jueves, 19 de octubre de 2017

Comunidad Arena Blanca se merece un mejor futuro, dice Presidenta de Patronato



Llegamos de sorpresa a visitar a María del Carmen y le encontramos afanada en los quehaceres del hogar. Allí, rodeada de coloridas flores, arbustos y matas de plátano, estaba ella, tratando de sacar las tareas de la casa temprano, para luego irse a una reunión comunitaria.

“Pasen adelante, me hubieran avisado”, nos dijo, mientras se sacudía la ropa mojada de tanto lavar. Le expresamos, no se preocupe, aquí la esperamos a que termine. Se fue a su dormitorio, se maquilló un poco, se arregló el pelo y luego nos ofreció algo de tomar. Conversamos sobre ella, sus sueños, también de lo que significa ser la primera mujer que dirige el patronato de ese lugar, sobre sus desafíos y proyectos comunitarios.

Arena Blanca es una aldea de unas 400 familias, está cerca de la ciudad de El Progreso, Yoro ubicada en el sector sur del municipio. Para llegar se toma un bus que va rumbo a Santa Rita, se baja en el desvío a la Finca 4, luego se toma una mototaxi que lo llevará a la aldea. Muy cerca de la escuela, se encuentra la casa del matrimonio formado por Antonia y Gregorio Brizo, padres de María del Carmen Brizo.

Cuando preguntamos a María del Carmen por su niña y su niño, muestra una sonrisa de mucha satisfacción porque se siente feliz al haber logrado uno de los proyectos de vida, formar una familia al lado de Odilber su esposo, su hija Samantha de siete años y Diego de cuatro, ellos son esos seres por los cuales ella dice que vale la pena luchar.

“Yo me considero una mujer de muchos sueños, me he propuesto varios retos y uno de tantos, fue tener mi licenciatura en Pedagogía. Y aunque en este país el conseguir un empleo no es tan fácil, tengo esperanzas de que un día voy encontrar la institución perfecta para desarrollar mi carrera y poner en práctica todos mis conocimientos y experiencias”.
Como presidenta del Patronato considera que Arena Blanca se merece un mejor futuro y asegura que ella le va a dedicar tiempo a este lugar donde nació y donde siempre ha compartido buenos momentos con su madre Antonia, con quien tienen una buena comunicación, aparte de madre e hija son amigas de mucha confianza y su padre Gregorio Brizo quien le ha enseñado la solidaridad y el amor por ese lugar.

“Me gusta aprender cosas nuevas todos los días, por eso asisto a las capacitaciones que me invitan. Lo que he aprendido en la formación me animó a aceptar el gran reto de ser presidenta del Patronato, también estoy coordinando la Comisión de Transparencia. Donde hay algo bueno de aprender allí me apunto y disfruto lo que me enseñan. He aprendido a ser más transparente, a luchar por nuestros derechos, a defender nuestros recursos naturales, a quererme mejor y a pensar más en mí como persona, a exigir respeto como mujer. A reclamar y exigir nuestros derechos a las autoridades. Sé que he crecido en conocimiento porque antes no me atrevía a participar a una manifestación y ahora me siento bien haciéndolo.

Nos habló de los proyectos que piensan impulsar, uno de ellos es buscar la reubicación de varias familias que viven cerca de la quebrada, de gestionar un lugar donde vivan mejor. También tener un buen alumbrado comunitario, gestionar que se termine el pavimento de la calle principal, la reparación de la escuela y del centro comunal.

Para lograrlo acudirá junto con la directiva del patronato ante las autoridades, pues son ellas las que deben de dar solución al problema de vivienda de estas familias y a los demás problemas comunitarios. Además, cree que esto es urgente porque Arena Blanca es un lugar turístico, así lo ha declarado la municipalidad de El Progreso, porque aquí se encuentra el Cristo Negro de Esquipulas y todos los 15 de enero este lugar recibe miles de visitantes.

A pesar de ser pequeña, esta comunidad tiene bastantes problemas, hay manipulación de algunos líderes, se tienen problemas económicos y mucha gente desempleada. No hay servicios de salud, en casos de emergencia se tiene que viajar hasta El Progreso, alquilar carro o salir hasta la carretera para buscar jalón y eso significa caminar más de un kilómetro en medio de las cañeras y por un camino de tierra, porque el dinero del pavimento se lo robaron los políticos, comenta María del Carmen.
“Aquí se han hecho muchas denuncias por ese pavimento, pues la primera vez la pavimentación solo duró cinco meses. Se robaban los materiales para la construcción por eso nunca sirvió el proyecto”.

Bajo la lucha y la presión de los habitantes al fin se logró pavimentar una tercera parte de esta calle. “Mi papá, miembros del Patronato, la junta de agua, el Comité de Transparencia y otras personas estuvieron al cuidado para que todo saliera bien y no se perdieran los materiales”, cuenta María del Carmen, quien además cree que su comunidad tiene mucho potencial y que podría ser aprovechada de manera positiva si los proyectos fuesen bien administrados.

“Me encantaría ver a esta comunidad bonita y desarrollada”, concluyó María Del Carmen Brizo.

Por: Noelia Gamboa | Pasante de la carrera de Comunicaciones, USAP.


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