Defensores en Línea
Por Riccy Ponce
Doña Liduvina Hernández, nuevamente sufre el dolor más cruel que puede sentir una madre, que es perder a un ser que con tanto amor trajo al mundo.
Hoy, ha perdido a su hija Gloria Hernández, una de sus primeras hijas. Al sentir el dolor de esta pérdida no pudo dejar de recordar a su hijo Enrique López Hernández, quien fue detenido desaparecido cuando ingresaba al país por la aduana El Guasaule, Choluteca, junto a tres jóvenes más: Samuel Pérez, Julio César Méndez y Ediltrudis Montes, el 24 de enero de 1982.
Doña Liduvina, quien es presidenta del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), señaló que duele mucho la pérdida de cualquiera de sus hijos, pero que no es lo mismo cuidar a un hijo enfermo, que tener que buscarlo y no saber dónde está.
“A veces, cuando uno pasa por esto, sufre al pie de la cama por los hijos, se desvela en la noche con ellos y pasan los días y uno lucha de una u otra manera para buscar remedio, lo interna para poder salvar la vida y lo pierde, duele”.
“Pero el dolor de perder a un hijo y no saber dónde está es un dolor que no se puede comparar”, refiriéndose a Enrique López, desaparecido por el estado hondureño”.
Doña Liduvina, a pesar de ser una mujer 90 años, no ha dejado ni un instante de sufrir por sus hijos que han fallecido, pero sobre todo de buscar a su hijo desaparecido, porque no tiene donde ir a dejar flores.
“El deber de uno es buscar sus hijos, porque se tiene la esperanza algún día se va a saber, porque el tiempo que tienen de desaparecido y ellos (los culpables) bien saben que les hicieron, donde los dejaron, pero no tiene valor de decir la verdad”.
A tan solo un mes de cumplir cuarenta años de desaparecido Enrique López Hernández, doña Liduvina sufre este nuevo dolor, pero aún guarda la esperanza de saber dónde está su hijo desaparecido.
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