miércoles, 10 de octubre de 2018
Queridos y Queridas Profes
Por Chaco de la Pitoreta
Hoy cuando todo mundo le saluda, yo me planto ante usted desde este texto que es más que un saludo, aunque intrínsecamente lo sea, es un reclamo por la patria, por esta Honduras diezmada, por este pueblo asesinado, por esta tierra sin ley. Honduras necesita de usted, hoy más que nunca, de lo que mejor sabe hacer, de eso que hace con amor, del compromiso que asumió, de su don de enseñanza y sobre todo de su enseñanza liberadora.
Si usted no educa para la revolución posible, usted educa para la esclavitud moderna. Y eso no es panfleto. Es reclamo, es ruego, es súplica de rodillas ante usted que es educador o educadora. De una u otra manera todos somos producto de su sabiduría, de su labor, del contacto con usted. Y en el fondo, aunque algunos muy en el fondo, todos reconocemos la influencia que usted, profesor o profesora tiene en nuestras vidas.
Yo quiero pedirle que reaccione, aún no es tarde. Usted puede, si quiere volver la cátedra a favor de Honduras, de esta nuestra Honduras. Que no nos alcancen otros 40 años sin que la revolución posible sea posible y que no le esperen a las otras generaciones otros 40 años de esclavitud. Su labor puede, si comienza ahora, cambiar el destino de Honduras, transformar Honduras.
Usted no necesita seguir enseñando la matemática simple, pues esas fórmulas ya están dadas. Usted debe volver sobre la matemática humana, la que fórmula propuestas de cambio económico que da techo, comida, salud y educación para todos y todas sin distinción alguna. La que no se presta a los juegos de este capitalismo degradante e inhumano, la que suma por la humanidad, resta por los poderes fácticos, divide con justicia los productos resultados del buen uso de los bienes comunes y sobre todo multiplica las oportunidades para cada ciudadano de esta Honduras.
Usted debe darle más prioridad a la lectura de la realidad que a la lecto-escritura esa que solo nos vuelve capaces de descifrar códigos pero no a entender lo que quieren decir. Dígame profe, de que sirve leer los textos que usted me da si soy incapaz de leer la realidad, esa en la que la gente muere asesinada por el Estado que se comprometió a protegerla, esa donde se acentúa la miseria mientras unos cuantos viven en la opulencia, esa en donde una vaca de un narco vive mejor en su hacienda que un ciudadano o ciudadana en su Honduras. De qué me sirve saber leer y escribir si no leo la realidad y la transformo por los otros y otras, sino escribo la historia futura desde principios básicos de igualdad y fraternidad. Dígame profe de qué me sirve ser ducho en las lecciones de su currícula educativa si soy indiferente ante el dolor de mi pueblo y la injusticia de sus opresores.
Usted ya debió darse cuenta que celebrar independencia en tiempos de esclavitud es contradictorio con su juramento hipocrático de servir a la humanidad y promover su dignidad por encima, incluso, de sus intereses particulares. Por eso mi querido y querida profe deje de lado ese civismo estéril y haga la patria desde su aula, con su escuela y después en la comunidad y, le prometo, que en tiempo no muy lejano esa otra patria donde todos y todas somos verdaderamente libres, soberanos e independientes será posible.
La escuela ya no es lo que pensamos profe, hace mucho dejó de serlo. Hoy sobre la escuela está puesto el foco represivo del Estado y sus mentes genocidas y criminales desde todos los tentáculos a los que les da impunidad. Hacia su aula, profe pues los asesinos de Honduras ya se dieron cuenta que si usted quiere puede cambiar la historia y por que se dieron cuenta que cuando la juventud piensa el planeta tiembla. No es casualidad los más de 20 mil jóvenes muertos, los miles de profes perseguidos y las escuelas cerradas. Les tienen miedo profe y usted, por favor, no le tenga miedo a la posibilidad de hacer alianzas por el pueblo y no con el sistema que destruye y destroza nuestra esperanza.
Hay una nueva generación revoloteando revolución en su aula, no la mate, no cercene la esperanza, no nos quite la oportunidad de soñar posible una mejor Honduras. Tampoco le pido que haga más de lo que le toca, solo que haga lo que le corresponda. Hágalo por usted, por su familia, por Honduras. Deje que esa revolución tome forma y póngale plumas para que vuele. Hágalo por que con mi generación no vamos a alcanzar ese cambio y yo no quiero morirme pensando que mi bella Honduras no tiene opciones ya.
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