Zero Hedge
Por Tyler Durden
Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo
Lo que está sucediendo con Alexey Navalny es una repetición del engaño sobre el envenenamiento por novichok de Serguei Skripal y su hija Yulia en Gran Bretaña en 2018. La causa de la enfermedad de estos, de la cual se recuperaron, no tiene nada que ver con su exposición al agente nervioso letal y Rusia fue falsamente acusada de algo con lo que no tenía nada que ver.
Los medios de comunicación del establishment ocultan una y otra vez los datos esenciales para comprender las noticias. Cada vez que ocurre algún incidente como el que afectó recientemente a Navalny, se apresuran a culpar a Rusia o a otras naciones en las que se pretende un cambio de régimen.
Lo que le ocurrió a Navalny no fue causado por su exposición al novichok, un agente nervioso capaz de matar en pocos minutos. Él se encuentra vivo y con capacidad para comunicarse tres semanas después de caer enfermo a bordo de un avión que iba de Tomsk, Rusia, a Moscú.
El representante permanente de Rusia ante Naciones Unidas Vasili Nebenzia explicó lo que resulta obvio cuando declaró: “Todo este incidente huele a montaje, a juego sucio”.
Es fundamental saber a quién beneficia y a quien perjudica el montaje y es evidente que Rusia no tiene nada que ganar con el incidente Navalny. Sin embargo, potencialmente tiene mucho que perder. No hay nada que conecte remotamente al Kremlin con lo sucedido.
Según el semanario Der Spiegel, el pasado viernes [11 de septiembre] Bruno Kahl, presidente del Servicio Federal de Inteligencia alemán (BND, por sus siglas en alemán) informó de la celebración de una “reunión secreta” sobre lo que él denominó una variedad “más dura” de novichok que según el laboratorio militar del país habría envenenado a Navalny, sin dar más detalles. Luego añadió que una delegación de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (herramienta pro-occidental al servicio del Imperio) había visitado a Navalny en el Hospital Charite de Berlín en donde está ingresado.
En respuesta a una solicitud de más información de Reuters, el BND emitió una declaración en la que afirma: “El Servicio Federal de Inteligencia comunicará cualquier descubrimiento exclusivamente al gobierno federal y a los comités responsables del Bundestag que se reúnen en secreto”.
La última edición del Der Spiegel informaba de que “los dirigentes políticos de los principales partidos alemanes solicitan la suspensión de la construcción del gasoducto Nord Stream 2, a consecuencia del envenenamiento de Alexey Navalny”. También decía que “el gobierno de Merkel de momento no ha respondido a esas demandas”, y añadía:
“Es evidente que las relaciones de Alemania con Rusia cambiarán significativamente […] Es probable que el Kremlin estuviera tras el envenenamiento (sic), así como el presidente ruso Vladimir Putin (sic) […] Se está debatiendo el tipo de sanciones que el gobierno alemán debería aplicar de inmediato […] El único castigo que afectaría seriamente a Moscú sería la interrupción de las obras en el gasoducto Nord Stream 2, casi terminadas”.
Algunos miembros de la “coalición de gobierno de Merkel… están alzando la voz para que se abandone el proyecto del gasoducto […] No obstante, el gobierno considera fuera de lugar esa decisión, oficialmente al menos”. Merkel respalda la consecución de las obras, mientras busca una respuesta de la Unión Europea (UE) a lo ocurrido con Navalny.
El abandono del proyecto a favor de la alternativa estadounidense de gas natural licuado (LNG, por sus siglas en inglés) encarecería un 30 por ciento la operación, lo que perjudicaría económicamente a Alemania y eso es algo que las mentes frías del país y la propia Merkel entienden en su justa medida.
El pasado jueves [10 de septiembre] se celebró una reunión en Bruselas de la Comisión de Asuntos Políticos y de Seguridad de la UE en la que se discutió el asunto Navalny. El Alto Representante de la UE para asuntos exteriores, Josep Borrell declaró que el bloque está considerando la aplicación de “medidas restrictivas” contra Rusia. Al mismo tiempo, su portavoz afirmó que mientras no exista certeza de quién pudo ser el responsable de la enfermedad de Navalny es prematuro hablar de medidas de castigo.
Sin pruebas verificables que vayan más allá de la duda razonable, algo que de momento no existe, no es creíble culpar a Rusia de lo sucedido. Funcionarios de la UE en Berlín y Bruselas han admitido que muchas naciones europeas y de otros lugares tienen acceso al novichok y a otras toxinas letales.
A pesar de que no hay nada que conecte a Rusia con la enfermedad de Navalny [el secretario de Estado de EE.UU.] Mike Pompeo acusó al Kremlin cuando afirmó: “Creo que las personas de todo el mundo considerarán este tipo de actividades como lo que son” (sic), para añadir: “Y cuando observan la trama para envenenar a un disidente, reconocen que existe una gran probabilidad de que sea Rusia quien está detrás” (sic). Pompeo rehusó decir cuál será la respuesta del régimen de Trump.
Donal Trump declaró que “todavía no hemos obtenido ninguna prueba, pero lo investigaremos”.
El ministro ruso de asuntos exteriores criticó con severidad lo que consideró “acusaciones infundadas y ultimatos” y acusó a Berlín de utilizar la enfermedad de Navalny como “un pretexto para desacreditar injustificadamente nuestro país”.
En su última edición, el servicio informativo de Deutsche Welle dijo que “el ministro de justicia alemán aprobó una solicitud de asistencia legal en la investigación del presunto envenenamiento del líder de la oposición Alexei Navalny”, y añadió que “Alemania ha encargado a la fiscalía del Estado que colabore con las autoridades rusas”.
El mismo día, la policía rusa declaró haber pedido permiso a las autoridades alemanas para interrogar a Navalny, una solicitud que con toda probabilidad será rechazada. El ministro ruso del interior dijo que su intención era enviar un equipo para colaborar con los investigadores alemanes en el caso Navalny para realizar “preguntas clarificadoras adicionales”. Luego añadió que “requirió la presencia de su equipo para realizar actividades de investigación con Navalny, los médicos y los expertos germanos”.
El viernes [11 de septiembre] Berlín declaró que por el momento no habían recibido la solicitud, y Deutsche Welle añadió que “la oficina de la fiscalía en Berlín afirma haber recibido instrucciones de las autoridades estatales de la capital alemana para proporcionar a Moscú asistencia legal e información sobre la salud de Navalny”. Pero, “en cualquier caso, él debe estar de acuerdo, afirmó en un tuit”.
El portavoz de Putin, Dimitri Peskov dijo que Moscú rechaza las falsas acusaciones y las amenazas respecto a lo acontecido con Navalny y añadió que “no existe ninguna evidencia que justifique la apertura de un caso penal”,
La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet perdió toda su credibilidad al apoyar la guerra de Occidente liderada por EE.UU. contra la democracia social de Venezuela. Anteriormente desafió a la realidad al acusar falsamente al presidente Maduro de “erosionar profundamente el principio de legalidad, entre otras cosas por violaciones de los derechos humanos, maltrato y delitos varios” (sic). De nuevo ha vuelto a la carga, esta vez haciendo declaraciones sobre el caso de Navalny, sin prueba alguna, a través de su portavoz:
“Se ha cometido un crimen muy grave en suelo ruso […] Parece no existir duda de la utilización de una sustancia exótica altamente letal, el novichok […] Incumbe a las autoridades rusas investigar un crimen de tanta gravedad que tuvo lugar en su propio territorio (sic)”.
No existe prueba alguna de crimen contra Navalny. Por tanto no hay razón para llevar a cabo una investigación criminal. Mientras las autoridades alemanas se nieguen a proporcionar a Rusia pruebas del crimen que afirman se cometió contra Navalny, la acusación carece de base.
Ningún tribunal legítimo dictaminaría culpabilidad en un caso penal sin pruebas que vayan más allá de la duda razonable. En el caso de lo ocurrido con Navalny, nada sugiere que Rusia sea responsable de su enfermedad. Pretender lo contrario forma parte de un prolongado e injustificable vapuleo a Rusia apoyado por los grandes medios de comunicación occidentales bajo la dirección de Estados Unidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario