miércoles, 4 de octubre de 2017

FMI y la graduación de JOH



Por Javier Suazo

“Todos los mandamientos del capitalismo se resumen en uno: pase lo que pase gana la Banca.”

(Antonio Franco)

El Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó la última revisión del Acuerdo suscrito con el gobierno de la Republica por un monto de 188.6 millones de dólares, vigente por un periodo de 36 meses (2014-2017). Los resultados de esta sexta revisión son esperados como “agua de mayo” por los funcionarios del gobierno, ya que las cinco (5) anteriores las aprobó satisfactoriamente, aunque no con notas excelentes por la piñata de la ENEE y el traspaso de los costos de la ineficiencia a los usuarios de la energía, al ajustarse cada tres (3) meses las tarifas, trancazo que todavía sigue vigente.

Aunque la Misión del FMI concluyó la evaluación la semana del 11 al 15 de Septiembre, sus resultados se darán a conocer en fecha posterior ya que el convenio de préstamo vence hasta el 26 de octubre de 2017, un mes antes de las elecciones generales convocadas para el 26 de noviembre de 2017.

El más optimista es el presidente de la Republica, Juan Orlando Hernández (JOH), ya que el cumplimiento del convenio y el comunicado del FMI será considerado como un espaldarazo a su Gestión en el Ejecutivo, pero sobre todo, a su pretendida reelección presidencial avalada por la Corte Suprema de Justicia en clara violación de la Constitución de la Republica, e incluso sin reglamentación ya que es poco probable que los diputados de la oposición `política en este órgano del Estado se pronuncien a favor de una ilegalidad, ya que no se puede reglamentar la Carta Magna del país, peor aún artículos pétreos. .

Por primera vez en la historia de Honduras, desde que se oficializaron los convenios de préstamo con el FMI en el gobierno constitucional de Roberto Suazo Córdova (1982-9185), un gobierno y presidente cumplen con las condiciones establecidas, más aún cuando este tiene un alcance mayor. Para diputados y funcionarios del partido político en el poder, el logro es suficiente para que se firme en forma automática un nuevo convenio, sin esperar a que tome posesión el nuevo gobierno, ya que, según ellos, de antemano se sabe quién será el presidente de la Republica: JOH.

Más allá de esta celebración anticipada y diploma de graduación otorgado por el FMI al gobierno de JOH, hay que destacar ciertos impactos negativos generados de cara a la contienda electoral que se avecina, caso del desempleo, creciente endeudamiento y pobreza.

Se ha generalizado la tesis (ideología) neoliberal en la sociedad hondureña, en especial entre actores privados, dirigentes políticos, banqueros, ciertos dirigentes obreros/patronales y prensa mediática, que el problema de la inflación en Honduras y en el mundo tiene siempre una causa raíz monetaria. Hay que reducir el déficit fiscal, reduciendo el exceso de liquidez (incluye aumento de encaje y tasa de interés), menores gastos y mayores impuestos, y sustraer dinero de la economía para no generar inflación. En la medida que la inflación sea la más baja posible, se genera más confianza para el capital y menor presión sobre los recursos del Estado, sin importar los impactos negativos en las condiciones materiales de vida de la población.

Para ciertos banqueros, empresarios y funcionarios del gobierno, el sobreendeudamiento público no es malo, siempre y cuando sea contratado a bajas tasas de interés, para honrar las deudas contraídas y apoyar el desarrollo de los agentes económicos dinámicos, o sea programas y proyectos donde participa también el Estado. Nos acercamos a una deuda pública total que representa el 50%PIB, pero la orden del día es contratar más deuda pública (pagada por todos los hondureños) para que el sector privado trabaje y prospere; igual, garantizar el pago del servicio de esta, con lo cual el aumento de impuestos y el mayor endeudamiento contratado sirve también al objetivo fundamental de bajar al límite la inflación.

Es claro que estas políticas afectan a los grupos más vulnerables e introducen una creciente inestabilidad al sistema económico, con el aumento del desempleo, inseguridad alimentaria y pobreza. La solución es destinar parte de los recursos de la deuda y captación de impuestos a la ejecución de programas y proyectos de compensación social, una especie de “consolador” mientras la economía se estabiliza, vuelve a crecer y la inversión fluye a manos llenas.

Con el FMI no hay almuerzo gratis, y toca pagarlo el pueblo hondureño. El aumento del desempleo es uno de los efectos negativos de este ajuste draconiano, ya que no solo aumentaron los índices de desempleo invisible (pago por debajo del salario mínimo y jornadas de trabajo largas no remuneradas) arriba del 43% según cifras del gobierno, sino también la tasa de desempleo abierto estimada en un 8% para 2016, que afecta mayormente a mujeres, jóvenes y profesionales universitarios. La respuesta del gobierno avalada por el FMI, son los programas y proyectos espurios como ser: chamba comunitaria, chambita, mi primer empleo, y el apoyo a la maquila para que sostengan el número de empleos.

El aumento del desempleo impacta negativamente en las condiciones de vida de la población, ya que existe evidencia que la pobreza aumentó durante la vigencia del convenio, aunque la pobreza extrema disminuyó por el programa de compensación social: Vida Mejor, que es parte integra de dicho convenio. De acuerdo a cifras oficiales 170,000 hondureños salieron de la pobreza entre 2013 y 2016, cifras que deben ser avaladas y certificadas por organismos internacionales y consultoras independientes como el FOSDEH e ICEFI.

En las acciones importantes se encuentra la entrega de un bono por 10,000 lempiras a la población que enfrenta esta carencia, pero a criterio del Ingeniero Salvador Nasralla, candidato a la Presidencia de la Republica por la Alianza Opositora a la Dictadura, solo se entregan 6,000 lempiras y el resto se lo embolsan los funcionarios públicos. Es un programa utilizado para fines políticos, ya que los beneficiarios (as) son amenazados de no recibirlo, si no asisten a las concentraciones políticas del Partido Nacional y a votar por sus candidatos. Se habla que son más de 300,000 familias que se encuentran en esta situación, una masa muy importante con que cuenta JOH para ganar las elecciones, sumado al voto duro del partido y las empleadas de las maquilas. 

En las revisiones anteriores, el FMI mostró preocupación por la situación financiera de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), ya que las pérdidas técnicas y no técnicas superaban el 33% de los ingresos captados por el suministro del servicio. Hoy, a menos de un año de constituirse la empresa de medición de energía eléctrica con capital colombiano y hondureño (Salvador Nasralla exige que investigue quienes son los socios de dicha empresa), se habla de una reducción de pérdidas a 25.05% de los ingresos (hay que averiguar esto), o sea que todavía se pierden cerca de 3,600 millones de lempiras por ineficiencia que paga el pueblo. El FMI no ha confirmado dichas cifras, por lo que la graduación de JOH debe esperar, pero los resultados se darán a conocer de todos modos antes de las elecciones generales. Lo más seguro es que el FMI termine por hacerle un agasajo a JOH por los buenos resultados obtenidos con la ejecución de programa de estabilización económica, entregue el diploma y convierta en el principal vocero de su campaña de reelección presidencial.

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