Todos los datos apuntan a que en el 2012, los sectores políticos y económicos que han alimentado y multiplicado sus fortunas con fondos estatales, bajo el paraguas del bipartidismo, están metiendo toda la carne al asador para distraer a la población de los problemas fundamentales y concentrarlos en la ruidosa y salvaje campaña electoral.
La clase política hondureña causa efectos parecidos a los parásitos. Los parásitos viven de los alimentos que consume el ser humano y los políticos viven de los recursos del Estado. Lo que más les une es que ni los parásitos ni los políticos trabajan por esos recursos con los que se alimentan.
Dentro de toda la gama de parásitos que se alimentan de las arcas del Estado, cada parásito aporta lo suyo para entretener la gente, con propósitos bien precisos: oxigenar al bipartidismo para mantenerlo vivo aunque sea en estado terminal, aprobar leyes que impulsen fórmulas electorales que aparenten que la política y los políticos están cambiando y así asegurar que los mismos parásitos se sigan alimentando de la teta de las arcas públicas.
A partir de este año, toda la administración pública será la principal patrocinadora de la campaña electoral, comenzando por el presidente del Congreso Nacional quien pondrá toda su plataforma legislativa al servicio de su propia campaña proselitista. De igual manera, tendremos a 128 diputados y a 298 alcaldes regalando bonos, ataúdes, tapando baches, entregando subsidios y regalando dinero para asegurar la reelección o para pasar de alcaldes a diputados.
Nuestras comunidades se convertirán en escenarios para el desfile de cantos de sirenas, discursos de salvadores de Honduras, de pajaritos pechos rojo, de defines, de toros colorados, en fin este año conoceremos un zoológico completo de la política hondureña.
Los procesos electorales son instrumentos fundamentales para la participación política y para la democracia, porque sencillamente no hay democracia sin partidos políticos y procesos electorales. Sin embargo, la crisis hondureña es de tal profundidad que mucho antes de procesos electorales, en el país necesitamos crear unas mínimas condiciones de institucionalidad y gobernabilidad que permitan medio ordenar la casa y ver dónde estamos y hacia dónde vamos como país. Y desde esa mirada estratégica impulsar unos consensos nacionales que nos permitan avanzar en el tema de la crisis institucional, de la seguridad, la educación y por su puesto en el tema electoral.
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