jueves, 5 de junio de 2014

Carta al señor Kerry


Diario Tiempo

Como es costumbre en el entorno informativo de nuestro país, los temas sensibles y las críticas veraces al gobierno pasan por un filtro muy denso para evitarlos de la atención pública, como práctica del guion del poder  invisible y de los preceptos de la llamada “guerra sucia”, puesta en la escena hondureña con el asesoramiento paradigmático de JJ Rendón, ahora reclamado por la justicia de varios países.

Entre estos temas sensibles puede incluirse la carta de 108 congresistas demócratas de Estados Unidos de América (EUA) al secretario de Estado John Kerry en que le muestran la preocupación de ellos por la situación deplorable de los derechos humanos en Honduras, la militarización de la sociedad, la criminalidad común y la criminalidad política, la corrupción institucional, y, en fin, la mordaza “inteligente” a la libertad de expresión y de asociación.

“La administración anterior y actual —dice la carta de los congresistas demócratas al señor Kerry— han promovido la militarización de las fuerzas policiales y usan sus fuerzas armadas para hacer cumplir las leyes domésticas. En agosto de 2012, una nueva Policía Militar fue creada, se anticipa que habrá al menos 5,000 miembros de la fuerza. Esa fuerza ha cometido abusos de derechos humanos mientras trabaja en el ámbito policial”.

“Pedimos que usted —insisten los congresistas al señor Kerry— preste atención especial a estos asuntos, evaluando estrictamente el apoyo y entrenamiento para la policía y ejército hondureños de acuerdo con las condiciones de derechos humanos elaboradas en la Ley de Asignaciones de Operaciones Extranjeras y de Estado de 2014. También pedimos que usted aplique completamente la Ley de Leahy, la cual prohíbe el financiamiento de individuos o unidades vinculadas con cualquier cuerpo policial o militar extranjero que comete violaciones de derechos humanos en estado de impunidad”.

Esos y otros conceptos de peso han pasado inadvertidos en nuestro mundillo político, y no digamos en el grueso de los medios de comunicación, con la salvedad de referencias para minimizar el hecho, como esa respuesta cínica de un diputado del Partido Nacional, en el poder, que, con torpe afán, ha dicho que ese señalamiento demócrata carece de validez porque solamente la firmaron 108 diputados de los más de 400 que forman la Casa de Representantes de EUA.

Naturalmente, el tema de la seguridad nacional —de la seguridad ciudadana— tiene, en la visión caleidoscópica de la política internacional, mucha (quizá demasiada) elasticidad, según sea el país, la región, los intereses en juego, y, en fin, los objetivos reales a profundidad. En lo que toca a Honduras, es conocido el peso decisivo, determinante, de EUA en el control de los organismos de seguridad del Estado. Por consiguiente, el proceso de militarización no puede ser ajeno a ese conocimiento y control.

Es interesante, sin embargo, lo expresado al respecto por el subsecretario de Estado Adjunto en el Buró de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo, Michael Kozak, en su reciente visita de supervisión, que hace ver el error de “usar las fuerzas armadas en lugar de la policía civil”, porque ambas tienen su propio papel y misión, “y cuando se comienza a usar en otro papel se hace daño al papel principal”.
Sin embargo, el señor Kozak acepta la explicación del gobierno de que esa militarización es temporal, “tratando de depurar la policía y han tenido que sacar gran cantidad de policías y dijeron que era para llenar esos espacios mientras reclutan y contratan policías nuevos”. También la base militar de Palmerola empezó como una instalación militar temporal… hasta sécula seculorum.

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