martes, 30 de octubre de 2018
La fábula mediática sobre una izquierda antiinmigrantes
Por Pierre Rimbert
Un espectro persigue a Jean-Jacques Bourdin: “He visto el surgimiento en Alemania, me sorprende, por cierto, de esa extrema izquierda antiinmigrantes”, exclamaba el periodista el 4 de septiembre de 2018 en la emisora francesa RMC. Aquel día, en Berlín, Sahra Wagenknecht, diputada por Die Linke (“La izquierda”), acompañada de personalidades procedentes de Los Verdes y del Partido Socialdemócrata, presentaba ante los medios el movimiento Aufstehen (“Levantarse”). Este, inspirado en La France Insoumise (“Francia insumisa”), espera movilizar a los desencantados con la política y reunir una coalición mayoritaria “por el desarme y la paz, por mejores salarios, mejores pensiones, una fiscalidad más justa y mayor seguridad; por una mayor inversión pública en formación e infraestructuras”, según el llamamiento fundacional ( 1 ).
Pero, como Bourdin, la prensa francesa cuenta una historia muy diferente: “Alemania: un movimiento de izquierdas se apodera del espacio antiinmigrantes” (AFP, 4 de septiembre); “La creación de una fuerza de izquierdas antiinmigrantes en Alemania” (France Inter, 4 de septiembre); “Surge una izquierda antiinmigrantes en Alemania” (Le Monde, 4 de septiembre); “Levantarse, el nuevo partido alemán, se considera de izquierdas y antiinmigrantes” (RT, 4 de septiembre); “Alemania: el nacimiento de un nuevo movimiento de izquierdas antiinmigración” (Les Échos, 5 de septiembre); “¿Hacia una nueva izquierda antiinmigrantes en Europa?” (La Vie, 6 de septiembre); “Aufstehen, un movimiento de izquierdas hostil a la inmigración” (Le Figaro, 8-9 de septiembre); “una dirigente de extrema izquierda crea un partido antiinmigrantes”, (L’Obs, 13 de septiembre); “un movimiento antiinmigrantes” (Politis, 13 de septiembre), etc.
El problema: el texto fundacional de Aufstehen no contiene la más mínima consideración hostil a los inmigrantes. Aunque los autores consideran “irresponsable la manera en la que el Gobierno de Merkel trata los desafíos de la inmigración”, llaman a “garantizar el derecho de asilo a los refugiados”. Y, sobre todo, hablan de otra cosa. De “renacionalizaciones”, de “democracia directa”, de ecologismo. La cuestión migratoria “no es [su] tema central”, insistió Wagenknecht durante la rueda de prensa del 4 de septiembre: “Nuestra perspectiva común consiste en volver a poner en la agenda las cuestiones sociales”.
Semejante objetivo contradice directamente el relato al cual los medios de comunicación y los partidos predominantes querrían reducir el debate público. El de una Europa dividida en malos populistas y buenos liberales –todos adeptos al mercado. Por consiguiente, cada propuesta política que se salga de esta falsa dicotomía se unirá a ella por la fuerza con un pegamento de “hechos alternativos”. Cuando, en el Reino Unido, Jeremy Corbyn reorienta el Partido Laborista hacia la izquierda, la prensa sospecha que es antisemita porque apoya la causa palestina. Cuando, en Alemania, Wagenknecht anuncia la creación de Aufstehen, Laurent Joffrin la acusa en Libération (10 de septiembre) de “imitar el discurso de la extrema derecha”. En materia migratoria, la cofundadora de Aufstehen aboga por el refuerzo del derecho de asilo y, a la vez, por una regulación de la inmigración laboral: se opone a la apertura total de las fronteras. Esta posición alimenta el debate en el seno de la izquierda. Minoritaria en Die Linke, se une a la de Bernie Sanders en Estados Unidos –“¿Apertura de las fronteras? Es una propuesta de derechas [que] empobrecería a todo el mundo en Estados Unidos”, explicó (Vox, 28 de julio de 2015).
Los periodistas que fingen indignarse al escuchar a Wagenknecht no pueden ignorar que la mayoría de los partidos europeos apoyan una política mucho más restrictiva. En 2017, el candidato Emmanuel Macron prometía “acoger dignamente a los refugiados que tienen derecho a la protección de Francia. Los demás serán devueltos con rapidez a sus países para que no se conviertan en inmigrantes clandestinos” ( 2 ). Ningún medio de comunicación francés describió entonces a La République en Marche (“La República en marcha”) como un “movimiento antiinmigrantes”. Y Libération mostraba en portada el siguiente titular (6-7 de mayo de 2017): “Haga lo que quiera, pero vote a Macron”.
Notas
(2) “Emmanuel Macron président!”, programa En Marche, Villejuif, 2017.
Pierre Rimbert es redactor jefe de Le Monde diplomatique
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario