sábado, 13 de agosto de 2016

Huracán Earl evidencia la vulnerabilidad de Honduras ante fenómenos naturales



Todos los años con la llegada de la temporada lluviosa, llega también la preocupación para cientos de familias hondureñas que viven en sectores  vulnerables a inundaciones, deslaves y derrumbes. 

Recientemente, con la llegada del huracán “Earl”, se encendieron las alarmas y reflejó lo vulnerable y la falta de preparación que tenemos en el país para enfrentar estos fenómenos meteorológicos.

Nuestro país desde todo punto de vista es vulnerable, estamos expuestos a que cualquier fenómeno natural nos afecte.

Según Jerónimo Carranza, coordinador del área de articulación territorial del Equipo de Reflexión Investigación y Comunicación (ERIC) eso se da porque en el país no se trabaja orientado a la prevención, si no a la respuesta.

Para Carranza, el error de las autoridades hondureñas es que esperan hasta que lleguen los fenómenos para actuar y es por eso que no hay capacidad de mitigar el impacto.

El Valle de Sula, El Distrito Central, son los sectores más vulnerables, sin embargo eso no significa que otras regiones no estén propensas al impacto de los fenómenos naturales.

Los municipios del Valle de Sula son propensos a inundaciones, el Distrito Central, vulnerable a derrumbes y deslaves, otros sectores como la zona sur también son víctimas de marejadas y sequias prolongadas que acaban con miles de hectáreas de cultivos.

Fenómenos como el huracán “Earl” tienen que suceder para recordarnos que no tenemos capacidad para enfrentar emergencias. 

Falta de planificación 

La comunidad de El Marión ubicada a la orilla del Río San Alejo en Tela, Atlántida, es una zona vulnerable que demanda al Estado políticas de mitigación.

El Marión es una comunidad habitada por unas 600 personas cuya principal fuente de vida es la pesca que realizan en la Laguna de los Micos. El río San Alejo se convierte en el principal aliado para su subsistencia, pero también en su mayor amenaza.  

El año 2013, en la temporada lluviosa el río dejo sentir toda su furia contra la comunidad. 

Los daños fueron significativos, varias casas destruidas, la escuela con daños en infraestructura, pérdida de cultivos, las familias perdieron todas sus pertenencias, el río se las llevó.

La comunidad culpó a la falta de apoyo de las autoridades, pues meses atrás habían solicitado la reparación del bordo, pero nadie dio respuesta.

Desde esa fatídica fecha las familias de El Marion vienen solicitando a la municipalidad de Tela, y  la Comisión del Valle de Sula la reparación del bordo sin obtener respuesta positiva.

Fue hasta hace aproximadamente 15 días que recibieron respuesta positiva, después de varios años de lidiar con las inundaciones.

Rigoberto López, presidente del comité de emergencia local, expresó que a pesar que el bordo fue reparado, no tienen mucha confianza en que pueda soportar una fuerte crecida, porque el material que utilizaron no es de buena calidad, y porque esa obra tendría que haberse realizado en temporada seca para que compacte y sea lo suficiente fuerte para soportar la furia del agua.

El Marion, es solo un ejemplo de la vulnerabilidad que viven miles de familias en el país, por la falta de planificación.

Lecciones

Jerónimo Carranza, cree importante que de vez en cuando sucedan fenómenos que nos recuerden  el alto nivel de vulnerabilidad que tenemos. También lamenta que las emergencias sean aprovechadas para desviar la atención de temas de gran importancia, y para hacer proselitismo político a costa del dolor y sufrimiento de las familias afectadas.

Earl, una de las primeras tormentas que se han formado durante la temporada ciclónica del 2016, nos recordó que aún hay mucho que hacer en materia preventiva, nos recordó la vulnerabilidad del país y la poca capacidad de respuesta que tienen las autoridades gubernamentales para enfrentar los fenómenos naturales que seguramente año con año irán incrementando en cantidad y peligrosidad.

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