martes, 2 de mayo de 2017
El Estado de Honduras desafía a la Corte Interamericana
El Ministerio Público ha anunciado que el 5 de mayo procederá a exhumar los restos de Juan Humberto Sánchez por cuya desaparición, torturas y asesinato fue sentenciada la Fuerza Armada hondureña el 7 de junio de 2003.
El “argumento” es que los “expertos nacionales” la última vez extrajeron muestras del fémur de la víctima pero debían haberlo hecho de las cavidades maxilares, la placa dental y otras partes del cadáver, para contrastarlas “debidamente” con las pruebas de sangre obtenidas de sus parientes.
Es decir, las autoridades fiscales dudan de los exámenes científicos practicados por el mismo Ministerio Público, y no les importa el dolor que causan a la familia, especialmente a doña Dominga, volviendo a profanar la tumba de Juan Humberto 25 años después de su crimen. Eso es como volverlo a matar. Y no les importa el ridículo de hacerlo como un desafío a la sentencia de la Corte Interamericana de hace 14 años, que ya dio su veredicto.
En los hechos probados durante este proceso, el batallón de soldados fronterizos expertos en orejismo contrainsurgente, secuestró a Juan Humberto en la aldea Santo Domingo de Colomoncagua en julio de 1992; lo torturó hasta la muerte en los alrededores y lo lanzó a la corriente del Río Negro, flagelado. Por eso fue sentenciado 11 años después.
Posterior a esa sentencia de junio 2003, en todo el proceso de “cumplimiento” formal, el Estado ha recurrido a una serie de leguleyadas como recursos de negación, interpretación, oposición, revisión y retardo de sus deberes materiales e inmateriales con los parientes de la víctima. Y ahora quiere seguir incumpliendo y maltratando, revictimizando, desenterrando.
En lugar de enjuiciar al jefe de las Fuerzas Armadas de entonces, el general Discua Elvir y al comandante regional de aquella época, finge que busca a los ejecutores, un grupo de indígenas lencas vestidos con uniformes militares dirigidos por expertos caza combatientes.
En 1992 Juan Humberto le creyó a Callejas, quien llamó a todo el exilio político a regresar al país sin miedo, al amparo de un decreto de amnistía amplia, pero esos perros guardianes del sistema esperaban con sus colmillos al valiente operador de Radio Venceremos.
La familia Sánchez, que ha sufrido demasiado dolor en todos estos años con la impunidad impuesta como política de Estado, observará otra vez a los sepultureros insensibles cómo abrirán la tumba de su ser querido en el Llano Grande de Colomoncagua.
Con esta descortesía por demás innecesaria y ridícula, el Estado de Honduras es responsable del daño psicológico que inflige sobre las víctimas y ahora, en consecuencia, le tocará reparar esos daños.
En consecuencia aquí no queda más que decirle al Estado de Honduras que es un cínico en su deber de investigar y sancionar a los militares que torturaron y mataron a Juan Humberto Sánchez, porque al poner en duda la existencia del cuerpo de la víctima genera de modo intencionado y perverso una situación de revictimización de la familia Sánchez.
Además pone en grave predicado la honestidad de la Fiscalía, que ha probado negligencia inexcusable en el levantamiento, examen y custodia de restos óseos y pruebas de ADN en casos pasados y recientes de víctimas de represión. Y ahora lo reconfirma.
Por esta conducta insensible, inhumana y anti ética del amasijo institucional constructor de impunidad y violencia de Honduras, que utiliza las fiscalías para proteger a los agentes investidos de autoridad acusados de crímenes comunes y políticos, va nuestro repudio esta noche.
Y expresamos repudio no solamente por ser solidarios con la familia Sánchez, sencillos hombres y mujeres del campo, sino porque nos da vergüenza la actuación de un Estado invertido, que protege a los delincuentes de toda laya – incluyendo a los narcos y a los corruptos del Seguro Social — y revictimiza a las personas agraviadas.
Ante este hecho, no podemos callarnos. Y hacemos un llamado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos a condenar la desafortunada actuación de un Estado parte de la Organización de Estados Americanos.
Y a ustedes les pedimos, también amigos y amigas oyentes, condenar a estos cobardes!
Editorial Voces contra El Olvido sábado 22 de abril 2017
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