martes, 31 de diciembre de 2019

La razón práctica para endosar a Xiomara



Por Rodolfo Pastor Fasquelle *

Coinciden en su mensaje, las giras de la lideresa a distintas ciudades importantes del país y la visita… a Xiomara de los líderes cafetaleros que llegaron esta semana a ofrecerle su apoyo ante la campaña que arranca después de Navidad. Soplan vientos de votos. No se sabe exactamente cuándo, pero habrá pronto nuevas elecciones que buscarían formar un gobierno sostenible, estable, creíble. Que goce -en primer lugar- del consentimiento ciudadano y la confianza de todos. Y luego que sea capaz de iniciar una reconciliación, aunque hay un golpismo irredento que ya esta bajo tierra o se quedó afuera.
En 2013, de frente a la elección general, publiqué en Diario Tiempo que en ese entonces -por orden superior- imprimía mis escritos, un testimonio pidiendo a la ciudadanía, el voto a favor de Xiomara Castro… de Zelaya, a quien yo llamaba ahí la opción moral. Ese argumento solamente se ha fortalecido –entretanto- ante la caída libre de los estándares éticos y general inmoralidad del régimen, y de cierta fingida oposición. No se le reconoció, pero Xiomara es casi seguro ganó esa elección porque era la opción de triunfo de una oposición que ya era masiva. Aunque aquí en San Pedro –pueblo sin música, novelero y políticamente ingenuo– ganó Nasrala. En vez de retomar hoy aquel argumento, prefiero reubicarlo en su nuevo contexto práctico.

Para ganar de nuevo se necesitará una coalición, que se manifieste después en un gobierno de unidad y moderación. Además, de una presidencia reconciliadora, necesitamos dignatarios electos decentes en los gobiernos locales y el parlamento y funcionarios idóneos, capaces y honestos en todas las instituciones, los mejores hombres y mujeres del país. Habrá que ver muy pronto ¿cómo se podría configurar un reto en cada una de los departamentos y ciudades, contra las maquinarias que, pese a los cuestionamientos, lucen todopoderosas en sus fortalezas clientelares? sin que nadie consiga ponerlas en el banquillo de los acusados. ¿Cómo forjar alianza de bases, no solo en la cúpula?

Lo que ante ese panorama electoral complejo luce ineludible es la escasez de opciones reales de liderazgo supremo dentro de los partidos, obligados a reeditar sus propuestas de todos conocidas. No por falta de talento joven, ni de genuinos valores alternativos, si no porque la cultura política caciquil ha impedido el desarrollo de esos liderazgos noveles, incluso a la hora demasiado tarde de ponerlos sobre el escenario, la mecánica dura de la política exige que la gente conozca a los pretendientes antes y no hay tiempo ya.

Antes de alcanzar la encumbrada cúspide de poder en donde todavía se agazapa tembloroso el zombie de JOH, sobre una armazón que se desploma, el Partido Nacional contaba con un puñado de liderazgos independientes. Con bemoles y tachones, pero al fin y al cabo lideres. Hoy, con unos en la cárcel y otros procesados, el PN ve su elenco reducido al binomio del candidato orlandista Nasry Asfura, desconocido fuera de la capital –por quien no se puede uno imaginar que votarían esas muchedumbres rurales de Matamoros y J. Mejía que salvaron al actual gobernante frente a los votos reales— y de otro lado, el archiconocido en todas partes -por perverso- Dr. M. Oliva, indiscutible caudillo de los pandoros y sus socios. Mientras que, en el Partido Liberal, salvo tentetiesos, tampoco sobresalen líderes nacionales indiscutibles. Vale que don Luis Zelaya, custodio del sello, sea hombre de condiciones y conocimientos para la suprema magistratura. Repudiado por la mitad más arraigada de su organización, no tiene esperanza de llegar a una fórmula presidencial que no sea en alianza con su Lado Oscuro, con lo que salga de la catacumba azul o con Salvador, que todos lo aventajan. ¿Pudiera convenirle más al PL apoyar una Coalición?

Así las cosas, uno resta obligado a avizorar cuales pudieran ser los candidatos seguros de la oposición política real, que también está dividida -por hoy- en al menos dos bandos electorales, el de LibRe por supuesto el partido opuesto al régimen, consolidado, capaz de al menos interponerse en el camino de su arbitrariedad, y que ha luchado más de ocho años, aunque sin vencer a los poderes fácticos. Y de otro lado, el menos articulado esfuerzo -que al final va a recibir, por conveniencia, la bendición oficialista- del nuevo Partido Salvador de Nasrala, que olvida que solo el pueblo salva al pueblo y salta sobre la cancha anunciando la redención, sin guante y sin renunciar al rol de presentador de deporte y sociales

Perseguido y resistido por tirios y troyanos, acusado, aunque sin juicio, del crimen que se cometió en su contra, victimizado por la nueva industria de la propaganda negativa, la de Mel, sigue siendo, por cuestión de principio contra la reelección (declarado una y otra vez como línea del Partido), la opción de la Constituyente. Pero Mel es, aunque no nos gustase, quien va a disponer de la candidatura de LibRe, en suspenso. Le cuesta.

No debe errar. Pichou es una opción para el siguiente ciclo, debe tener antes una oportunidad de trabajar y demostrar destreza administrativa. No han pegado los liderazgos jóvenes que valientes levantaron un guante (Ávila, Tomé, Dixon, Méndez, a los que habría que reservar las diputaciones punteras) ni otros como Calix apadrinados desde la Coordinación Nacional y el 28 de junio, mientras varias damas del celoso circulo interior se contentan con posiciones burocráticas. Queda Xiomara. Mujer y Madre del Partido. Olvídense de virtudes etéreas. Es la única que puede -en términos prácticos- convocar el voto mayoritario y reconciliarnos. Es cuestión técnica ya, no hay nada más que hacer.

Xiomara es la figura LibRe que tiene la menos resistencia y el reconocimiento más amplio de la membresía, así como de la comunidad nacional más amplia, que conoce su rostro, su nombre, y el de casada. Para todos salvo machos irredentos y sus émulas, está claro que tiene el temple. Paradójicamente, la cercanía con Mel sigue siendo el gran obstáculo para la aceptación universal de su mujer. Entre gente poco avezada en la política, se la ve a veces como mero instrumento del marido, lo que no ha sido del todo nunca y se le quieren reclamar los defectos de aquel. Sin reconocerle los méritos propios. Fue leal hasta la temeridad y seguirá siendo compañera, pero Xiomara es su propia persona. Mujer de firme arrojo. Con una visión y un proyecto político propio, de cambio, acaso más cuerdo, por ser más práctico ¿más sólido y orientado? ¿Más arraigado en la realidad de la Honduras profunda? No consultó fantasmas y no he tenido visiones, me late y vaticino, Xiomara será Presidente y de las mejores que tendrá esta nación huérfana, en el siglo XXI.

* Historiador y analista político

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