miércoles, 7 de junio de 2017

En visita a Cofadeh organización de EEUU conocen el nefasto papel de su país en la década de los 80 en Honduras



Todas estas violaciones a los derechos humanos de la década de los años ochenta e inicio de los noventas están en absoluta impunidad.

Una Misión de la Organización Internacional Acción Permanente por La Paz (Witness for Peace en inglés) de los Estados Unidos, visitaron la sede del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh) para conocer la historia de los desaparecidos durante la guerra fría en los años 80 y sobre el trabajo que realiza la organización en la defensa de los derechos humanos desde el año 1982.
La delegación integrada por unas 21 personas, en su mayoría personas de edad avanzada, estuvieron muy atentos a la información que les proporcionaba la presidenta de la organización humanitaria, Liduvina Hernández, quien en la implementaron de la doctrina de Seguridad Nacional perdió a dos de sus hijos, Enrique López  (desaparecido) y Marco Tulio (asesinado).

Doña Liduvina compartió con la delegación su testimonio de dolor y sufrimiento en todos estos 34 años de lucha, por la verdad y la justicia.

“Mis hijos y todos estos desaparecidos que están acá no fue porque eran personas malas o porque le hacían daño a este país, eran jóvenes que querían lo mejor para este este pueblo y no como estamos ahora, que estamos peor que cuando ellos vivían y empezaron esta lucha”, explicó doña Liduvina.

Asimismo expresó que a tantos años que se lleva luchando por los desaparecidos y por la justicia, “nosotros no hemos tenidos justicia y aquellos hombres valientes, los mejores hombres de Honduras, lucharon por un futuro mejor, pero desgraciadamente los mataron por ser valientes, los mataron por ser buenos hondureños”.

Por los desaparecidos nadie ha sido castigado ni procesado y eso es una injusticia, porque la muerte de mis hijos fueron en balde porque a raíz de más de 34 años  que llevamos pidiendo justicia por nuestros hijos en este país estamos peor que nunca, enfatizó doña Liduvina Hernández.

“Desgraciadamente y lamentablemente para todas las madres, padres, hermanos y todos, en este país, con mucho dolor lo digo, con todo lo que hicieron no hay ninguno en la cárcel y muchos de ellos que sacrificaron a nuestros familiares están premiados con grandes cargos públicos.

Por su parte Mery Agurcia le explicó a los visitantes que en 1979 triunfa la revolución en Nicaragua y que es triunfo significó para Centro América dos cosas: una esperanza de cambio en el sistema de la estructura de la economía de estos países, pero también significó la guerra de baja intensidad.

Añadió que la guerra de baja intensidad en Honduras significó la aplicación de la doctrina de seguridad nacional, la militarización de Centro América, grandes violaciones a los derechos humanos que fueron sistemáticas, máximo y selecto.

“Todas estas violaciones a los derechos humanos de la década de los años ochenta e inicio de los noventas están en absoluta impunidad, no ha habido investigaciones serias que contribuyan a deducir responsabilidad, a sancionar a los responsables y por lo tanto el estado de Honduras tiene una deuda sin saldar con las víctimas de las grandes violaciones a los derechos humanos en la desaparición forzada”, explicó Mery Agurcia.

La organización Acción Permanente por La Paz todos los años visita el país con el objetivo que ciudadanos estadounidenses que trabajan por la paz y defensa de los derechos humanos conozcan el nefasto papel de su país en la guerra sucia en Centro América,  principalmente en Honduras, en la década de los 80, que dejó en el país más de 184 desaparecidos y varios asesinados por razones políticas.

A la delegación también se les habló sobre las fechas especiales que conmemora el Comité, como ser la Semana Internacional del Detenido Desaparecido (en mayo), el Día Nacional del Detenido Desaparecido (30 agosto), aniversario del Cofadeh  (30 noviembre) y los plantones del primer  viernes de cada mes, que se realizan desde 1982 en el Parque La Merced.

La delegación depositó en una de las rocas una piedra del Lago Superior del norte de Estados Unidos, como símbolo del compromiso de ser testigos y de llevar su mensaje a su país
Luego de conocer la historia del surgimiento del Cofadeh y sobre la década perdida, el grupo internacional con promotoras del Cofadeh se prestó a recorrer la Ruta de la Memoria, sitios ubicados en el centro de la Capital, así como en Amarateca y Santa Ana, todos en el departamento de Francisco Morazán.

En el centro de Tegucigalpa visitaron la antigua sede de la Corte Suprema de Justicia, el Congreso Nacional, La Plaza de los Desaparecidos  (Parque La Merced), La Catedral y la antigua sede de la Dirección  de Investigación Criminal (DIN), donde hoy funciona la Metropolitana número uno de la Policía Nacional.

También visitaron el edificio donde comenzó a funcionar la sede del Cofadeh, en el barrio Los Dolores, a pocos metros de donde funcionaba el DIN.

Luego la delegación se trasladó al sector de Amarateca, al lugar conocido como El Reventón, sitio que fue utilizado por las fuerzas represoras del Gobierno como botadero de cadáveres. Años posteriores en este lugar se realizaron exhumaciones, pudiéndose rescatar varias osamentas de las que se desconoce el dictamen científico de las autoridades de Medicina Forense para su identificación.

En este sitio la delegación depositó en una de las rocas que el Cofadeh ha señalizado con pintura una piedra del Lago Superior del norte de Estados Unidos, como símbolo del  compromiso de ser testigos y de llevar su mensaje a su país, en la Semana Internacional del Detenido Desaparecido.

También visitaron en esa zona del departamento de Francisco Morazán la Casa del Terror, ubicada a 35 kilómetros al norte de Tegucigalpa en el Valle de Amarateca. Esta vivienda fue utilizada en la década de los 80 como centro de tortura, muerte y cementerio clandestino. Diseñado para ese propósito por su propietario el coronel Amílcar Zelaya.

Muy cerca de ahí también se encuentra El Diamante. En los años 80 fungió como Hospital clandestino de la Contra Revolución Nicaragüense. Sirvió como cárcel clandestina y sus predios como cementerios clandestinos.

La ruta de la memoria, hasta ahora, comprende una peregrinación con ocho estaciones ubicadas en el centro, norte, oriente y sur del departamento de Francisco Morazán. Es una brecha entre la historia, el ocultamiento, la verdad y la impunidad oficial.

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