Escenas como ésta que podrían repetirse en la península de Korea
En aquella ocasión, una explosión de causas no identificadas perforó el casco del buque surcoreano. La agencia noticiosa de ese país Yonhap dejó trascender la posibilidad de que el episodio sea consecuencia de un torpedo disparado desde Korea del Norte. Como consecuencia del hundimiento del Buque Cheonan han fallecido 46 miembros de la tripulación lo que configura la mayor cantidad de muertos desde 1953 para Korea del Sur.
Si bien no se había detectado a ningún barco norcoreano según la agencia Yonhap, el hecho ocurrió luego de que ambos países protagonizaran un intenso intercambio de disparos en enero de este año.
Estados Unidos ha respaldado en forma inequívoca a Korea del Sur y sus tropas han recibido la orden de responder cualquier agresión de forma conveniente. La Secretaria de Estado Hillary Clinton ha reconocido en Pekín que la situación es muy precaria. Sin embargo China no ha sido tan explicita sobre el reconocimiento de la presunta responsabilidad de Korea del Norte en el hundimiento.
El pasado 20 de mayo una Comisión Internacional integrada por expertos de Estados Unidos, Australia, Reino Unido, y Suecia ha concluido que un submarino norcoreano ha disparado un torpedo causando el naufragio de la Corbeta Cheonan. El informe de los investigadores estima que servicios de espionaje norcoreanos operaban en la zona del hundimiento.
Pyongyang por su parte descalificó tales conclusiones afirmando que forman parte de una maniobra para aprobar sanciones para Korea del Norte.
El Presidente de Korea del Sur Lee Myung-Bac ha declarado que su gobierno ha decidido responder a la brutalidad constante con la que actúan sus vecinos. En este contexto y amén de las amenazas militares ha suspendido el comercio con el régimen comunista, ha prohibido el ingreso de barcos del norte en puertos surcoreanos y ha solicitado sanciones al Consejo de Seguridad de la ONU. Como dato anecdótico cabe agregar que desde altavoces limítrofes, Seúl difunde propaganda del sur en korea del Norte.
El Gobierno norcoreano amenazó cerrar las fronteras y destruir con su artillería, los altavoces y carteles utilizados para la propaganda del régimen sureño, si su vecino reanudaba el envío de propaganda.
La frontera entre ambos estados fue trazada en forma unilateral por las Naciones Unidas, cuando cesaron de hecho [aunque no en forma definitiva] las hostilidades en 1953. Korea del Norte desconoce los límites propuestos, razón por la que el conflicto armado no pudo concluir con la firma de un Tratado de Paz y desde entonces se vive una tensa tregua interrumpida en forma ocasional por episodios como los ocurridos este año.
Korea del Norte ha impedido a su vez la continuación de las negociaciones multilaterales para desmantelar su programa nuclear en las que participan Estados Unidos, China, Rusia y Japón y ambas Koreas.
Estados Unidos por su parte está estudiando la posibilidad de realizar maniobras militares conjuntas con las fuerzas surcoreanas y la movilización de los 28.000 soldados que tiene en la península de Korea.
Analistas políticos han advertido que la ruinosa economía de Korea del Norte puede agudizarse con el cierre de las fronteras dado que casi el 20% de las transacciones con el exterior se realiza con su vecino del sur. La adopción de nuevas sanciones en este contexto podría precarizar el régimen comunista aún más, forzar a sus líderes a una negociación o acorralarlos de tal forma que desaten una nueva contienda militar a una escala mayor.
El enfrentamiento entre Pyongyang y Seúl es para muchos una pulseada entre China y Estados Unidos. Pekín ha sido vacilante en la evaluación del incidente del hundimiento del buque Cheonan. Su Viceministro de relaciones exteriores Zhang Zhijun declaró que su país está estudiando el caso con prudencia y examinando la información procedente de todos lados. China es renuente a aplicar sanciones económicas, lo que deja como única opción la respuesta militar.
Washington ha quedado en una difícil posición como garante de la seguridad de Korea del Sur y Japón y resignar las posiciones de su aliado en peligro evidenciaría cierta debilidad ante su nuevo antagonista en oriente: China.
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