miércoles, 23 de junio de 2010

Un año de resistencia al golpismo

Tiempo
Por Eduardo David Furgón

Compartimos con la opinión del líder de la Resistencia Nacional, en carta dirigida a los liberales y a la resistencia, Manuel Zelaya Rosales , que el golpe militar empresarial produjo la peor tragedia para Honduras en lo que va del siglo; pero también produjo una consecuencia positiva: el nacimiento de fuerzas resistentes que deben unirse para hacerle frente a los enemigos de la democracia.

De las consecuencias negativas de ese demencial golpe, ya se escribieron miles de páginas en las que se dieron a conocer todos los argumentos de las causas y efectos de este fenómeno social hondureño.

En este artículo sólo deseo referirme al aspecto positivo creado por los golpistas: la resistencia nacional. Los que militamos en la resistencia, que es la mayoría del Partido Liberal que apoyaba, apoya a Mel y otras fuerzas progresistas, desde el momento del golpe dijimos que el golpe de Estado produjo una crisis política muy profunda que puso al desnudo cuatro elementos de la manera para manejar el poder por la burguesía hondureña.

En primer lugar, la incapacidad y desgaste de la burguesía criolla para mantener sus condiciones de dominación; segundo, la actitud incondicional de las FF AA y la policía que están al servicio de los empresarios; tercero, la actitud pro-oligárquica de la Iglesia católica y evangélica; por último, la misión anti popular del poder mediático.

Pero paralelamente, salió a flote la fortaleza del movimiento popular latinoamericano que ha dado muestras de solidaridad militante, lo que ha favorecido para que se despliegue una permanente batalla por la democracia y la justicia.

También se puede señalar que organismos que siempre estuvieron al servicio del neocolonialismo, como la OEA, tuvieron cambios importantes y condenaron desde el primer momento el golpe y a los golpistas. Incluso en los propios Estados Unidos se plantean ideas nuevas que todavía no afloran por la presión y coacción de la arcaica estructura imperialista, pero aun así, la condena unánime al golpe antidemocrático se ha manifestado en todos los países del mundo.

Ante el apoyo internacional, el pueblo hondureño rechazó y sigue rechazando a los golpistas y cada vez de la manera más enérgica. Desde las primeras horas del artero golpe militar empresarial, la resistencia popular se ha hecho sentir en todos los lugares del país, utilizando diferentes formas de lucha, principalmente las manifestaciones masivas en las calles y las asambleas informativas como una variante de las huelgas, aunque a decir verdad falta más cohesión, organización y fuerza. A medida que ha transcurrido el tiempo, la resistencia popular para los golpistas ha crecido y al mismo tiempo se fortalece y capta la adhesión de otros sectores sociales por lo justo y consecuente de su lucha y su valentía y arrojo para vencer a los responsables directos del atraso de Honduras en todos sus aspectos.

La posición del movimiento de resistencia, conductor de la movilización popular, siempre planteó la restitución del presidente Mel Zelaya y la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente de integración popular que apruebe una nueva constitución y un proyecto de cambio estructural que abra el camino a una nueva sociedad, poniendo al pueblo como al único constructor de su destino y que romper con el viejo poder sólo puede hacerse a través de la movilización popular.

A nuestro juicio, la primera etapa de la lucha de oposición se cumplió. Desde luego, fue muy duramente reprimida y el fascismo desapareció a muchos militantes del Frente Nacional de Resistencia y asesinó a otros. El movimiento no puede quedarse solamente en la movilización, la protesta y volver a la rutina de siempre: de volver a procesos electorales organizados por los mismos golpistas y los eternos grupos de poder.

Nuestro pueblo en el transcurso del primer año que se cumple este 28 de junio, ha creado una red de organizaciones y movimientos con ideas de cambio; precisamente en estos grupos, reside la gran posibilidad de la organización política que puede ser el verdadero instrumento para transformar nuestro país.

En la etapa actual, el Frente Nacional de Resistencia tiene que pasar a formas de lucha más complejas, como es la formación de una estructura política unitaria que tome en cuenta a todas las organizaciones y personalidades que estén de acuerdo en luchar por una sociedad nueva y que logre una convergencia que culmine con el proyecto de país con los cambios estructurales necesarios.

Sin la organización política es imposible lograr los cambios, transformaciones y el progreso que el pueblo hondureño exige.

Somos liberales en la resistencia, como expresa Mel, y lo seguiremos siendo, practicando la verdadera doctrina que se opone a las dictaduras militares y a los regímenes antidemocráticos, por el contrario, los golpistas dejaron de ser liberales y el pueblo justamente los castigó en las urnas.
Por ello, la organización de un nuevo partido con los liberales de la resistencia que son la mayoría, es de urgente necesidad, porque sólo rompiendo con los malos liberales y con la resistencia, los de la enseña rojo-blanco-rojo tienen la opción de poder.

La resistencia liberal, de izquierda, centro izquierda e independientes, una vez constituido el nuevo partido o movimiento político, está obligado a determinar una estrategia electoral para el movimiento popular. Esta desde luego, no puede ser la que nos convierta en furgón de cola del proyecto electoral de los mismos, pero que sirva para derrotar a los golpistas de ayer y hoy y generar condiciones que fortalezcan el proceso unitario de las fuerzas populares con la finalidad de la transformación social.

Todo lo anterior sólo puede lograrse si convertimos el Frente de Resistencia Nacional en un instrumento de lucha en la estructuración de un poder popular democrático capaz de transformar a Honduras. Además elevar a la máxima expresión la lucha por liquidar las desigualdades sociales; desarrollar la conciencia patriótica para rescatar a Honduras de las garras de la extrema pobreza y de la explotación de grupos oligárquicos y finalmente, construir el soporte teórico y organizativo para enfrentar el aparato político partidista tradicional que se ha desgastado completamente.

Por último, la resistencia debe tomarle la palabra al presidente Porfirio Lobo Sosa en lo referente al tema de la Reconciliación Nacional, pero en la idea de reconciliar con el pueblo, para lo cual urge hacer a un lado a los principales golpistas que ocupan posiciones claves en el gobierno. El apoyo internacional sólo se logra rompiendo con los que fraguaron el golpe del 28 de junio 2009. Posteriormente, plantear la Constituyente que ponga a tono las leyes con la realidad del país.

Estas propuestas desde luego preocupan a la reacción y ya dan pasos para desestabilizar el gobierno de Pepe Lobo.
En este 1er. Aniversario de la Resistencia, elevamos plegarias a los caídos en la lucha contra los golpistas y llamamos al pueblo hondureño a intensificar la lucha por lograr conquistas que beneficien a nuestra sociedad y coloquen al país en el lugar que le corresponde.

La Resistencia empieza, no se termina en un año, nos esperan enfrentamientos más serios e importantes para los que debemos estar unidos y organizados.

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