lunes, 12 de junio de 2017

Volveremos a ser lo que alguna vez fuimos



Por Hector Flores *

Al pasado no se regresa pues es -cronológicamente-  imposible, pero se puede volver en forma de consulta, como memoria, para respuestas, como aporte para la construcción de un nuevo proyecto de sociedad. El pasado es eso, lo que pasó, lo que fue y el futuro no debe depender de volver al pasado, sino de construir, desde los aprendizajes del pasado, un mejor devenir para todos y todas.

Por estos días he escuchado a muchos decir que cuando sea su turno Honduras volverá a ser la de antes. Y no es que esté mal decirlo, pero hay unos antes en esa Honduras a la que no me gustaría volver. En cambio sí me gustaría un presente en donde los errores del pasado no nos torturen y el futuro se construya con mayor esperanza. 

A la Honduras de Tiburcio Carias -por ejemplo- yo no quiero volver y, por ende,  a muchos otros episodios de esa historia hasta la década de los setentas que significaron, tortura, perseguidos, exiliados, desaparecidos y asesinados para mi gente. La historia de violencia militar escrita en esos tiempos y revivida ahora con el actual gobierno no fueron, y no serán ahora, respuesta a los problemas del país. En esta generación de Juan Orlando Hernández es cuando más militares hay en las calles y es cuando más muertos e inseguridad tenemos. A la Honduras de los ochentas, con los desaparecidos políticos, con el Batallón 3-16 de Gustavo Álvarez Martínez, del entreguismo de algunos pseudo-dirigentes sociales al poder y dinero. Al saqueo del erario público, privatización de los servicios públicos  y a la destrucción de los bienes naturales no quiero volver. 

Yo no quiero una Honduras anclada en el pasado, la quiero ahora, en el presente. Con todas las bondades tecnológicas que la ciencia nos regala, con los recursos educativos avanzados, con la posibilidad de comunicación que se vive. La quiero en esa posibilidad de ser global sin perder de vista lo local. Esa Honduras que se construye desde la diversidad de sus razas y la posibilidad de vincularlas sin perder sus identidades y cosmovisiones. 

Tampoco quiero una Honduras sin energía eléctrica, sin carreteras pavimentadas, sin celulares con camarita, sin avances médicos. Lo que pasa es que yo quiero la tecnología y ciencia médica al servicio de la humanidad (al mero estilo de los guerreros del ejército de las  batas blancas cubanos) y de las y los hondureños en particular, las comunicaciones diciendo y transmitiendo la realidad y no la mentira oficial y las carreteras sin esas malditas trancas de peaje que limitan físicamente mi libre circulación.

Es decir que la Honduras que quiero no reniega del desarrollo sino que cuestiona las formas de ese desarrollo y a quienes beneficia. Si usted es de los que va a cargos de elección popular tenga cuidado cuando afirma que volveremos a los tiempos de antes. Un poco de madurez política y de estudio de las referencias historias no le vendría mal. Nadie, en su sano juicio quiere volver al pasado para anclarse en él, de hacerlo lo hace para revisar lo hecho, corregir lo errado y escribir mejor las historias futuras. Hasta para ser político se necesita un resbalo de inteligencia, no deje de que su demagogia política lo haga parecer más tonto de lo que ya, con esas afirmaciones, es.

*Poeta y gestor cultural. Chaco de la Pitoreta


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