miércoles, 10 de octubre de 2018
George Orwell afirmaba que, en la Guerra Civil española, hubo una revolución obrera y campesina, que ocultó deliberadamente la prensa mundial
Por Javier Cortines
Orwell con el brazo en cabestrillo (el más alto del grupo), a su lado, debajo, su esposa Eileen
El escritor inglés George Orwell (1903-1950), que luchó contra el fascismo en la Guerra civil española, afirmaba en su obra “Homenaje a Cataluña” que en España hubo una auténtica revolución obrera y campesina, que fue ocultada deliberadamente por la prensa nacional y occidental, cuya consigna informativa era -por miedo a que triunfara- qué solo había una conflagración entre republicanos y franquistas.
“Lo que había ocurrido en España no era sólo una guerra civil, sino el inicio de una revolución. Esto es lo que la prensa antifascista europea ha tratado de ocultar reduciendo todo a una cuestión de `fascismo contra democracia` y pasado por alto en lo posible el aspecto revolucionario. En Inglaterra sólo se dieron dos versiones de la guerra en España: la versión de la derecha de unos patriotas cristianos enfrentados a unos bolcheviques con las manos manchadas de sangre, y la izquierda de caballeros republicanos aplastando una revuelta militar (…) El mundo entero estaba decidido a impedir que se produjera una revolución en España”, afirmaba Orwell.
El autor de Rebelión en la Granja pensaba que el silencio de los medios de comunicación tenía, entre otros, los siguientes objetivos: No dar alas a las clases oprimidas que aspiraban a tomar el poder e instalar un "Gobierno rojo", e impedir la llegada a a España de obreros de todo el mundo para apoyar la revolución proletaria.
Asimismo Orwell consideraba que, si el movimiento obrero quitaba el poder a la República, las potencias extranjeras, incluida Gran Bretaña, podrían intervenir militarmente para aplastar "la revolución". Así lo explica:
Un crucero y dos destructores británicos habían fondeado cerca del puerto (de Barcelona), y era evidente que había más barcos de guerra cerca. Los periódicos ingleses publicaron que esos barcos se dirigían a Barcelona para "proteger los intereses británicos" (...) Parecía probable que el Gobierno británico -que no había movido un dedo para salvar al gobierno de la República española del general golpista (Franco)-, interviniera para salvarlo de su propia clase trabajadora.
Los camaradas españoles de George Orwell, quien combatió en el frente de Aragón (diciembre de 1936-junio 1937) como miliciano del POUM (Partido Obrero Unificado Marxista) señalan que era un hombre honesto, sincero, valiente, que no aceptaba ningún dogma, ninguna imposición ideológica (era un “comunista libertario”), y que lo mismo denunciaba las mentiras de la prensa de la derecha que las de la izquierda. Para él, por encima de todo estaba la verdad, no mentir al pueblo bajo ninguna excusa.
Cuando los republicanos (en Cataluña) liquidan el POUM (trotskista) y someten a su disciplina a la Confederación Nacional de Trabajadores, (CNT, con casi dos millones de afiliados) y a la Federación Anarquista Ibérica (FAI) que durante un breve periodo de tiempo habían instalado en el levante un “Estado obrero”, Orwell se muestra decepcionado con la reaparición de las jerarquías y nos dice:
Se produjo un aburguesamiento generalizado y una destrucción premeditada del espíritu igualitario de los primeros meses de la guerra (…) Lo que por un breve periodo de tiempo dio la impresión de ser un Estado obrero se convirtió en una república burguesa, normal y corriente, con la habitual división entre ricos y pobres.
(Algunos encontrarán en esa reflexión cierta analogía con las mutaciones del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que reinventó y barnizó el ex socialista y ex republicano Felipe González durante las dos décadas que estuvo en el poder bailando al ritmo del capital internacional).
Al caer el POUM en desgracia, Orwell fue perseguido por los agentes de la URSS, que emprendieron una feroz caza de brujas contra los “comunistas disidentes” que culminó con el asesinato de León Trotski, en la Ciudad de México, el 21 de agosto de 1940 (cuando tenía 60 años) a manos del español (catalán) Ramón Mercader (stalinista).
El autor de George Orwell 1984 (obra que actualmente encajaría a la perfección con el Gran Hermano que gobierna en Corea del Norte), llegó a España -cuando tenía 33 años- con su esposa Eileen. En Inglaterra era miembro del Partido Laboral Independiente (ILP, siglas en inglés).
Tal vez la tesis revolucionaria del miliciano del POUM no sea tan descabellada si tenemos en cuenta el altísimo nivel de pobreza (miseria), analfabetismo y explotación que había en la España obrera y campesina de aquel entonces. (En el agro, “los señores feudales” trataban a “su servicio” como esclavos y abusaban de él hasta lo inimaginable).
Quizás, no lo sé, George Orwell, (cuyo verdadero nombre era Eric Blair) soñaba con un comunismo en libertad, con la bandera de la verdad. Quizás pensaba que era posible conjugar libertad con igualdad. Librepensamiento con justicia social.
Eso nos lleva a reflexionar y preguntarnos: ¿Podemos construir un comunismo con Derechos Humanos? He vivido durante años y/o conocido varios países comunistas: China en la década de los noventa, Vietnam, Corea del Norte, etc. Y llegado a la concusión de que “el conocimiento mata”. Como decía mi amigo, el revolucionario chileno León Canales, “Si quieres ser feliz como dices, no analices, muchacho, muchacha, no analices”.
Repito, ¿Es posible un comunismo con DD.HH? SÍ, pero en un mundo con conciencia social. En las actuales circunstancias (hablo de Europa no de América Latina o “el tercer mundo”) los grandes centros de poder cada vez son más intangibles y cuentan con infinitos medios (cada vez más sutiles) para moldear las mentes de los pueblos. Por eso ¡Ojalá que esté equivocado! la materialización de ese sueño está a millones de años luz.
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