viernes, 26 de julio de 2019
Cruzaron la línea
Uno de los acuerdos tácitos que existía antaño entre las mafias del crimen organizado era no meterse nunca contra las niñas y los niños de sus adversarios o enemigos. Esta era una especie de línea roja que marcaba un límite entre sus disputas. Y era respetada.
Este compromiso no escrito, sin embargo, ha sido roto por la banda criminal que controla el Estado de Honduras, en complicidad con los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea.
Durante los últimos diez años, esa banda criminal no escucha los liderazgos sociales de base que gritan en vano ¡no disparen gas ni plomo, porque en este vecindario hay enfermos en camas, ancianos que no pueden moverse y niños que no saben cómo defenderse!.
Los terroristas del narco estado disparan energúmenos sus bombas dentro de las casas, contra los hospitales, hacia las universidades, los colegios y el viernes anterior contra escuelas y maternales, produciendo un desastre emocional y respiratorio.
El impacto psicológico de los gases contra niñas y niños de la Escuela Experimental de la Universidad Pedagógica Francisco Morazán en Tegucigalpa es ilustrativo. Escenas de terror vivieron en las últimas horas, además de la asfixia colectiva. Inclusive pudo haber muertes como consecuencia de esta brutalidad a cargo de la Policía Militar, creada por el dictador en 2016.
A esta fecha no sabemos exactamente la cantidad de personas que han muerto en Honduras como consecuencia de la inhalación de esos químicos experimentales, pero suman decenas a nivel nacional en los últimos años.
Por otra parte, los impactos todavía asintomáticos de otras enfermedades graves relacionadas en manifestantes, se multiplican por millares a pesar de los reiterados llamados de las Naciones Unidas al NO uso de estos químicos letales.
En los últimos dos meses, esta barbarie que dirige el grupo de delincuentes encabezados por el impostor Hernández nos ha dejado hechos trágicos que confirman la ruptura de aquél acuerdo tácito entre los criminales.
El asesinato del niño Eblin Noel Corea el 20 de junio, mientras protestaba junto a sus padres en Yarumela La Paz, compromete directamente a los militares uniformados que cruzaron la línea roja y dispararon a matar contra la multitud.
El compromiso del régimen en esta represión es tal que la comunidad ha tenido que organizar la vigilancia del cementerio, para evitar que los criminales desaparezcan el cadáver antes de la autopsia que confirme el calibre oficial del arma disparada.
En el otro extremo de Honduras, el crimen en Choluteca esta semana contra Estefany Yolany López, de 11 años, hija del líder social Gabriel Quiroz, no se puede interpretar de otro modo que como un ataque político del régimen contra la resistencia del sur.
Estefany cursaba sexto grado de educación primaria y se convierte de este modo violento en territorio de guerra para un grupo criminal que está empeñado en convertir los departamentos de Choluteca y Valle en la primera zona de empleo y desarrollo, como insisten en llamar a los nuevos paraísos territoriales del crimen organizado.
“La Ruta del Sur” es la expresión de marca que utiliza el Cartel de Lempira para designar los proyectos de energía eólica y las explotaciones de minería a cielo abierto, que buscan a su vez la reconversión de los puertos Henecán y Amapala para lanzarse hacia el Pacífico junto con las compañías surcoreanas progringas.
En este contexto de explotación salvaje del sur, Gabriel y decenas de hombres y mujeres del pueblo, han demostrado en la última década ser efectivamente un bastión que tiene conciencia del riesgo, y no están dispuestos a permitir otra vez la destrucción de su hábitat.
El sur ha sufrido el modelo agroindustrial que envenenó sus tierras agrícolas y ganaderas, el modelo de las granjas marinas que acabó con la pesca artesanal y ahora el modelo energético y minero que amenaza con el desplazamiento total de la población. Y para ello, los narcos criminales utilizan la policía, el ejército y los sicarios para detener la resistencia social.
El asesinato de Eblin, cerca de la base Palmerola donde descansan los intereses estratégicos de Estados Unidos en la región, y el crimen brutal contra Estefanie Yolanny en la Ruta del Sur, cerca del proyecto económico criminal de La Guayaba, confirman que esta manada de lobos es capaz de matar a sus opositores para lograr sus mezquinos propósitos de enriquecimiento ilícito.
Amnistía internacional ha documentado 6 asesinatos desde el mes de abril cuando reiniciaron las protestas populares en solidaridad con el sector salud y educación, que en el fondo son las mismas protestas que exigen la salida del cartel criminal, corrupto y sanguinario que sostiene el Comando Sur desde 2009.
El Comando Sur, efectivamente, como en los años 80´s cuando utilizó a los marines ahuastara I, II y III desde San Lorenzo, intenta apoderarse de las rutas comerciales Norte – Sur, para transportar sus mercancías ilegales por encima de la dignidad de los pueblos.
Este es el problema de fondo. Quieren vencer militarmente la resistencia cívica de la juventud del sur, de las mujeres y del campesinado pescador del golfo, para instalarse tranquilamente viendo hacia los mercados de Europa y Asia.
En este contexto nos entristece el twitter publicado el viernes 12 de julio a las 9h21 pm por la oficina del alto comisionado de la ONU para los derechos Humanos.
Es un mensaje realmente desalentador. Lamenta la situación de desesperación y los daños a la salud que sufrieron los niños de la escuela Experimental Francisco Morazán por el lanzamiento de gas lacrimógeno e insta a las autoridades a investigar el hecho.
El Cofadeh fue una de las organizaciones que aclamó la presencia de esta oficina después del golpe de 2009 para intervenir el Estado y no para confraternizar con la narco-dictadura.
De modo que, este lenguaje que lamenta los hechos, es realmente inútil. El uso del verbo instar es casi rogar, es realmente ridículo. Calificar de autoridades a los delincuentes y pedirles que se investiguen a sí mismos sus abusos, es un irrespeto a la sociedad hondureña, y esperar la no repetición de los hechos es el colmo.
Por eso decimos esta noche a todos los actores internacionales que eran bienvenidos para detener a los criminales pero que en vez decidieron cruzar juntos la línea roja, ustedes deben organizar sus maletas porque no nos sirven y, por tanto, no los queremos!
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