miércoles, 30 de junio de 2010
A un año de resistencia, nuestra exhortación
Radio Progreso
Del golpe de Estado nació la lucha de resistencia pacífica y ciudadana. Y eso significa que a las elites opulentas no todo les salió como lo esperaban, y el tiro se les está yendo por la culata. Sin embargo, la resistencia tiene mucho que andar para revertir en proyecto político y ético ese golpe a la dignidad de hace un año. Para ese largo andar, ofrecemos como contribución las siguientes exhortaciones a los diversos liderazgos de las organizaciones que se agrupan bajo la resistencia hondureña:
1.- El aporte político de mayor relevancia de los líderes y lideresas en resistencia ha de ser su coherencia ética y su testimonio de vida de apuesta por la resistencia pacífica y ciudadana. Si en su vida y en su lucha transparentan este talante, “todo lo demás vendrá por añadidura”, y en la lucha serán invencibles.
2.- Que nadie busque imponer sus ideas y razones como la única verdad, porque en el contexto actual, nadie puede decir que tiene toda la verdad, ni a nadie se le puede tachar de estar completamente en el error.
3.- Que toda le gente en la resistencia baje hasta más no poder los niveles de prejuicios y descalificaciones hacia personas, organizaciones y sectores, porque cuando juzgamos y condenamos a los demás, estamos reviviendo esa historia de heridas y estigmatizaciones que tanto daño le han hecho al movimiento popular y a la izquierda hondureña.
4.- El debate, el análisis y los cuestionamientos son necesarios, especialmente en el contexto actual. Pero se deben hacer sin menosprecio a nadie, sin hacer sentir que se está por encima de los demás. La inclusión, la horizontalidad y la complementariedad en el debate y la crítica, son criterios que contribuirán a la confianza y al ambiente constructivo.
5.- Ni las organizaciones son más relevantes o valen mucho más porque tienen más antigu¨edad o porque han ofrecido más mártires a la causa, ni las organizaciones No Gubernamentales tienen derecho a imponer sus agendas porque contribuyen con dinero para los encuentros y las movilizaciones, ni los gremios son vanguardia de las luchas ni las organizaciones comunitarias pueden ser sólo relleno, que las usamos para poner gente en las calles, ni las organizaciones de profesionales son menos porque no son obreras o porque sus miembros ganan más o tienen mayores beneficios salariales. Todas tienen su capacidad de aportar, todas tienen su especificidad en la lucha, cada organización aporta desde su propio campo, y todas son complementarias a partir de la diversidad de pensamiento, antigu¨edad, composición, género y cultura.
6.- La pluralidad y diversidad en el pensamiento sólo pueden ser riqueza para fortalecer la lucha. A nadie se le debía excluir, descalificar o negar su presencia en este proceso por expresar su disenso en relación con la lucha. El pensamiento único y las concepciones teóricas “puras” difícilmente pueden tener cabida en el actual desarrollo de las ideas y de la cultura del siglo XXI.
7.- En lo posible, evitar la injerencia, en plan de control, de los partidos políticos, grupos religiosos o de los gremios de la empresa privada, sin negar por ello, que dirigentes o miembros de los mismos puedan participar en el debate y la lucha de resistencia, siempre que no hayan participado o avalado con sus actos o actitudes el golpe de Estado o estén señalados en actos evidentes de corrupción y de traición deliberada a la soberanía y al patrimonio nacional.
8.- El aporte de intelectuales en este proceso de construcción de la resistencia como sujeto político y social no puede ser desestimado, siempre que los mismos estén insertos en los procesos de lucha para que su aporte sea complementario, al tiempo que alimenten y llenen de coherencia teórica la realidad desafiante de la resistencia.
9.- El aporte de la juventud, muchachas y muchachos, debe representar una verdadera novedad para la construcción de la resistencia como nuevo sujeto político y social. Las dirigencias actuales en todos los campos, deberían alcanzar el talante de “puente”, que van abriendo caminos para que emerja la juventud con sus nuevos aportes y sus nuevos liderazgos. Contribuir a que la resistencia, como el sujeto político y social, esté notablemente liderado por una nueva generación comprometida con la transformación o “refundación” del país, es un factor decisivo en este proceso de llenar el vacío de gobernabilidad que ya ha dejado la reducida y mezquina elite política y empresarial, al haber perdido la capacidad y el derecho a proseguir con su proyecto de “pacto” desde arriba y sólo para los de arriba.
Del golpe de Estado nació la lucha de resistencia pacífica y ciudadana. Y eso significa que a las elites opulentas no todo les salió como lo esperaban, y el tiro se les está yendo por la culata. Sin embargo, la resistencia tiene mucho que andar para revertir en proyecto político y ético ese golpe a la dignidad de hace un año. Para ese largo andar, ofrecemos como contribución las siguientes exhortaciones a los diversos liderazgos de las organizaciones que se agrupan bajo la resistencia hondureña:
1.- El aporte político de mayor relevancia de los líderes y lideresas en resistencia ha de ser su coherencia ética y su testimonio de vida de apuesta por la resistencia pacífica y ciudadana. Si en su vida y en su lucha transparentan este talante, “todo lo demás vendrá por añadidura”, y en la lucha serán invencibles.
2.- Que nadie busque imponer sus ideas y razones como la única verdad, porque en el contexto actual, nadie puede decir que tiene toda la verdad, ni a nadie se le puede tachar de estar completamente en el error.
3.- Que toda le gente en la resistencia baje hasta más no poder los niveles de prejuicios y descalificaciones hacia personas, organizaciones y sectores, porque cuando juzgamos y condenamos a los demás, estamos reviviendo esa historia de heridas y estigmatizaciones que tanto daño le han hecho al movimiento popular y a la izquierda hondureña.
4.- El debate, el análisis y los cuestionamientos son necesarios, especialmente en el contexto actual. Pero se deben hacer sin menosprecio a nadie, sin hacer sentir que se está por encima de los demás. La inclusión, la horizontalidad y la complementariedad en el debate y la crítica, son criterios que contribuirán a la confianza y al ambiente constructivo.
5.- Ni las organizaciones son más relevantes o valen mucho más porque tienen más antigu¨edad o porque han ofrecido más mártires a la causa, ni las organizaciones No Gubernamentales tienen derecho a imponer sus agendas porque contribuyen con dinero para los encuentros y las movilizaciones, ni los gremios son vanguardia de las luchas ni las organizaciones comunitarias pueden ser sólo relleno, que las usamos para poner gente en las calles, ni las organizaciones de profesionales son menos porque no son obreras o porque sus miembros ganan más o tienen mayores beneficios salariales. Todas tienen su capacidad de aportar, todas tienen su especificidad en la lucha, cada organización aporta desde su propio campo, y todas son complementarias a partir de la diversidad de pensamiento, antigu¨edad, composición, género y cultura.
6.- La pluralidad y diversidad en el pensamiento sólo pueden ser riqueza para fortalecer la lucha. A nadie se le debía excluir, descalificar o negar su presencia en este proceso por expresar su disenso en relación con la lucha. El pensamiento único y las concepciones teóricas “puras” difícilmente pueden tener cabida en el actual desarrollo de las ideas y de la cultura del siglo XXI.
7.- En lo posible, evitar la injerencia, en plan de control, de los partidos políticos, grupos religiosos o de los gremios de la empresa privada, sin negar por ello, que dirigentes o miembros de los mismos puedan participar en el debate y la lucha de resistencia, siempre que no hayan participado o avalado con sus actos o actitudes el golpe de Estado o estén señalados en actos evidentes de corrupción y de traición deliberada a la soberanía y al patrimonio nacional.
8.- El aporte de intelectuales en este proceso de construcción de la resistencia como sujeto político y social no puede ser desestimado, siempre que los mismos estén insertos en los procesos de lucha para que su aporte sea complementario, al tiempo que alimenten y llenen de coherencia teórica la realidad desafiante de la resistencia.
9.- El aporte de la juventud, muchachas y muchachos, debe representar una verdadera novedad para la construcción de la resistencia como nuevo sujeto político y social. Las dirigencias actuales en todos los campos, deberían alcanzar el talante de “puente”, que van abriendo caminos para que emerja la juventud con sus nuevos aportes y sus nuevos liderazgos. Contribuir a que la resistencia, como el sujeto político y social, esté notablemente liderado por una nueva generación comprometida con la transformación o “refundación” del país, es un factor decisivo en este proceso de llenar el vacío de gobernabilidad que ya ha dejado la reducida y mezquina elite política y empresarial, al haber perdido la capacidad y el derecho a proseguir con su proyecto de “pacto” desde arriba y sólo para los de arriba.
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