martes, 8 de noviembre de 2011

¿Quién manda en Honduras?


Vos el Soberano

Rodolfo Pastor Fasquelle

¿Quién nos protegerá de los protectores? se le ha preguntado a Platón. Oscar Álvarez que ahora se imposta como depurador pero fue quien proveyó el fundamento ideológico de la corrupción, cuando declaró que “la Resistencia no tenía razón de ser” y tendría que desaparecer, asegura que hay unos diez altos oficiales (no dice cuántos agentes) de la policía infiltrados del crimen. (Oculta que a todos se les ordene cometer crímenes). Son más, “son unos veinte y cinco oficiales y los agentes a su mando” dice Alfredo Landaverde que entró a ser consejero de la institución cuando se comprobó que eran oficiales de la policía quienes asesinaron a su hermano hace varias décadas. Se trata de entender que la corrupción es lo que vertebra la estructura de la policía, cuyos agentes tienen que generar las coimas para sus superiores que a su vez trasladan una parte a la cúspide y a quienes se les tolera esa corruptela porque hacen el trabajo sucio del sistema. Por qué será que el vocero de los empresarios declara que hay que depurarla pero despacito para evitar desorden y peligro.

Mientras en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, los voceros del Estado de Honduras hacen el ridículo frente a la evidencia masiva del abuso y el nuevo Embajador de Honduras ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Rosa Bautista, proclama el compromiso del Estado que representa con el aseguramiento de los derechos humanos que defiende del diente al labio esa institución, la OEA, el asesinato de los jóvenes estudiantes activistas de los derechos humanos Vargas Castellanos y Pineda hace dos semanas, a manos de policías, a quienes sus oficiales han facilitado la fuga conmueve a una población aun más amplia (porque hasta los golpistas hacen muecas) pero cifra un significado especial para la Resistencia, como seguiremos llamando los partidarios de Libre, al amplio movimiento ciudadano que se opuso al golpe perpetrado por fuerzas oscuras, incluyendo a policías y militares coludidos el 28 de Junio de 2009. Como si no fueran ellos el peligro.

Ese crimen ha arrinconado a la madre de una de esas víctimas, mi amiga Doña Julieta (que en estos dos años ha hecho mucho por excusar a la policía y aun se ha valido de ella para prevalecer sobre fuerzas quizás anárquicas) que --aunque no ha revelado todo-- no ha vacilado en llamar el doble asesinato “un crimen de Estado” y en exigir el tipo de intervención oficial que debió exigirse desde los primeros momentos en que tuvimos testimonio de abusos sistemáticos contra los derechos sobre los que más bien glosa el Informe de la Comisión de la Verdad publicado hace meses y el cual tímidamente supone que hubo más bien casos aislados como suele decir la autoridad, de abuso de poder que fue lo que declaró el director de la policía y no una política manifiesta en una multitud mucho más amplia de otros casos.

Julieta Castellanos declaró hace una semana que ha compartido con el Presidente, el Ministro, de Seguridad, los directores de la policía y el Fiscal General (no dijo si también con el General Gerente de Hondutel y amigo en pompas fúnebres) la evidencia incontrovertible sobre la culpabilidad de los policías prófugos, recopilada por técnicos forenses de la Universidad Nacional en colaboración con los oficiales, que demuestra (porque la policía perdió el control de la investigación) la culpabilidad de los imputados. Asegura que estos funcionarios se comprometieron al procesamiento judicial de los imputados y pregunta hoy ¿Quién manda en Honduras?, país de cuya ciudadanía se confiesa avergonzada. Aunque habría que avergonzarse de su clase política, del golpismo troglodita, del colaboracionismo con sus estratagemas y no del país, inocente y dormido que despierta de largo y profundo letargo, ni menos de su pueblo heroico, del que yo empiezo a sentirme orgulloso y en parte porque ha sido capaz de luchar antes de someterse. ¿Quién dijo miedo?.

No digamos pretendamos decir quienes mandan en Honduras. Dice un amigo que en respuesta a la interrogante de la Rectora Castellanos lo único que puede responder es quien no manda. Es decir que claramente no mandan Pepe ni sus favoritos, ni sus ministros. De tal forma que no nos consuela el nuevo recambio de cuadros directivos. Al fin que solo hace un par de meses se habían puesto los cargos en manos de quienes ahora son desplazados sin que se quite de puestos claves a los mismos de antes. Aquí, según se puede ir sospechando manda una misteriosa clica de militares, políticos y empresarios sin escrúpulos ni conciencia ni menos caridad, que son los mismos que dieron el golpe y que ahora pretenden sortear la coyuntura lanzando una cacería de brujas entre las filas de sus gatilleros. Busquen a los que los mandan.

Quienes ejecutaron crímenes de lesa humanidad, los chepos que pateaban contra el suelo las cabezas de los manifestantes reducidos a la impotencia, los sádicos que torturaron o violaron, que derramaron sangre de opositores en aras de la defensa del golpismo, que traicionaron su misión oficial que era la de proteger a los ciudadanos… para proteger a los mandos que aun están ahí como Héctor Iván Mejía, deben ser castigadas proporcionalmente. Los que se ensañaron con los cautivos. Los que mataron. La sangre no debe seguir clamando su venganza para siempre. Y es por eso que decimos: Ni perdón ni olvido. Aquí nadie puede alegar inocencia. Ni pueden seguir al servicio del pueblo quienes lo traicionaron. Vamos recibiendo los testimonios de los arrepentidos y formando los expedientes de los imputados para cuando podamos formar los tribunales que darán cuenta de ellos.

Pero no olvidemos ni por un segundo, ni para tomar aliento, que estos son solamente los mandaderos de los conspiradores, de los que mandan aquí, de quienes soltaron esta jauría de bestias entrenadas sobre la gente para intimidar a la población que no se resignaba a su nueva imposición, para imponer el régimen de terror y manipulación, de mentira y trampa con que protegen intereses bastardos. Ni menos olvidar que están dispuestos a todo…que no se van a dar por vencidos.

No hay comentarios: