sábado, 3 de abril de 2010
El homenaje del vicio a la virtud: Cuba y Estados Unidos discuten sobre el sistema sanitario de Haití
Socio 13
Traducido para Rebelión por Caty R.
por Danielle Bleitrach
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, se reunió con Cherry Mills, encargado de Haití en el Departamento de Estado estadounidense, para tratar de la reconstrucción del sistema sanitario haitiano. Esta consulta, imprescindible y que no puede menos que alegrarnos, sin embargo es el homenaje del vicio a la virtud. Como señala Fidel Castro en sus últimas reflexiones, la pequeña isla sometida al injusto bloqueo no sólo tiene un sistema de salud infinitamente mejor que el de los ricos Estados Unidos, sino que además lo utiliza para aliviar la miseria de los demás pueblos. Y frente a la indecente campaña mediática elaborada por la CIA y ciertas fuerzas políticas europeas (1), los hechos están ahí: sobre el terreno, Estados Unidos está obligado a preguntar a la pequeña Cuba cómo ayudar a Haití para construir un sistema sanitario.
La reunión se celebró en la sede de Las Naciones Unidas en el marco de la Conferencia Internacional de Donantes para la Reconstrucción de Haití, que tuvo lugar este miércoles, según una nota de prensa de la delegación cubana.
La reunión se centró sobre la reconstrucción del sistema sanitario en Haití, precisó la nota.
Hay que recordar que ya tuvieron lugar algunas acciones de cooperación entre Cuba y Estados Unidos cuando hubo que hacer frente con urgencia a la situación de emergencia originada por el terremoto que sacudió el territorio haitiano el pasado 12 de febrero.
El Ministro cubano anunció hoy en la reunión internacional el compromiso de Cuba de aportar una cooperación importante para reconstruir y reforzar el sistema sanitario de Haití y para prestar servicios médicos equivalentes a 690 millones de dólares.
La cooperación cubana con Haití data de 1998, más de 400 médicos cubanos se hallaban presentes en Haití en el momento del terremoto y entonces tuvieron la posibilidad de prestar auxilio de forma inmediata, señala la nota.
Habría que añadir que los médicos cubanos no sólo se pusieron manos a la obra, sino que además organizaron rápidamente a los demás equipos médicos que llegaban sin conocer el terreno. Entre ellos los españoles, pero también de otros países de América Latina y algunos estadounidenses, todos aceptaron cooperar para salvar vidas. En la actualidad el personal sanitario dirigido por Cuba es de unas 1.700 personas e incluye a 738 médicos cubanos, 481 haitianos y 387 de otros países, todos formados en Cuba, que han respondido a la llamada cubana y trabajan por todo el territorio haitiano.
Cuba ha propuesto, en estrecha coordinación con el Gobierno de Haití y con el apoyo de algunos países, entre ellos Venezuela y Brasil, un programa integral de reconstrucción y reforzamiento del sistema sanitario de Haití. Cuba también actúa en el marco de ALBA concretando la ayuda aportada por los países que pertenecen a dicha organización. Éste es el papel que Estados Unidos se ve obligado a reconocer.
El proyecto global que se está diseñando sobre el terreno prevé una importante participación cubana en la prestación de servicios y en la formación de personal y además prevé la participación de otros donantes para hacerlo más eficaz y de un mayor alcance, termina el comunicado.
En el mismo sentido también habría que señalar un acontecimiento del cual los medios apenas han hablado: el Jefe del Estado ucraniano, Vicktor Yanoukovitch, ha condecorado al comandante en jefe Fidel Castro y al presidente Raúl Castro por la ayuda aportada a los niños víctimas del accidente nuclear de Chernobil, informó la presidencia ucraniana.
También condecoraron al Ministro cubano de Sanidad, José Ramón Balaguer Cabrera. El hospital pediátrico cubano de Tarará (playa del este) ha tratado a unos 23.000 niños de las secuelas del accidente nuclear más grave de la historia, que ocurrió en 1986 en la fábrica nuclear de Chernobil, recuerda el comunicado. De esta forma el presidente ucraniano expresó su profundo agradecimiento a las autoridades cubanas por la «inmensa ayuda» ofrecida a Ucrania para hacer frente a las consecuencias de la catástrofe nuclear.
Como contábamos en Cuba es una isla, ese gesto ignorado fue tanto más notable porque después de la caída de la URSS Cuba no tenía nada para comer, vivía una situación desesperada. El contexto político también era duro y Ucrania participó en una inmunda campaña mediática contra Cuba. La doctora que dirigía el centro donde se acogía a los niños en la playa del este, se preocupaba por cómo alimentar a aquellos niños que parecían abandonados en el torbellino de la caída de la Unión Soviética y las contrarrevoluciones; cuando le indicaron que Ucrania se portaba mal con Cuba y no había ninguna razón para ayudarla, la doctora respondió indignada: «¡Los niños no tienen la culpa!».
Así es Cuba. Esa Cuba que está lista para colaborar con Estados Unidos –el cual continúa con su política inmunda– para socorrer a los haitianos. Una lección de humanidad, un gran paso hacia otro mundo posible.
(1) Otro acontecimiento que han borrado nuestros medios de comunicación es el hecho de que las familias de dos hombres muertos en 2006 en Guantánamo en circunstancias presentadas por el ejército estadounidense como suicidios han exigido a la justicia que revise su denuncia a la luz de nuevos testimonios de militares destinados en la prisión la noche de la tragedia. En su reclamación ante el tribunal federal de Washington, las familias afirman que se han descubierto «hechos excepcionales e inquietantes» en relación con las muertes de sus hijos, el saudí Yasser Al-Zahrani y el yemení Salah Al-Salami, de 22 y 33 años respectivamente cuando murieron. Su demanda se basa en las declaraciones de cuatro militares, entre ellos un oficial, Joe Hickman, que estaban de guardia en un puesto de vigilancia del campo donde se encontraban las celdas de los dos hombres la noche del 9 al 10 de junio de 2006. Joe Hickman ha contado que vio como trasladaban a tres hombres de su celda a otro campo y después llegó un furgón y descargó algo en la enfermería. Cuando tres minutos después el campo estaba en plena efervescencia, Joe Hickman pidió los detalles a uno de los enfermeros quien, según él, le dijo que «llevaron a la enfermería a tres presos muertos, asfixiados porque tenían trapos atascados en la garganta». Uno de ellos mostraba señales de golpes.
Traducido para Rebelión por Caty R.
por Danielle Bleitrach
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, se reunió con Cherry Mills, encargado de Haití en el Departamento de Estado estadounidense, para tratar de la reconstrucción del sistema sanitario haitiano. Esta consulta, imprescindible y que no puede menos que alegrarnos, sin embargo es el homenaje del vicio a la virtud. Como señala Fidel Castro en sus últimas reflexiones, la pequeña isla sometida al injusto bloqueo no sólo tiene un sistema de salud infinitamente mejor que el de los ricos Estados Unidos, sino que además lo utiliza para aliviar la miseria de los demás pueblos. Y frente a la indecente campaña mediática elaborada por la CIA y ciertas fuerzas políticas europeas (1), los hechos están ahí: sobre el terreno, Estados Unidos está obligado a preguntar a la pequeña Cuba cómo ayudar a Haití para construir un sistema sanitario.
La reunión se celebró en la sede de Las Naciones Unidas en el marco de la Conferencia Internacional de Donantes para la Reconstrucción de Haití, que tuvo lugar este miércoles, según una nota de prensa de la delegación cubana.
La reunión se centró sobre la reconstrucción del sistema sanitario en Haití, precisó la nota.
Hay que recordar que ya tuvieron lugar algunas acciones de cooperación entre Cuba y Estados Unidos cuando hubo que hacer frente con urgencia a la situación de emergencia originada por el terremoto que sacudió el territorio haitiano el pasado 12 de febrero.
El Ministro cubano anunció hoy en la reunión internacional el compromiso de Cuba de aportar una cooperación importante para reconstruir y reforzar el sistema sanitario de Haití y para prestar servicios médicos equivalentes a 690 millones de dólares.
La cooperación cubana con Haití data de 1998, más de 400 médicos cubanos se hallaban presentes en Haití en el momento del terremoto y entonces tuvieron la posibilidad de prestar auxilio de forma inmediata, señala la nota.
Habría que añadir que los médicos cubanos no sólo se pusieron manos a la obra, sino que además organizaron rápidamente a los demás equipos médicos que llegaban sin conocer el terreno. Entre ellos los españoles, pero también de otros países de América Latina y algunos estadounidenses, todos aceptaron cooperar para salvar vidas. En la actualidad el personal sanitario dirigido por Cuba es de unas 1.700 personas e incluye a 738 médicos cubanos, 481 haitianos y 387 de otros países, todos formados en Cuba, que han respondido a la llamada cubana y trabajan por todo el territorio haitiano.
Cuba ha propuesto, en estrecha coordinación con el Gobierno de Haití y con el apoyo de algunos países, entre ellos Venezuela y Brasil, un programa integral de reconstrucción y reforzamiento del sistema sanitario de Haití. Cuba también actúa en el marco de ALBA concretando la ayuda aportada por los países que pertenecen a dicha organización. Éste es el papel que Estados Unidos se ve obligado a reconocer.
El proyecto global que se está diseñando sobre el terreno prevé una importante participación cubana en la prestación de servicios y en la formación de personal y además prevé la participación de otros donantes para hacerlo más eficaz y de un mayor alcance, termina el comunicado.
En el mismo sentido también habría que señalar un acontecimiento del cual los medios apenas han hablado: el Jefe del Estado ucraniano, Vicktor Yanoukovitch, ha condecorado al comandante en jefe Fidel Castro y al presidente Raúl Castro por la ayuda aportada a los niños víctimas del accidente nuclear de Chernobil, informó la presidencia ucraniana.
También condecoraron al Ministro cubano de Sanidad, José Ramón Balaguer Cabrera. El hospital pediátrico cubano de Tarará (playa del este) ha tratado a unos 23.000 niños de las secuelas del accidente nuclear más grave de la historia, que ocurrió en 1986 en la fábrica nuclear de Chernobil, recuerda el comunicado. De esta forma el presidente ucraniano expresó su profundo agradecimiento a las autoridades cubanas por la «inmensa ayuda» ofrecida a Ucrania para hacer frente a las consecuencias de la catástrofe nuclear.
Como contábamos en Cuba es una isla, ese gesto ignorado fue tanto más notable porque después de la caída de la URSS Cuba no tenía nada para comer, vivía una situación desesperada. El contexto político también era duro y Ucrania participó en una inmunda campaña mediática contra Cuba. La doctora que dirigía el centro donde se acogía a los niños en la playa del este, se preocupaba por cómo alimentar a aquellos niños que parecían abandonados en el torbellino de la caída de la Unión Soviética y las contrarrevoluciones; cuando le indicaron que Ucrania se portaba mal con Cuba y no había ninguna razón para ayudarla, la doctora respondió indignada: «¡Los niños no tienen la culpa!».
Así es Cuba. Esa Cuba que está lista para colaborar con Estados Unidos –el cual continúa con su política inmunda– para socorrer a los haitianos. Una lección de humanidad, un gran paso hacia otro mundo posible.
(1) Otro acontecimiento que han borrado nuestros medios de comunicación es el hecho de que las familias de dos hombres muertos en 2006 en Guantánamo en circunstancias presentadas por el ejército estadounidense como suicidios han exigido a la justicia que revise su denuncia a la luz de nuevos testimonios de militares destinados en la prisión la noche de la tragedia. En su reclamación ante el tribunal federal de Washington, las familias afirman que se han descubierto «hechos excepcionales e inquietantes» en relación con las muertes de sus hijos, el saudí Yasser Al-Zahrani y el yemení Salah Al-Salami, de 22 y 33 años respectivamente cuando murieron. Su demanda se basa en las declaraciones de cuatro militares, entre ellos un oficial, Joe Hickman, que estaban de guardia en un puesto de vigilancia del campo donde se encontraban las celdas de los dos hombres la noche del 9 al 10 de junio de 2006. Joe Hickman ha contado que vio como trasladaban a tres hombres de su celda a otro campo y después llegó un furgón y descargó algo en la enfermería. Cuando tres minutos después el campo estaba en plena efervescencia, Joe Hickman pidió los detalles a uno de los enfermeros quien, según él, le dijo que «llevaron a la enfermería a tres presos muertos, asfixiados porque tenían trapos atascados en la garganta». Uno de ellos mostraba señales de golpes.
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