lunes, 30 de octubre de 2017
¿Otra Berta Cáceres?
Por Hugo Ríus
Berta Zúñiga. Foto: Foto: Copinh.
Testigos de la ceremonia inevitablemente evocaron a la hondureña Berta Cáceres, luchadora por igual contra poderosas multinacionales depredadoras que atentaron contra el medio ambiente. Foto: Archivo
Tras un emotivo discurso, la cerrada ovación del público asistente a
la entrega del premio Goldman 2016 y ya con los focos y las cámaras
apagadas, la campesina peruana Máxima Acuña volvió a su tierra, un
paraje perdido en el distrito de Cajamarca (al norte de Perú), donde
continúa su lucha, vigilando la Laguna Azul situada frente a sus
tierras.
Testigos de la ceremonia inevitablemente evocaron a la hondureña Berta
Cáceres, luchadora por igual contra poderosas multinacionales
depredadoras que atentaron contra el medio ambiente y las tierras de
comunidades originarias, y por eso ella fue amenazada y por último
mandada a matar con la complicidad del aparato represivo oficial de
su país.
Máxima Acuña también ha recibido desde 2011 amenazas por parte de la
minera Yanacocha, una de las productoras más importantes de oro de
Sudamérica por no querer ceder el terreno de Tragadero Grande donde
vive. Según la organización Global Witness, Perú es uno de los
países en los que los activistas contrarios a este tipo global de
negocios extractivos sufren más asesinatos.
La referida campesina ganó una apelación ante la Corte Suprema, pero
de acuerdo con su abogada ahora dejaron de amenazarla directamente,
pero le ofrecen dinero o cambiarle el terreno y de manera solapada le
dicen: “tienes que irte porque cualquier va a pasar algo”. A ello se
añaden otras presiones como los cierres de caminos para acceder a su
hogar o la violación de su intimidad con el envío de drones para
espiarla.
A cualquier extremo pueden llegar como hicieron con Cáceres, con tal
de seguir saqueando los recursos de nuestra América.
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