Una “Comisión de Derechos Humanos” para “revisar” sus casos; continúan a reclamar, al régimen de Porfirio Lobo, los campesinos del MUCA, próximos a cumplir una semana en huelga de hambre… y toda una vida en resistencia.
El sol no aparece aquí para entibiar, ni la lluvia para humedecer la tierra arrebatada; refresca, a veces, los cuerpos calurosos y empapa, otras veces, las ropas y los colchones en el piso, para hacer aun más incomoda la noche.
El agua empujada por el viento, deslava los cartelones de protesta en reclamo de la tierra que un día, los extraños, inundaron de codicia.
Pero, Ágatha, la intensa tormenta, por tres días, aun si intermitente, no hizo desvanecer la indignación. Los torrentes arrastraron muchos bienes, y hasta, dolorosamente, algunas vidas, pero no la convicción de estos campesinos por la verdad y la justicia.
Ellos están firmes y fuertes, como la palmera africana que con sus mismas manos se han visto obligados a sembrar para otros, en sus propias heredades.
Insisten en que se “expropie y se les devuelvan las tierras que les fueron quitadas con engaños”, en forma “ilegal” por aguzados latifundistas, “sobornando y falsificando nuestros documentos”, explica el presidente de la cooperativa, La Trinidad, Julián Hernández.
A pesar de que los juzgados hubieran determinado que “nuestros casos deberían resolverse en los tribunales de lo civil”, hemos sido “desalojados por la fuerza”, reclama Julián.
¿Hambre? ¡Qué va!, “no le temen”, ha sido, desde siempre, compañera, dice -casi orgullosa- desde la colchoneta sobre el suelo, donde reposa, Vilma Maribel, de la Cooperativa San Esteban. Una joven mujer, la única del grupo, mientras los doce hombres que la rodean, se ponen de pie, uno a uno, e insisten en dar sus nombres, por sí mismos, como si los llamaran a batalla.
Arrancados de la tierra, pero aferrados a la lucha
Aseguran que al desalojarlos, los policías y los militares les “robaron parte de sus pertenencias, radios, machetes y otras cosas”, que tenían para subsistir, mientras permanecían en las tomas por “recuperar” sus tierras.
Julián, como si hiciera un recuento de su propia vida, recalcó, mientras sacudía sus manos como en petición desesperada: “tenemos catorce años de estar en la lucha por nuestras tierras por la vía civil, y hemos sido desalojados, sin orden [judicial]”.
Que “ya paren el atropellamiento. Es vergonzoso para Honduras que los militares nos echen de las tierras que nos pertenecen, nosotros somos los dueños de esas tierras. Nos dicen que somos campesinos armados, cuando son los militares lo que tiene las armas… son ellos los que tienen las armas”, exclamó.
Hambre y sed de justicia
“Policías, fiscales y militares han sido comprados por los terratenientes Miguel Facussé y René Morales”, asegura Hernández. Exigen destituir a los jueces de Tocoa, Saúl Paz y Víctor Meléndez, por corrupción al favorecer a Facussé, lo mismo a los jueces, Kenia Lagos, Blanca Andino y Oswaldo Osorio.
Julián, junto sus doce compañeros campesinos de cuatro cooperativas, de Trujillo y de Colón, que son parte del Movimiento Unificado de los Campesinos del Aguán (MUCA), iniciaron una huelga de hambre desde el lunes 24 de mayo, para protestar por los desalojos realizados por la Policía y el Ejército, “sin órdenes válidas”.
A pesar de que el Juez Supernumerario de Trujillo informó a la Policía que ese juicio “se resolverá por la vía civil”, y que la coordinadora de fiscales de Tocoa, les solicitara “suspender la orden”, el desalojo se realizó, de manera “brutal”; informó recién el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (Codeh).
Los campesinos en huelga de hambre, dicen estar en buen estado de salud, pero no han recibido, hasta este momento, la atención de ninguna autoridad de las que debiera intervenir.
La ministra del régimen de Porfirio Lobo, nombrada asesora para derechos humanos, Ana Pineda, circuló por la plaza, para ver como estaban, pero no se conoce alguna gestión.
La Comisión, según dijeron, debería integrarse por el Ejecutivo, el Comité de Derechos Humanos de Honduras (Codeh), Instituto Nacional Agrario (INA), Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), la Fiscalía de los Derechos humanos, el Comisionado y “nuestros abogados.”
Cinco huelgas de hambre bajo intensa lluvia… y no pasa nada
A pesar de tres días de un temporal en gran parte del territorio hondureño, con los campesinos, son cuatro las huelgas de hambre que todavía se mantienen instaladas en La Merced, bautizada como Plaza de la Resistencia, aledaña al Palacio Legislativo de Honduras.
Dos, de los cinco jueces y una magistrada, despedidos por la Corte Suprema de Justicia (CSJ); seis directores departamentales del sistema educativo nacional, acompañados de dos padres de familia; y una asociación de diez padres de familia "Volvamos a Clases", que pide se “revise” el Estatuto del Docente y que sus hijos tengan clases.
En la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), están instalados, también en huelga de hambre, nueve representantes de los casi doscientos trabajadores despedidos de manera “ilegal” por esa institución, a instancias de la rectora, Julieta Castellanos, según alegan.
Los campesinos en huelga de hambre son: Isidro Rivera, José Castillo, Rolando Bueso, de la Cooperativa Despertar; Julián Hernández (Presidente), Kevin Rivera, Octavio Lezama, de Cooperativa La Trinidad; Juan Gabriel Alvarado, Nahúm Álvarez, Vilma Maribel Bonilla, de Cooperativa San Esteban; Felipe Mejía, Humberto Ávila Ávila, Juan Paulo Barahona y Luis Alberto Ramos, de la Cooperativa San Isidro.
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