martes, 30 de julio de 2019

“Queremos seguir viviendo mediante la lucha, porque cuando dejemos de luchar nos habrán exterminado”



Por Al Mayadeen

Con la llegada de Donald Trump al gobierno de EEUU, también llegó su acelerada versión en la aplicación de lo que desde ese país han llamado la “doctrina del excepcionalismo americano”. Eso es simplemente su creencia de que Dios les ha otorgado el privilegio de interactuar con el mundo bajo la conciencia y las ideas de los más conservadores hombres y mujeres, hoy representados por Demócratas y Republicanos.

Así se autoasignaron el derecho de agredir a países en cualquier latitud, usando como excusa la defensa de la libertad y la igualdad de derechos. Esos son principios fundacionales de la nación norteamericana.

Pensadores latinoamericanos como el maestro uruguayo Eduardo Galeano demuestran que detrás de esa y otras doctrinas lo que hay es una forma de abuso permanente sobre países vulnerables pero llenos de recursos o con posiciones geográficas privilegiadas. Tomamos una expresión de Galeano: “lamentablemente, desde hace muchísimo tiempo, los Estados Unidos padecen esa suerte de enfermedad del mesianismo, esa idea de que fueron elegidos por Dios para salvar a la humanidad, para salvar a los demás. Yo lo único que pido es que nadie me salve por favor, yo no quiero ser salvado, porque además la experiencia histórica demuestra que por salvar a sus vecinos latinoamericanos, los Estados Unidos los han llenado de dictaduras militares atroces, todas en nombre de la democracia y todas nacidas para salvarnos del peligro comunista, para salvarnos del peligro terrorista, para salvarnos del peligro de ser nosotros mismos”.

Esa excepcionalidad la aplican hoy en casi todo el planeta. El país que no acepte sus condiciones políticas, económicas, comerciales o de seguridad es tratado con métodos disciplinarios, hoy mostrados como sanciones.

Desde el país vasco, el intelectual, prolífico escritor y analista internacional Iñaki Gil de San Vicente describe claramente la instrumentalización de la defensa de los derechos humanos que hace EEUU para tratar de apoderarse de los recursos de los países y detener el desarrollo de muchos de ellos. Lo entrevistamos y tratamos de encontrar elementos vinculantes entre la situación reciente por la que atraviesa Cataluña con lo que viven varios países latinoamericanos bajo el asedio imperial de EEUU.

¿Usted ve alguna similitud en las formas de dominación política en la que se encuentra Cataluña y las que enfrentan países latinoamericanos?

«Antes de entrar a Analizar en Cataluña, yo creo que hay que hacer una descripción de que lo que ha pasado en Nicaragua y otros sitios, viene de muy viejo.

Si analizáramos solamente lo de Cataluña veríamos una parte. Pero en Nicaragua, en Venezuela, incluso en Chile, en el año 73 con Allende, Siria, en otros tantos puntos, en Libia, en otros tantos sitios, el imperialismo ha utilizado un criterio ideológico, que ha sido digamos un mito, que ha sido la interpretación burguesa, la interpretación abstracta de los derechos humanos.

Hay datos concluyentes, los Estados Unidos cuando perdieron la guerra de Vietnam, y cuando vieron que en América Latina el proceso de los pueblos se les iba de las manos, pese a que habían utilizado el Plan Cóndor desde finales de los años 60, endurecido con el golpe en Chile en el 73, y lo que vino después, hay datos y el comandante Fidel Castro ya lo dijo en una intervención, con su derrota en Vietnam, los norteamericanos sacaron a la superficie una estrategia, a partir de la cual, desde entonces, todo lo que se ha llevado la guerra de cuarta generación, la contrainsurgencia, la utilización de los medios, las revoluciones naranja, las revoluciones de Jazmín, las guerras preventivas, las ONG controladas por grandes empresas capitalistas, la utilización de la prensa, la utilización de grupos religiosos -lógicamente de extrema derecha-, no me refiero a la Teología de la Liberación y a otros grupos, todo esto tiene su gran salto en la década de los 70 y a partir de ahí, a nivel mundial empieza una utilización sistemática por parte del imperialismo de una ideología abstracta, de una ideología sin una relación concreta con la realidad de los pueblos para utilizar cuestiones como son lo derechos, las libertades, en función exclusivamente de los intereses del imperialismo.

Entonces a partir de allí van utilizando una y otra vez una campaña metódica, falsa, hipócrita, presentándose ellos como defensores de la libertad, esto ya lo habían hecho en los años 60, con el Pacto por la Libertad, contra la Unión Soviética, y un montón de cosas con las que no podemos extendernos en este momento, y esto lo han reproducido. Y este es realmente el origen histórico de este problema. Luego añadiría más, que Cuba lo ha sufrido con muchísima intensidad, que es la guerra cultural. Luego añadiría más que es lo que aguantó y sufrió el heroico pueblo de Nicaragua con todo el cerco de las intervenciones de ejércitos privados, de toda la contra formada en Honduras, de toda la contra pagada por estados Unidos, precisamente con dinero del irangate y de otras cuestiones de estas. Todo esto procede a un cambio de estrategia de los Estados Unidos, cuando vieron que los pueblos del mundo se le estaban sublevando. A partir de la derrota de Vietnam los pueblos del mundo se le estaban sublevando y necesitaba tener un poco de legitimidad (falsa) un poco de credibilidad (falsa), para presentarse ante sectores de esos pueblos, sectores desorientados, sectores perdidos, sectores a los cuales no se les podía llegar con nuestra argumentación a presentarse como los defensores de unos derechos humanos abstractos. Y es a partir de allí donde viene toda esta explicación. Este hecho histórico es fundamental.

Saber los orígenes históricos de toda la contraofensiva imperialista, de toda esta vuelta basada en un mito, todos sabemos, y concluyo que el capitalismo es inhumano. Lo que han intentado es disfrazarlo de humano, para como en el caso de Nicaragua justificar un intento criminal y sanguinario de golpe de estado.»

¿Y observa alguna vinculación entre esto de América Latina con lo que sucede con Cataluña?

«Lo tenemos que ver en el contexto de las decisiones del imperialismo a nivel mundial. Esto es el análisis del fenómeno universal. Luego tenemos que entrar al fenómeno particular y al fenómeno singular.

En Cataluña y también aquí en el País Vasco, lo que se ha producido es un fenómeno histórico que venía muy de antes, venía incluso mucho antes de que el imperialismo español destrozara naciones originarias en América Latina. La nación catalana existía antes que la nación española, existía antes que la nación castellana.

En Cataluña fue uno de los focos donde surgió el sistema capitalista, existía con mucha antelación y es un pueblo muy diferente al pueblo español. Es lo mismo que, haciendo las salvedades, que yo te llamara a ti norteamericano. Pues a un Catalán le llamas español o a un vasco nos llamas españoles y Wuffffff… Soy razones muy históricas y muy profundas. ¿Sandino (líder de la independencia de Nicaragua) que diría cuando se le llamara norteamericano?

Tenemos que entender estos factores y tenemos que analizar cada situación concreta.

Hay una relación muy llamativa que no podemos pasar por alto y es que tanto los catalanes, como los vascos sufrimos la dominación del imperio español como los nicaragüenses, como los cubanos sufrieron la dominación del imperio español. Luego los españoles negociaron con los norteamericanos para entregarles Cuba, como negociaron con los norteamericanos para entregarles Filipinas. Entonces los nicaragüenses, los catalanes y los vascos tenemos históricamente el mismo enemigo común que es el imperialismo español. Vosotros (venezolanos) por heroísmo venciste al imperio español y estáis luchando contra el imperialismo norteamericano. Mientras que el pueblo catalán y el pueblo vasco seguimos luchando contra el imperialismo español.

Tenemos que ser conscientes de estas diferencias pero a la vez del lazo común que nos une a nicaragüenses, a vascos y a catalanes. Y a partir de allí tenemos que precisar una cuestión: Cataluña por razones históricas hay una división en el pueblo catalán, lo mismo que me imagino hay en el pueblo nicaragüense. Los ricos de Catalunya no quieren separarse del Estado español porque ven su futuro económico pegado al Estado español. Lo mismo que los ricos de Venezuela quieren que Venezuela sea una provincia controlada por los Estados Unidos, lo mismo que los ricos de Nicaragua apoyaron a la contra revolución, se enfrentaron a la guerrilla sandinista, apoyaron a Somoza hasta el final y aplaudirían con las orejas que Estados Unidos dominara Nicaragua. Porque el dinero, el capital sea en Cataluña, en el País Vasco, en Venezuela o en Nicaragua siempre tiende a estar donde está el poder y el poder en la Península Ibérica está en España y el poder en Latinoamérica, el poder duro, el criminal, el inhumano está en los Estados Unidos. Y eso también nos une a catalanes, vascos y nicaragüenses.

Tenemos que darnos cuenta que es el pueblo nicaragüense el que ha dicho que no a esa intervención como fue el pueblo venezolano el que dijo que no –yo estaba en Venezuela en los momentos duros de todas las guarimbas, los asesinatos cuando quemaban personas vivas-. Pero también estaba en Catalunya cuando las fuerzas represivas españolas golpearon, rompieron las urnas, aplastaron las urnas. En el fondo de todo esto, insisto, es que tanto el imperio español en su origen, antes de “descubrir” (entre comillas), antes de aniquilar a nuestra América ya estaba aniquilando al pueblo de Cataluña. Entonces el pueblo trabajador de Cataluña ha resistido. El pueblo rico de Cataluña, la burguesía catalana siempre se ha aliado con los españoles. A fin y al cabo a Sandino lo traicionaron los ricos de Nicaragua.»

¿Cuánto más debemos resistir?

«Bueno, resistir es vencer. Desde la posición de los pueblos que estamos machacados, que estamos sin recursos o que nos impiden nuestros recursos, porque a Nicaragua, una vez que entró el imperialismo ha sido, hasta la recuperación reciente, ha sido hundida en la miseria.

Los pueblos que mantenemos nuestro rol nacional, que mantenemos nuestra identidad, que mantenemos nuestro sentido de pueblo trabajador, de nación trabajadora, resistir es vencer. Porque sabemos que cada día que estamos resistiendo estamos enseñando a nuestros descendientes, a nuestros hijos, a nuestras hijas les estamos enseñando dignidad y la dignidad es contraria a la lógica capitalista. Es enemigo antagónico de la lógica capitalista.

No es que estemos condenados a sufrir siempre una lucha sino que queremos seguir viviendo mediante la lucha, porque cuando dejemos de luchar nos habrán exterminado. Aunque sigamos viviendo. Yo puedo seguir viviendo hablando castellano, un nicaragüense puede seguir viviendo hablando en inglés y comiendo en Mc Donals, y aceptando que haya bases norteamericanas en Nicaragua, pero ya no es un nicaragüense, es un esclavo de los Estados Unidos.

Nosotros resistimos porque queremos vivir y vivimos porque queremos resistir. Por tanto no es que estemos condenados a luchar sino que luchamos porque queremos vivir, y no queremos que nuestra vida sea un dólar más dentro de las sonatas de Donald Trump, ni remotamente.»

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