lunes, 29 de octubre de 2012
De caravanas a caravanas
Radio Progreso
En estos días, las caravanas recorren ciudades y pueblos, y las carreteras las vemos cubiertas con desfiles de carros, colores y bocinas. Los medios de comunicación llenan sus espacios de las caravanas con sus multivariados colores. Las hay caravanas con un mismo color azul. Recorren el territorio nacional y se detienen en las principales ciudades para anunciar la salvación de Honduras, al tiempo que otras prometen la unidad azul y otras con el mismo color azul se funden con el verde olivo para prometer un cambio para Mi País.
Las hay caravanas rojas, muy rojas y rojas y blanco. Hay que tener muy buena vista para distinguir si se trata de una caravana liberal o una caravana del partido Libre, no porque pronuncian iguales discursos o porque los rostros de sus candidatos se parezcan, sino porque se confunden entre tanto colorido rojo.
Las caravanas están muy de moda, y en todos los rincones del país se sabe de candidatos a alcaldes, regidores y diputados que con sus activistas muy bien remunerados, sacan sus carros, viejos y nuevos, motocicletas y bicicletas y flameando las banderas, recorren calles, carreteras y veredas para lanzar al viento sus promesas de campañas.
Hay otra caravana. No está llena de colores ni hace tantas bullas. No tienen que ver con campañas electorales. Mientras los medios de comunicación destacan las grandes caravanas electorales, esta otra caravana queda como marginal noticia, si es que acaso la mencionan.
Se trata de la caravana que emprendió el mismo camino, el larguísimo camino, lleno de frustraciones, tristezas y amarguras que han recorrido los compatriotas migrantes en busca de un trabajo en el carnicero país del norte. Es una caravana sin colores y sin discursos, sin propaganda y sin candidatos. Es una caravana con una carga enorme de sufrimientos y lágrimas, de angustias y de pequeñas pero profundas esperanzas familiares.
En Radio Progreso decidimos hacer caso omiso de las caravanas multicolores y sus rimbombantes discursos de campaña. Hemos optado por colocarnos al lado de la caravana de familiares de migrantes, porque en ellos, en sus tristezas y pesares, en sus lágrimas y en sus esperanzas rotas, encontramos pleno sentido a la lucha por la patria herida. Y en seguir su caminar experimentamos que se juega la vida de los pobres y nuestra fe en el Dios de la Vida.
En esta caravana de familiares de migrantes desaparecidos se encuentran las esperanzas que brotan del dolor y de la lucha auténtica de resistencia. Aquí, en esta caravana tan pequeña se encuentra un trozo incomparable de futuro. Las otras caravanas, es cierto, están llenan de colores y discursos, de palabras y de promesas, justamente porque jamás las podrán llenar de dignidad, de lucha popular y de fe en la defensa de la causa de los pobres.
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