sábado, 28 de octubre de 2017

Una cuota más del cinismo electoral



Por Chaco de la Pitoreta.

Seguramente usted es uno de los que saludó efusivamente el mediático acto de Juan Orlando Hernández y el centro penal de San Pedro Sula. Y no se preocupe, no fue el único o la única. Muchos caímos justamente en la red que ellos lanzaron, olimos la carnada y mordimos el anzuelo. Hoy creemos que es una gran acción, que el gobierno corrupto que dirige Juan Orlando es una buena opción y que merece la pena considerarlo en las elecciones. Ellos son unos encantadores de serpientes y usted qué tipo de serpiente es.

Sacar el presidio de la ciudad pudo ser un buen acto, de hecho, hasta pienso que era necesario. Pero hacerlo ahora, con el cinismo electoral por razón, por la ambición al poder, sin importar las y los otros es realmente indignante. Juan Orlando y su caravana de medios de comunicación montaron este show no por usted, ni por su seguridad. No por San Pedro Sula y su derecho a la paz, sino por el padrón electoral, por los votos, por seguir en el poder. Los nacionalistas demostraron - con este acto de aprovechamiento del subconsciente colectivo – que están en la escala más baja del cinismo, la hipocresía y la escoria de las instituciones político/partidistas de la modernidad. 

El problema de la seguridad no se atacó solo lo cambiaron de lugar. Cuando Juan Orlando trasladó los privados de libertad con ellos envió el problema de San Pedro Sula a las demás ciudades o pueblos aledaños, a donde fueron transferidos. Acaso los demás pueblos tienen menos derechos que San Pedro Sula, acaso la seguridad de las ciudades pequeñas es menos importante que la de San Pedro Sula. Acaso el gobierno no le apuesta a la solución del problema y no solo a maquillarlo y disfrazarlo para que no se vea. Como mucha otras veces Juan Orlando y sus medios de comunicación nos quieren ver la cara de estúpidos y algunos, ingenuamente, se los hemos permitido.

Igualmente, los traslados son puras conveniencias según el nombre y el peso político del implicado. Por ejemplo, cuanta información importante sobre el crimen organizado y los criminales vinculados se va a confundir con los escombros de esa demolición. Va pues, sin tapujos, que ocultan tras esos traslados y a quienes beneficia ese acto – para muchos heroico – de cerrar la casa del crimen sin más investigación que la ridiculez de las armas nuevas presentadas en los medios, que hasta se parecen a las mismas incautadas en otros centros. Por qué hay condenados - en esos traslados - que deberían estar en El Pozo, pero como pertenecieron al partido Nacional y financiaron al partido nacional los dejaron en los centros penales cercanos a sus territorios de influencia. Pero los hijos de los pobres, los violentos hijos de los barrios violentos que parió esta miseria violenta que el violento partido Nacional siembra van lejos, por que ellos dignos hijos de la miseria, serán miserables hasta el último día de su vida, excepto cuando el partido Nacional los ocupe para la reelección. 

Cambiar el problema de lugar no hace - sino – que mi enferma mente haga memoria y forme especulaciones terribles, como las masacres en las cárceles que en gobiernos nacionalistas fueron ejecutadas y siguen impunes. Para entonces lo que hicieron fue mover los privados de libertad, juntarlos y meterles fuego. Pero la comunidad internacional se les vino encima y fue muy escandaloso. Entonces hoy encontraron una vía más fácil, en ves de quemar privados de libertad incendian pueblos y lo hacen lentamente. Y por ende como normal. Si ayer - ante la barbarie del calcinamiento de los privados de libertad - muchos nos llamamos al silencio, ellos saben que ahora, con la violencia trasladada en las rejas, no diremos nada, sino que les celebraremos como bueno el daño que nos hacen. Y si no me cree mírese y pregúntese cuanto usted celebró ese acto vulgar de vendernos gatos por liebre con el centro penal sampedrano.

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