viernes, 26 de agosto de 2016

Los magnates latinoamericanos de la minería



Por Aidée Tassinari

Una de las peculiaridades del extractivismo contemporáneo es la integración de un selecto grupo de burguesías latinoamericanas al club de megaconsorcios mundiales. La estrategia principal de estos conglomerados transnacionales ha sido el despojo y apropiación de las tierras en las que se encuentran los recursos minerales y garantizar, al menos por varias décadas, que esa posesión no será modificada. En América Latina fueron tres los grupos empresariales que, al igual que los consorcios canadienses, obtuvieron concesiones para explorar más yacimientos.

En marzo de 2015 se anunció que, de acuerdo con la lista de multimillonarios de Forbes, tres latinoamericanos están entre los 10 empresarios de la industria minero metalúrgica más ricos del mundo: Germán Larrea Mota Velasco, dueño del Grupo México, detenta 13.9 billones de dólares, lo que lo posiciona como el tercer hombre más rico de la lista. Junto con el control de gran parte de las minas de cobre y carbón de México, este millonario posee inversiones en infraestructura y transportes. En el cuarto lugar está la familia chilena Luksi, dueña de Minerales Antofagasta, quienes detentan 13.5 billones de dólares. Además, otro mexicano entró en el noveno lugar de la lista de los diez exclusivos, Alberto Bailleres González, dueño de Industrias Peñoles, con 10.4 billones de dólares.

La riqueza de estos grupos se explica por la transnacionalización de sus operaciones de despojo, en las que el saqueo de los minerales trasciende a sus países de origen. El Grupo México de Germán Larrea se ha asentado en Perú y Estados Unidos. Los activos de la empresa incluyen la propiedad de Southern Copper Corp, la cual tiene dos minas a cielo abierto en Perú: Toquepala yCuajone, así como un complejo metalúrgico. También es propietaria de Tía María, una mina de cobre al sur de Perú. Invirtió 1.4 billones de dólares en ésta y 1.7 billones en la expansión de Toquepala. Tía María no ha iniciado operaciones y enfrenta la mayor resistencia social contra el extractivismo en toda la región.

Los otros dos grupos extractivistas latinoamericanos, la familia Luksic y Alberto Bailleres, presentan la misma característica. Son grupos empresariales asociados a capitales transnacionales, dueños de un número considerables de minas que además poseen el control de bancos, empresas manufactureras, de comunicaciones y de transportes. Todas ellas están presentes en varias ramas económicas. Son consorcios monopólicos.

Industrias Peñoles, de Bailleres, configura un gran conglomerado. Es el primer productor de plata de México y el segundo de oro. Posee concesiones para la realización del “proyecto polimetálico” Rey de Plata en el que ha invertido 268 millones de dólares y producirá a inicios de 2016. Además, controla la empresa Fresnillo y es dueño de la empresa de seguros GNP, el Palacio de Hierro, entre otros.

Ni hablar de Carlos Slim, el segundo hombre más rico del mundo. Aunque su incursión en la minería es relativamente reciente y su portafolio minero todavía es minoritario en comparación con el resto de sus inversiones, Slim empieza a pisar fuerte. Recientemente se hizo con la concesión de la mina de cobre Salaverna, en Zacatecas, con una de las más grandes reservas del mundo. El pueblo de Salaverna será demolido en su totalidad para dar paso a la explotación del yacimiento.

Estos monopolios de empresarios latinoamericanos concentran tierra y, con ello, vastas reservas de los minerales a fin de garantizar la explotación de los minerales por décadas.

America Latina se vende a las empresas multinacionales como la “tierra del éxito”. Los megaconsorcios mineros Barrik Gold, Goldcorp, BHP Billiton, Anglo American y Glencore son el ejemplo del éxito en el continente. “Los jugadores más ricos de América Latina tienen similitudes destacadas con los conglomerados mundiales de la minería: son conglomerados diversificados con un gran crecimiento potencial para alimentar a sus socios en el futuro. Tan sólo piénsese en Carlos Slim, dueño del imperio Telmex, Horst Paulmann de Cencosud y Jorge Paulo Lemann (…)”. Así explicó BNamericas, la fuente de noticias diseñada para los inversionistas de la era del extractivismo, en marzo de 2015. La lógica del saqueo ha tomado por el cuello a los recursos naturales de la región.

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