Cualquier salida a la crisis ha de pasar por hacer frente a esta polarización fundamental, y hemos pasado haciendo un rodeo a la misma, y por lo tanto sigue en firme la gran tarea de hacer frente a los resortes económicos y sociales que sostienen la crisis hondureña. Ese es el camino, lo demás es seguir irresponsablemente alimentando falsas ilusiones.
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