jueves, 29 de marzo de 2012

Partido Libre de Zelaya: ¿oportunidad o renuncia?



Por Emma Volonté

El Frente Nacional de Resistencia Popular de Honduras se ha llevado la peor parte del golpe de Estado que comenzó en junio de 2009 en ese país. Ahora, la legalización del Partido Libre de Manuel Zelaya puede profundizar las diferencias entre las bases y los cuadros del Frente o ser un paso para la reforma del Estado... Un análisis desde el interior del movimiento.

El 28 de mayo de 2011 el ex presidente hondureño Manuel Zelaya regresó a su país después de haber sido empujado al exilio por el golpe de Estado de junio de 2009. Mel Zelaya, como es conocido en su país, fue recibido por una muchedumbre que agitaba las banderas del FNRP (Frente Nacional de Resistencia Popular), creado después del golpe para coordinar la resistencia del país. El Frente es un sujeto heterogéneo, que integra organizaciones campesinas, indígenas, feministas y por los derechos humanos, sindicados, estudiantes, profesores, artistas, medios comunitarios e, incluso, aquella parte del Partido Liberal que se distanció del golpe y sus promotores para declarase fiel a Zelaya.
Mel fue nombrado coordinador del FNRP, que desde la irrupción de los golpista luchó por su regreso a Honduras. Sin embargo, después de un año y medio de exilio, el ex presidente ha encontrado un país profundamente cambiado y un movimiento de resistencia que había aprendido a caminar solo.

Muchos de los integrantes del FNRP critican los términos en que se dio el regreso de Mel a Honduras. “El regreso del ex presidente es justo y es algo importante, porque es su derecho poder regresar. Pero criticamos al Acuerdo de Cartagena, porque dejó por fuera el tema de la justicia, favoreciendo la impunidad en el país”, relata a Otramérica Salvador Zúñiga de COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras). 

En abril de 2011, Zelaya, el nuevo y “electo” presidente hondureño Porfirio Lobo, el venezolano, Hugo Chávez, y el colombiano, Juan Manuel Santos, se encontraron en Cartagena de Indias para buscar un acuerdo que estableciera los términos del regreso de Mel a Honduras. Éste, que se presentó a las negociaciones sin ninguna autorización de parte del FNRP - mostrando la fractura entre la base y los cuadros– e hizo cuatro solicitudes: la restauración del orden constitucional mediante una Asamblea Constituyente, el retorno de los exiliados, el respeto de los derechos humanos y el reconocimiento del FNRP como fuerza política que pudiera participar en las elecciones. A cambio, el gobierno de Lobo consiguió la readmisión de Honduras en la Organización de Estados Latinoamericanos (OEA), con la consiguiente legitimación del carácter “democrático” del régimen golpista hondureño y la llegada de 600 millones de dólares en ayudas.

El Acuerdo de Cartagena compromete al gobierno hondureño a “velar por el cumplimiento de todas las garantías que la ley concede para que el FNRP solicite su inscripción ante el Tribunal Supremo Electoral y participe democráticamente en los procesos político-electorales”. El 13 de marzo pasado, el Tribunal Supremo Electoral acreditó a Libertad y Refundación (Libre) como partido político legalmente inscripto y, por tanto, reconocido para su participación electoral. “Hay Partido, hay esperanza para el Pueblo”, dijo Zelaya a sus partidarios, que habían acudido a celebrar el evento.

Según Ramón Navarro, presidente de ANACH (Asociación Nacional de Campesinos Hondureños), “LIBRE va recogiendo todas las inquietudes y necesidades del pueblo hondureño. Nosotros tenemos claros que si no tenemos un partido que nos represente y personas de nuestra misma clase que estén al frente va a ser difícil para los campesinos. El pueblo ha despertado y tenemos la expectativa de ganar en las urnas: estamos trabajando duro para que LIBRE gane el poder en las próximas elecciones”.

Sin embargo, con la creación del Partido Libre el ex presidente y sus partidarios han ignorado la resolución de la Asamblea del FNRP de febrero de 2011, que estableció que el Frente no participaría en ningún proceso electoral hasta que no hubiera sido convocada una Asamblea Nacional Constituyente y aprobada una nueva Ley Electoral. De hecho, la decisión de participar en el proceso electoral ha creado una fractura en el FNRP, que hoy contiene una corriente “electorera” y una “refundacional”.

“Con el regreso de Mel, el Frente dejó de existir como esfuerzo social y se convirtió en una corriente interna del Partido Libre , desapareciendo su naturaleza de articulador de diferentes esfuerzos de la lucha. Ahora luchan por el poder, sin entender que una cosa es llegar al Gobierno, otra cosa es el poder. Podría ocurrir que ganen, pero la oligarquía no va a permitir que el Partido Libre gobierne de verdad”, explica Salvador Zúñiga.

Alfredo López, vicepresidente de OFRANEH (Organización Fraternal Negra Hondureña), es aún más pesimista: “No hay ninguna posibilidad de ganar. Aún con la mayoría de los votos, Mel no ganaría, porque maquillarían los resultados: si el Tribunal Supremo está compuesto por los golpistas y también la Fiscalía y el Tribunal Electoral… no hay esperanza de victoria. Nadie cree que después de 200 años de dominación por dos partidos y por los militares, éstos suelten el poder. Según la corriente electorera no se puede tomar el poder sin participar en las elecciones, pero nosotros creemos que se puede cambiar la situación mediante más presión social a los congresistas, más concientización. Cuando estábamos en la calle, los golpistas tenían mucho más cuidado porque había mucha más presión, la venida de Zelaya ha desmovilizado a la resistencia. Podemos firmar un montón de acuerdos, pero hay que meterles presión para que los cumplan: tomas de carreteras y de las plazas. No tomarlas un día y el día después irse a la casa a dormir tranquilamente, porque esa no es lucha, esa no genera presión. De todos modos, al final creo que sí iremos a votar, todo el mundo apuesta por Xiomara Castro, la esposa de Zelaya, que es una mujer muy bien intencionada. La gente cree mucho en ella porque anduvo en la calle y siempre se mantuvo firme. También adentro del espacio refundacional se ha ganado el corazón de la gente”.

Incluso quienes no creen en la vía electorera parecen demostrar simpatía por Xiomara Castro, candidata por Fuerza y Refundación Popular (la corriente electorera del FNRP) a las primarias del Partido Libre , que se realizarán en noviembre de 2012. Sin embargo, la canalización de la resistencia hondureña en el marco del proceso electoral ha aliviado a los golpistas: ahora el Frente está dividido y menos presente en las calles del país.

- ¿Lobo permitió al Partido Libre de participar en las elecciones justo para dividir el FNRP?
- Sí, exactamente. Lobo tiene a Zelaya como un ente para mediar entre las luchas sociales y la oligarquía. El Acuerdo de Cartagena se firmó para que la resistencia, una vez comenzado el proceso electoral, rebajara su lucha”, responde Miguel Ángel Vásquez de la Asociación de Desarrollo de la Península de Zacate Grande (ADEPZA).

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