“Fue el primer gran golpe de Estado desde los Medios, todo fue coordinado desde los Medios, el guión o protocolo para el golpe se dio a través de los voceros mediáticos”
Para los periodistas, no es desconocida la crisis mundial de los medios de Comunicación, especialmente los impresos, hace un año, sólo en Estados Unidos se informaba del cierre de 120 periódicos.
Pero los medios de comunicación no sólo enfrentan una crisis económica que los obliga a cerrar puestos de trabajo, en nuestro país los medios de comunicación, más que una crisis económica enfrentan una crisis moral y ética sin precedentes, por el papel de los dueños de los Medios y de muchos periodistas, antes, durante y después del golpe de Estado.
La mejor prueba de la miseria moral de los periodistas hondureños, es presentada por el presidente del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH), Elan Reyes, quien al entregar el premio Álvaro Contreras, al Periodista Jorge Talavera Sosa, se olvidó de que, en Honduras, todavía no salimos de un golpe de Estado y llamó a defender cadáveres institucionales como la Corte Suprema de Justicia y el Comisionado de Derechos Humanos; y a la persecución de las víctimas de violaciones a los derechos humanos.
Con el fin de abordar esa crisis moral y ética del ejercicio periodístico, conversamos con el escritor hondureño Fabricio Estrada, quien se retiró a media carrera de la Escuela de Periodismo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Nacido en el municipio de Sabana Grande, Estrada es un poeta joven que posee una visión crítica de los medios de comunicación y sus periodistas. Representa en su voz el desencanto social de la juventud, con una amplia perspectiva de lo que ha sucedido en el pasado y en el presente de nuestro país.
Es un escritor prolijo, entre sus obras se encuentran: Sextos de Lluvia (1998), Poemas Contra el Miedo (2001), Solares (2004), Imposible un Ángel, antología (2005), Poemas de Onda Corta (2009), y numerosos ensayos y artículos publicados, algunos son críticas sobre el ejercicio periodístico.
Con Estrada abordamos la crisis moral de la prensa, que hace que algunos de los periodistas “más estridentes de la oligarquía” tengan que moverse acompañados de sendos cordones de seguridad, por el temor a ser gritados por la gente común que los ve como responsables directos entre otras cosas del Golpe de Estado contra Manuel Zelaya Rosales.
Para este literato, la crisis moral de la prensa hondureña es un problema que se empezó a ver con más fuerza hace un año, durante la huelga de hambre de los fiscales, Jari Dixon Herrera, Víctor Fernández, Soraya Morales y Luis Javier santos, y que se ha hecho más evidente cuando los “periodistas deslizaron completamente su máscara en defensa del sistema”, durante el golpe.
Estrada es del criterio que “el golpe de Estado fue el primer gran golpe mediático de la historia mundial”, aunque la “gran prensa” haciendo más evidente su participación en el quiebre democrático y su carencia de principios, no fue capaz, siquiera, de llamar por su nombre lo ocurrido el 28 de junio.
“Fue el primer gran golpe de Estado desde los Medios, todo fue coordinado desde los Medios, el guión o protocolo para el golpe se dio a través de los voceros mediáticos”, Renato Álvarez, Edgardo Melgar Rodrigo Wong, Radio América, HRN, diario El Heraldo, La Prensa y diario La Tribuna, dice el escritor.
Según Estrada, todo ocurrió como si se tratase de una obra teatral. Primero, el divorcio de diario El Heraldo con el Presidente Zelaya, empezaron a destruirle su integridad personal, utilizando la burla, después el descrédito, luego más a fondo, “concentrando los rayos como una lupa”, hacia sus allegados, poniéndolos en entredicho en mil cosas y calumnias y fue, así, reuniéndose paso a paso, un conglomerado de medios en pro de destituir a Zelaya.
“Todo fue hecho, paso a paso, desde los medios, todo fue coreografiado y escenografiado induciendo, paso a paso, oscureciendo el horizonte”, relata Estrada, que recuerda como, cuatro días antes del golpe, Renato Álvarez (Televicentro) convocó al Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, bajo un escenario en color negro, como anunciando el terror que se acercaba para toda la población.
Hasta que se da la noche de la destitución de Vázquez Velásquez, y comienza un protocolo de preguntas y respuestas ensayadas de parte de Álvarez, hacia el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jorge Rivera Avilés, para mostrar, según ellos, que se estaban siguiendo las leyes del país.
Para el autor, la mejor prueba de que el pueblo en contra del golpe de Estado tiene la razón, es que si la justicia hubiera estado de su lado, no hubieran tenido necesidad de ocultar información, de poner dibujos animados o partidos de fútbol, “ninguna justicia se oculta detrás de una cortina”.
Objetividad como escudo
El gran poder mediático esta cargado de eufemismos, algunos como objetividad, imparcialidad o libertad de prensa, muchos se esconden en ellos para defender el sistema cada vez que ven amenazado sus intereses.
Estrada considera que esos estándares de objetividad a los que apelan muchos periodistas en el país, son falsos totalmente, porque la objetividad solo puede existir si hay un sistema justo, y por lo tanto no se puede ser objetivo con el sistema, y agrega “un periodista que oculte tergiverse y manipule la opinión en pro de un sistema que no es objetivo con el ser humano, un sistema que diversifica las mil maneras de opresión y represión, a través de lo jurídico y lo mediático, un periodista no es tal”.
Para el poeta, el retroceso de la prensa es tal que “después del golpe de Estado en Honduras, lo que tenemos es un sistema de propaganda, implementado con mayor eficiencia, con mayor cobertura y con mayor claridad que antes del golpe”. Es de la idea que estamos regresando al periodismo de propaganda, ya ni si siquiera al periodismo de opinión, los periodistas de los grandes medios son simples propagandistas.
La prensa del escándalo
Hasta hace poco tiempo, la prensa utilizaba recursos que no le permitían la transmisión de noticias de forma tan rápida como ocurre en la actualidad, la aparición del Internet como medio para comunicar o el uso del teléfono celular han cambiado los servicios informativos.
Estrada cree que en nuestro país, el uso de la alta tecnología combinada con la falta de ética periodística, ha creado una necesidad del escándalo permanentemente, así aparecen “el escándalo de la matanza, el de la política, lo que da como resultado que un escándalo pase de moda en dos días y exista la necesidad de crear otro, para llamar la atención”, critica Estrada.
De acuerdo con el artista, los grandes medios de comunicación, urgidos de escándalos y primicias, no han logrado entender como es que la Resistencia después del Golpe ha durado más de las 24 horas, que según la fórmula mediática hondureña, es lo que debe durar un escándalo.
Afortunadamente, algo ha cambiado en el país, la sociedad observa a los Periodistas, los que como dice nuestro entrevistado, “todo lo vanalizan, e invisibilizan los problemas sociales, dándole amplios espacios al mundo del lujo, un lujo obsceno en medio del mundo de miseria en el que vivimos”.
Finalmente Estrada nos recuerda que un buen periodista no debe olvidar que “el dolor se vive en tiempo real, no es una nota, una redacción la que lo interpretará, el dolor siempre será real y ese dolor siempre superará cualquier explicación cuando se revele, ninguna nota amansará el dolor de un pueblo, ni una sola”.
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