miércoles, 28 de abril de 2010

Haití, la esclavitud continúa

Aporrea
PorFrist St Louis

El hambre y el desgobierno pretenden liquidar al pueblo haitiano. Parece que todos los sectores de la fuerza nacional están de acuerdo, tanto los religiosos (sacerdotes, monjas y pastores, sacerdotes del vudú), los educadores, los profesionales y los profesores, el sector comercial, el poder judicial (los abogados, jueces los trabajadores sociales, los policías, los miembros de las organizaciones de derechos humanos que viven en este país) están dando luz verde a arbitrariedades como detenciones ilegales y asesinatos de líderes de base, violación de los derechos de los niños y las mujeres. ¿Que pasa? ¿Vamos a dejar que acaben con el pueblo de Toussaint Louverture, Dessaline, Pétion y Catrine Fron, Suzanne Louverture y Cecil Fatiman? La historiografía tradicional ha ocultado lo que fue una verdad tangible para quienes participaron activamente en el proceso de la independencia latinoamericana. No hay más que revisar los documentos relevantes de la época para darse cuenta de que la revolución haitiana tuvo una honda repercusión en los hombres que fraguaron la Independencia de las colonias hispanolusitanas.

La clase dominante criolla, sobre todo la de Brasil, Venezuela, Colombia, Cuba y Puerto Rico, enriquecida con la explotación del trabajo esclavo, fue la primera en alarmarse por aquella rebelión que conquistó no sólo la independencia, sino también la liberación de los esclavos. La decisión de los esclavistas criollos fue evitar, a toda costa, el proceso independentista de la primera revolución social del mundo en 1804, impidiendo un nuevo Haití.

Este fenómeno, tan evidente para sus contemporáneos, fue posteriormente relegado al olvido por los historiadores. Es sobradamente conocido por todos que las historias de América Latina respaldadas por las Academias Nacionales abren el capitulo de la Independencia con las revoluciones de 1810, omitiendo deliberadamente que se arranque por el capítulo de la revolución social haitiana. Ante pruebas tan evidentes acerca de la relevancia del proceso haitiano, sólo cabe pensar que la cortina de silencio ha sido tendida por los historiadores recargados de perjuicios raciales o por investigadores temerosos de abordar la única revolución social triunfante de los movimientos independentistas que se produjo en el siglo XX.

Lo insólito es que la mayoría de los historiadores marxistas no han hecho nada por desenmascarar la mistificación fabricada por la historiografía tradicional, aceptando la falsificación historica y reafirmando en sus libros la falacia de que la revolución por la independencia comenzó en 1810. Es una verdad absoluta, porque la revolución haitiana no se puede tocar, ¿acaso los historiadores progresistas están haciendo el mismo juego con la revolución social haitiana? La mejora de la miseria haitiana debe consistir en primer lugar en la reconstrucción histórica y moral, y la refundación de la república. Abordando, en primer lugar, el problema de la desertificacion de Haití, un país que tiene solamente el 2% de arbolado, es decir, que los haitianos están viviendo en un país sin oxígeno, en un total desequilibrio con la naturaleza, que necesita un plan integral de reforestación y un cambio de patrón energético para poder crear el equilibrio en el Caribe, una política agrícola nacional real. En segundo lugar, mejorando la calidad de la educación haitiana. La cancelación definitiva de la fripière en suelo haitiano, los miembros de las organizaciones de derechos humanos que viven exclusivamente en los informes de actos arbitrarios. Para ellos, el honor, la gloria, es el dinero. Usan todo tipo de trucos, y llegan a convertirse en mentirosos profesionales.

Fritz St Louis es antropólogo, militante y precandidato a la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por la Circunscripción Electoral No 7 del Estado Miranda, Municipio Paz Castillo y Independencia. Es además miembro fundador del Comité de Solidaridad con Haití y Secretario General de la Casa Cultural Haitiana Bolivariana de Venezuela.

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