martes, 16 de octubre de 2012
Derecha de Honduras rechaza a Chávez pero codicia el petróleo de Venezuela
Por Arturo Cano
¿Y cuándo fue la donación de los 100 millones de dólares?. Henrique Capriles Radonski le dio vuelta a sus papeles. En 2010, dijo. ¿Cómo? ¿Le dio los dólares a (Roberto) Micheletti?, se oyó en el auditorio. Bueno, luego preciso y te paso todo.
Una de las líneas de ataque del candidato opositor durante la reciente campaña fue repetir, en cuando acto público participaba, una lista de donaciones que el gobierno de Hugo Chávez ha hecho por todo el mundo.
El intercambio inicial ocurrió el primero de octubre, en una rueda de prensa que Capriles –quien a sólo cuatro días de su derrota en la presidencial se inscribió nuevamente como candidato, ahora para buscar la relección en la gubernatura del estado Miranda– ofreció a enviados extranjeros para decir que él no regalaría el dinero de los venezolanos y acusar a Chávez de monoexportador: Lo único que exporta es su proyecto político.
El abogado mirandino no ofreció su fuente, aunque es fácil deducir que es el propio gobierno de Chávez, que suele difundir no sólo las donaciones, sino también los contratos que, en el marco de iniciativas como la Alba y Petrocaribe, firma con otros países.
El Heraldo, diario hondureño que estuvo abiertamente con el golpe de Estado, tuvo dos enviados a la elección venezolana, y publicó la denuncia del candidato opositor dando por hecho que se trataba de otros millones de dólares distintos de los entregados por Venezuela a Honduras en el marco de acuerdos de cooperación; aunque Capriles nunca dijo eso, tampoco habló de que los recursos hayan sido entregados a la casa presidencial y ni siquiera tenía claro el año de la supuesta donación (de ser en 2010, como dijo, la lana la habría recibido el actual presidente Porfirio Lobo).
Claro, el asunto ya dio para un gran escándalo en Honduras y el ex presidente derrocado, Manuel Zelaya Rosales, ha sido llamado a declarar ante autoridades judiciales.
Capriles denuncia, sin pruebas y con datos revueltos, la prensa golpista hondureña retoma el asunto y el círculo se cierra cuando la prensa opositora venezolana publica fotos de Chávez y Zelaya con cabezas como: La plata de don Regalón.
Doblemente arrecho
Los golpistas hondureños sacaron en pijama al presidente Zelaya en aras de la dignidad nacional, pero nunca movieron un dedo para regresar a Venezuela los millones de dólares recibidos. Ni siquiera lo hicieron cuando, en diciembre de 2009, el congreso hondureño determinó la salida de ese país de la Alba.
Desde Tegucigalpa, Zelaya rechazó la acusación del entonces candidato presidencial y dijo que todas las operaciones llevadas a cabo en el marco de Petrocaribe y la Alba constituyeron créditos documentados por el Banco Central de Honduras, y que quedaron en su totalidad en las arcas nacionales al momento del golpe de Estado militar de 2009, por cierto, apoyado por el señor Capriles Radonski.
En agosto de 2009, en una entrevista con este diario, el ex ministro de Gobernación de Zelaya, Víctor Meza, dijo que antes de que Honduras recibiera los fondos venezolanos, el Congreso hondureño –que no controlaba el presidente luego destituido, sino el golpista Roberto Micheletti– había puesto un candado legal, obligando a crear fideicomisos para hacer transparente el manejo de los recursos de Petrocaribe.
Al momento del golpe de Estado, dijo también Meza, en el Banco Central de Honduras había “137 millones de dólares ahorrados y esta semana (principios de agosto de 2009) sacaron 44 millones para el Congreso Nacional, lo que debe tener doblemente arrecho (encabronado) a Chávez”.
Dicho en otras palabras, el golpista Micheletti utilizaba el dinero de quien consideraba el demonio.
Tras la firma de la Alba, el gobierno hondureño recibió 50 millones de dólares para el financiamiento de diversos proyectos: 30 millones para relanzar un programa de producción agropecuaria; 10 millones para un programa dirigido a pequeñas empresas y dos millones para atender la emergencia de un huracán. En suma, dijo Meza, 292 millones de dólares que están en las arcas del banco central, porque la misma burocracia había frenado la transferencia.
El jueves pasado, el portavoz de la fiscalía hondureña, Marvin Cruz, dijo que Zelaya ha sido citado por el supuesto ingreso de 100 millones de dólares que habría donado Venezuela a Honduras.
Petróleo sin socialismo
La afirmación de Capriles cayó como anillo al dedo a los liberales y nacionalistas de Honduras, donde en estos días se desarrolla un proceso electoral. Zelaya y sus seguidores participan con su nueva fuerza política, el Partido Libre, que podría romper el histórico bipartidismo.
Resulta curioso que el mismo diario hondureño que recogió la denuncia de Capriles ha informado en varias ocasiones sobre el destino de los dineros venezolanos.
El 5 de enero de este año, por ejemplo, publicó una nota en la que el secretario de Finanzas, William Chong Wong, afirma, con la presidenta del Banco Central de Honduras a su lado, que en pago de combustible a Venezuela y en transferencias a entidades públicas se erogaron los 183.6 millones de dólares recibidos de la iniciativa de Petrocaribe.
El secretario de Finanzas también dice que Honduras aún tiene, para esa fecha, 40.4 millones de dólares recibido en la bolsa de la Alba.
La nota da cuenta de a cuáles dependencia del gobierno fueron entregados los fondos durante 2009 (tanto por el gobierno de Zelaya como por el del golpista Micheletti) y dice que Porfirio Lobo recibió del gobierno interino 59.4 millones de dólares que fueron usados para financiar el proyecto hidroeléctrico Patuca III.
En abril de 2011, finaliza la nota, el fideicomiso se consideró liquidado.
Como si algo faltara, apenas el pasado martes los organismos cúpula de los empresarios hondureños, activos participantes en el golpe de Estado, pidieron que Honduras retorne a Petrocaribe.
Es también un sueño del presidente Porfirio Lobo, quien vía su viceministro de Industria y Comercio, Juan José Cruz, dijo que las negociaciones para el retorno al esquema se detuvieron por la enfermedad del presidente Chávez, pero que podrían retomarse ahora que ha sido relecto.
Entusiasta del golpe de Estado, el presidente de la Asociación Nacional de Industriales de Honduras, Adolfo Facussé, es uno de los que quieren el retorno de su país a Petrocaribe (un plazo de hasta 25 años para pagar y a un interés bajísimo enamora hasta a los enemigos del chavismo).
Facussé pide mirarse en el espejo de Nicaragua, que se ha convertido en un enorme exportador de carne a Venezuela.
Y, bueno, además, las elecciones reflejan una tendencia, Chávez goza de una popularidad innegable.
¿Ayuda a los hondureños llevar a la justicia al amigo de Chávez al mismo tiempo que piden su reingreso a Petrocaribe?
A saber, pero no hay duda de que el petróleo une lo que los golpes de Estado separan.
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