miércoles, 16 de noviembre de 2011

¿El gobierno no puede solucionar el presupuesto? ¡Deje que lo hagan los ciudadanos!

Argenpress

Por Ernesto Carmona

Así como los estudiantes chilenos presionan para intervenir con legitimidad jurídica en el diseño del presupuesto nacional de Educación -mediante un plebiscito, o consulta popular que defina qué tipo de educación desean los ciudadanos-, la nueva modalidad del “Presupuesto Participativo”(PP) comenzó a empoderar a los ciudadanos de 1.200 municipios de prácticamente todo el mundo.

En muchos gobiernos locales y comunidades de los más variados países avanza el recurso del “presupuesto participativo”, concebido como un proceso mucho más democrático que permite a los ciudadanos decidir directamente cómo asignar todo o parte del gasto público, típicamente con una serie de reuniones, trabajo de “delegados” o representantes de la comunidad y, en última instancia, una votación final.

Pero, obviamente, este importante tema que atañe a la democracia y al presupuesto público, y tan susceptible de “contagiar” a casi todos los países, ha sido completamente ignorado por los grandes medios y así, resultó clasificado con el No 22 en el ranking anual de historias noticiosas más censuradas que encabeza la Universidad Sonoma State de California.

Primero, este modelo comenzó en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, en 1990, y desde entonces se extiende, al punto que arribó a suelos canadienses y norteamericanos. Por ejemplo, el municipio del distrito 49° de Chicago utiliza este procedimiento para distribuir 1,3 millones de dólares de fondos discrecionales anuales. Los residentes elogian la oportunidad de tomar decisiones significativas sobre el proceso del presupuesto y de ganar mejoramientos concretos para su vecindario, como reparaciones de jardines y aceras de la comunidad, iluminación de calles y murales públicos.
En América Latina y el Caribe, Europa, África y Asia, la gente ingresó a un proceso político que le enseña habilidades cívicas y la anima para trabajar junta. Donde el estado proporciona ayuda suficiente -con entrenamiento, facilidades y dirección experta- el PP puede revertir el descontento con el gobierno y aumentar la transparencia, la responsabilidad y la eficacia.

Experiencia contagiosa 
La iniciativa demostró ser tan popular en EEUU que Joe Moore, un concejal del municipio 49° de Chicago, consiguió enderezar su mala fortuna política con la ayuda del “presupuesto participativo”. Después de luchar para ganar por estrecho margen en la elección pasada, Moore disfrutó de una amplia victoria electoral en 2011. Después del acertado experimento piloto de Moore, otros siete candidatos a concejales que se comprometieron a ejecutar el PP alcanzaron la victoria en las elecciones de febrero de Chicago. Y otros seis candidatos que apoyan el concepto quedaron para la votación en segunda vuelta.

La onda tampoco se detuvo en Chicago: ediles elegidos y dirigentes de la comunidad de otros lugares -desde New York City a San Francisco y de Greensboro, Carolina del Norte, a Springfield, Massachusetts- están considerando poner en marcha iniciativas similares.

Daniel Altschuler y Josh Lerner, redactores del Monitor de Ciencia Cristiana, saludaron el 5 de abril 2011, el advenimiento de esta práctica democrática, bajo el título "¿El gobierno no puede solucionar batallas del presupuesto? Deje a los ciudadanos que lo hagan". Sostuvieron que los políticos deben mirar hacia este nuevo modelo de implicación ciudadana, mediante el "presupuesto participativo", para resolver las batallas del presupuesto que destrozan al Congreso y a los gobiernos locales y estadales.

Los autores observaron que en las últimas semanas, los norteamericanos contemplan pasivamente cómo las batallas del presupuesto consumen al Congreso y a los gobiernos de los estados. "Éste puede ser apenas el principio. Mientras los estados y las ciudades en todo el país enfrentan asombrosos déficits de presupuesto, los políticos hacen frente a un doble revés: desilusionaron a los votantes con su gestión de gobierno y ahora esos mismos personajes disponen de menos recursos para atender las preocupaciones de los ciudadanos. Las encuestas más recientes muestran que los estadounidenses están más contrariados que nunca con el Congreso y los dos partidos gobernantes. Mientras tanto, la crisis económica ha dejado cortos de fondos a los legisladores federales, estadales y de las ciudades para atender urgentes necesidades públicas como educación y atención de salud.

“¿Cómo hacer frente a tan desalentadores dilemas del presupuesto?, ¿qué deben hacer los políticos?”, preguntó el “Christian Science Monitor”. Y respondió: “Dos palabras: ¡Miren al sur!, al “presupuesto participativo”, un modelo popular en América latina, una manera que ofrece hacer más con menos, y de reconectar a los ciudadanos con el gobierno”.

El PP otorga voz y voto a los contribuyentes sobre cómo el gobierno debe gastar el dinero público. A diferencia de las consultas, el PB permite a los ciudadanos comunes y corrientes decidir directamente al gasto del presupuesto. La gente normal recibe entrenamiento, identifica y da prioridad a las necesidades locales, desarrolla propuestas de gasto y vota sobre los proyectos presentados. Entonces el gobierno asume las propuestas mejor votadas, los participantes monitorean el gasto y el ciclo comienza de nuevo.

Fuentes: 
- “Government can’t solve budget battles? Let citizens do it.” Daniel Altschuler and Josh Lerner, The Christian Science Monitor, April 5, 2011 http://www.csmonitor.com/Commentary/Opinion/2011/0405/Government-can-t-solve-budget-battles-Let-citizens-do-it 
- “Chicago’s Participatory Budgeting Experiment” Nicole Summers, Shareable. April 6, 2011.† http://www.shareable.net/blog/chicagos-participatory-budgeting-experiment 
- Proyecto Censurado: http://www.mediafreedominternational.org/2011/04/09/participatory-budgeting-–-a-method-to-empower-local-citizens-communities/ 
- Student Researcher: Allison Holt, San Francisco State University - Faculty Evaluator: Kenn Burrows, San Francisco State University 
Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno.

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