Con tres décadas más en la piel pero la voz intacta, el pionero de la nueva trova arrancó gritos y aplausos sostenidos, coros y continuas ovaciones, al ritmo de “El papalote”, “Son desangrado”, “Óleo de mujer con sombrero” o “La Maza”, además de temas de su más reciente disco, “Segunda cita”, como “Carta a Violeta Parra”.
“Buenas noches”, expresó Rodríguez tras inaugurar el concierto con “En el claro de la Luna”, tras una breve introducción instrumental del trío de cuerdas pulsadas Trovarroco. “Perdonen que no hable inglés. Nada personal. Es una limitación que tengo”, bromeó entre las risas y los alaridos del público.
“(Estamos) felices de estar aquí y de que ustedes, este público tremendo, increíblemente entusiasta, esté compartiendo un ratito de sus vidas (con nosotros)”.
Rodríguez, una de las principales voces de la revolución cubana, suele escribir canciones con trasfondo político y como era de esperarse no faltó –ni dentro ni fuera del teatro– algún comentario o manifestación.
“Hoy es el cumpleaños de Gerardo Hernández, un hombre que lleva más de 10 años preso a mi parecer injustamente“, dijo el artista de 63 años en referencia a uno de cinco cubanos presos en Estados Unidos desde 1998. “A él y a sus cuatro compañeros a quienes nosotros cubanos consideramos nuestros cinco héroes les quiero dedicar esta canción“. Y tocó la “Canción del elegido” en lo que se convirtió quizás en el momento cumbre del evento.
Clásicos como “Te doy una canción”, “Unicornio” y “Ojalá” fueron sin duda recibidos con gran emoción, y decenas de personas se abalanzaron por los pasillos del emblemático teatro hacia el escenario para fotografiar o apreciar un poquito más de cerca al legendario cantautor. También interpretó “Citas con ángeles”, cuya letra hace referencia a Central Park, las Torres Gemelas y el edificio Dakota donde vivió y fue asesinado John Lennon.
Desde niños que vinieron con sus padres hasta jóvenes y abuelos, una masa multigeneracional mantuvo por dos horas y media una sonrisa indeleble mientras Silvio cantaba, acompañado por Trovarroco, el baterista y percusionista Oliver Valdés y su esposa, la flautista y clarinetista Niurka González, que con sus dulces solos también fue generosamente aplaudida.
Algunos vinieron desde Miami sólo por el concierto, pues aunque Rodríguez se presenta próximamente en Orlando “no es lo mismo verlo en el Carnegie Hall”, dijo Patricia Vila, una cubanoestadounidense de 41 años radicada en Florida. “Esto es muy histórico, que Silvio esté aquí en Estados Unidos”, añadió su amigo y compatriota David Figueroa, de 24 años; ambos sentados en primera fila.
También hubo quienes arrojaron rosas rojas hacia el sencillo escenario, apenas decorado con unas delicadas luces proyectadas en el fondo en forma de plantas o flores. Del resto eran sólo los músicos, cada uno sentado en una silla con su respectivo instrumento, partitura en frente, dándole total protagonismo a cada canción.
Rodríguez, quien tocó la guitarra en algunos temas, se mostró evidentemente complacido con los continuos coros del público. “Están contratados”, declaró en una ocasión. Y en otra se puso de pie para aplaudirlos, generando una ovación aún mayor.
Afuera decenas de policías velaron a grupos de manifestantes pacíficos que se congregaron a pocos minutos de comenzar el espectáculo en los alrededores del Carnegie, algunos con banderas y una que otra pancarta.
Un grupo en favor de las esposas de los cinco cubanos encarcelados en Estados Unidos recopilaba firmas para que el gobierno estadounidense les otorgue la visa a estas mujeres cubanas, que no ven a sus maridos desde hace 11 años. “Libertad para los cinco”, decía una pancartas, mientras cerca de una docena de cubanos y estadounidenses cantaba: “Cuba sí, bloqueo no” y “Free the five” (Liberen a los cinco).
Un norteamericano pidió que el presidente Barack Obama permita que estadounidenses visiten la isla. “¡Es maravilloso ver a Silvio en Nueva York! ¿Por qué no en La Habana?”, decía el panfleto que repartió.
El levantamiento de restricciones a las visitas de artistas de Cuba a Estados Unidos ha permitido presentaciones recientes de figuras como el compositor Juan Formel y su orquesta Los Van Van, la “Diva del Feeling” Omara Portuondo y la bailarina Alicia Alonso, quien esta semana fue homenajeada en Nueva York por sus 90 años.
Tras ofrecer un segundo concierto en el Carnegie el próximo jueves 10 de junio, Rodríguez llevará su música a Oakland, California, el día 12, Los Angeles el 17, Washington el 19 y Orlando, Florida, el 23.
Su última gira en Estados Unidos había sido en 1980, con su compatriota Pablo Milanés. (Con información de AP y el Diario La Prensa de Nueva York. Fotos de Reuters)
Nueva York
Por Silvio Rodríguez
Segunda Cita
El Carnegie Hall está vivo. El sonido camina inquieto cuando está vacío, pero las frecuencias encuentran su lugar cuando se llena. Uno puede salir desconcertado de una prueba sonora, pero lo que sucede cuando los cuerpos humanos completan el teatro es algo así como el destino de la música. Ahora me explico por qué tantos grandes insistían en tocar allí. Es un lugar donde el sonido tiene la oportunidad de organizarse y encontrar sentido. Dicen que Horowitz trasladaba su piano hasta el teatro por el placer de escucharlo entre aquellas paredes. Y es que la caja acústica del Carnegie realiza el milagro de reproducir los más insólitos matices. Cuánto deben haber disfrutado talentos como Stokovsky o Berstein, gozando a fondo las posibilidades de una acústica que roza lo perfecto.
Otra cosa que no me esperaba fue el entusiasmo de la gente. Cuánta sed acumulada había en los seres que estuvieron allí. Algunos lloraban y se bebían sus lágrimas. Creo que lloviznó por todas partes. Bendita tierra, pues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario