Radio Progreso
El anuncio de la construcción de las primeras ciudades modelos o Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), reactivó la lucha de las comunidades de la Península de Zacate Grande, Amapala, Valle, zona sur de Honduras. Con las acciones de rechazo a estos proyectos de parte de las comunidades, las amenazas y persecución contra quienes defienden el territorio, también comienzan a incrementar.
A través de sus redes sociales, la Asociación para la Defensa de la Península de Zacate Grande (ADEPZA), denunció que el ex presidente de la organización, Pedro Canales, en las últimas semanas ha sido víctima de hostigamiento por personas ligadas a los guardias de seguridad de las familias poderosas que han acaparan más territorio en la zona.
Pedro Canales comentó a Radio Progreso que el 23 de septiembre, personas desconocidas de varios disparos asesinaron al perro de su casa. Y aunque la muerte de la mascota para muchas personas podría parecer insignificante, en el contexto de Zacate Grande, es un mensaje amenazante en contra de su vida.
El defensor del territorio señala que, lo que vive su familia no es nada fácil, y el ataque contra su mascota es una especie de aviso sobre lo que les podría suceder a él y a sus compañeros y compañeras que luchan en defensa del mar y del territorio.
Canales contó a Radio Progreso que recientemente una persona ligada a la familia Facussé, le gritó que él sabía quién le iba a cortar la cabeza. “En el 2019 entre la laguna de camarón que tenemos como grupo y el cerco de malla que tiene la familia Facussé, los guardias forestales acribillaron otro perro en presencia nuestra”, explica.
Pedro Canales tiene claridad que todos estos ataques vienen a raíz de la lucha contra la instalación de las ZEDES, en el sector de Puerto Grande y La Flor; comunidades que están a la orilla del mar y donde existe conflictividad porque familias poderosas del país quieren entregar el territorio para que se construyan las famosas “ciudades modelo”.
La pandemia agudiza la crisis ambiental
El largo confinamiento y la restricción de derechos constitucionales a raíz de la pandemia del COVID-19, ha servido para agudizar la situación que viven las comunidades en la Península de Zacate Grande, dice Pedro Canales, ex presidente de ADEPZA. Según el luchador, la pandemia ha sido un espacio muy importante para los terratenientes y ricos del “Club de Coyolito”, sigan sembrando división en la población.
Canales cuenta que 15 días antes de iniciar el confinamiento, en la comunidad de La Flor, la población organizada eligió el patronato, sin embargo, al siguiente día la familia Facussé, en complicidad con el alcalde de Amapala, organizaron un patronato paralelo y desbarataron todo lo que la comunidad había hecho.
“Ellos se preparan en los momentos difíciles que viven los pueblos para hacerle daño a las comodidades. Todo lo que hablan de la llegada de la Hora del Sur, es eso que estamos viviendo; programas como las ZEDES que traen pobreza, división, cárcel y muerte para los luchadores. No sólo en la zona sur, sino que en toda Honduras”, concluye.
Gerardo Aguilar, director de la Voz de Zacate Grande -emisora comunitaria que acompaña la lucha de las comunidades de Amapala-, explica que los guardias de seguridad de Miguel Facussé constantemente llegan hasta las comunidades donde los campesinos tienen sus cultivos y sus proyectos. Van acompañados con militares de la Fuerza Naval quienes tienen como centro de operaciones, la Isla de Amapala.
Gerardo también explica que con el confinamiento se ha incrementado el hostigamiento contra las comunidades. Recuerda que el 29 de agosto un carro con vidrios oscuros y con personas desconocidas, intentó atropellar a dos comunicadores de la radio que iban a hacer entrevistas a Playa Blanca, otra comunidad organizada de la zona. En esa misma semana, otro vehículo desconocido anduvo tomando fotografías a las casas en la tierra recuperada de Playa Grande.
Gerardo Aguilar dice que los terratenientes en la zona mantienen una constante campaña de desprestigio para difamar a los líderes comunitarios. Sin embargo, a pesar de todas las campañas que montan las familias que tienen intereses económicos en la zona sur, los pobladores y pobladoras de Zacate Grande, no bajan la guardia y continúan los procesos organizativos en defensa de su territorio.
El modelo extractivo que impulsa el Gobierno de Juan Orlando Hernández, multiplica los conflictos en las comunidades; traen militarización en los territorios, destrucción de los bienes comunes, ruptura del tejido social, persecución y criminalización de la protesta social y el derramamiento de sangre.
La península de Zacate Grande es parte de ese sur de Honduras que está en la mira. En esta zona comenzará el experimento que promete sacar al país de la crisis, las Zonas Especiales de Desarrollo. Una de las zonas más deprimidas hoy se enfrenta a esta promesa que también es amenaza.
Las ciudades modelo, no son la única amenaza que visibilizan los pobladores y pobladoras de la zona Sur. Esta región también está marcada por la presencia de la minería, plantas fotovoltaicas y la agroindustria expresada en la siembra de melón, camarón, ocra y caña de azúcar.
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