martes, 16 de mayo de 2017

¿Fin de ciclo de gobiernos progresistas o de izquierda? Razones para pensar otra cosa en el 2017

Rebelión

Por Eduardo Enríquez Arévalo *

Se ha venido difundiendo desde el año pasado, el 2016, la idea de que la época de auge de los gobiernos de izquierda en América Latina estaría llegando a su fin. Dentro de esta sugerencia existen claramente también posiciones políticas interesadas en ese fin de gobiernos progresistas o de izquierda. Lo que sugiero es que dicha idea no contempla una posibilidad alternativa la cual es la que voy a proponer aquí escribiendo esto en Mayo del 2017.
El 2016 parecía ser el año del regreso del neoliberalismo y la derecha al poder. Así salieron los gobiernos progresistas de Argentina y Brasil y entraron gobiernos de derecha a remplazarles al mismo tiempo que la Venezuela del chavismo quedaba muy desprestigiada en la arena política internacional por la grave crisis económica y política actual que padece dicho país.

Lo que los proponentes de la tesis del “fin de los gobiernos progresistas latinoamericanos” no contemplan es que los gobiernos derechistas actuales en Argentina y Brasil han entrado a un nivel de desgaste importante. En el caso del gobierno de Temer en Brasil dicho desgaste básicamente se debe a que es un gobierno no elegido en las urnas que entro al poder con una artimaña legislativa muy criticable y que está liderado por un sector político muy empañado por la corrupción. Recordemos que la razón que se levantó para echar a Dilma del poder fue precisamente una supuesta corrupción en su gobierno pero también que la situación económica sigue inestable y difícil en ese país. En el caso del gobierno de Macri tenemos una situación en la cual dicho gobierno tiene que también administrar una grave crisis económica y por ende el asumir los recortes y ajustes necesarios para superarla. Argentina actualmente tiene el nivel más alto de inflación de América Latina después del de Venezuela(1). En el ámbito macroeconómico ha tenido poco éxito el gobierno de Macri hasta hoy pero el coste político del llamado “tarifazo” del 2016 no va a ser poco para un gobierno que además ganó las elecciones solo con un 3 por ciento de ventaja en segunda vuelta a su contrincante peronista afín a los Kirchner. De allí que se puede pensar que el PT brasileño y el kirchnerismo pueden tener condiciones muy favorables en las próximas elecciones. Incluso si los gobiernos de Temer o Macri terminan siendo exitosos en el superar la crisis económica que padecen sus países, el fantasma de los recortes y tarifazos del año 2016 va a ser difícil de ahuyentar de la memoria de los votantes y también los recortes y tarifazos que se vienen en este año. Pero además lo que pueden terminar logrando estos gobiernos derechistas sin quererlo es que pueden dejar al gobierno siguiente una economía enrumbada hacia el crecimiento así asegurandole el futuro económico al siguiente gobierno que muy probablemente va a ser Lula o petista en Brasil y Kichnerista en Argentina.

Por otro lado mucho se habla de Venezuela en la región y a nivel mundial. Los derechistas de varios lugares parecen disfrutar el hecho de que el “socialismo venezolano” este fracasando tanto en su gestión macroeconómica. Estos sectores así sugieren que lo que fracasa en Venezuela no es solo el manejo macroeconómico sino el “socialismo” o las políticas de izquierda en sí. Lo que dichos sectores políticos no dicen es que dos de los países con gobiernos progresistas más “radicales” de la región son también actualmente dos de los países latinoamericanos más exitosos en índices macroeconómicos. Estos dos países son Nicaragua y Bolivia los cuales han sido pronosticados por la CEPAL como países que crecerán en 2017 al 4% en medio de un contexto regional y global muy inestable y difícil (2). De allí que Nicaragua y Bolivia mostrarían que el socialismo o la izquierda y sus políticas pueden ser muy exitosas para la macroeconomía de un país. En tanto bien harían para sus intenciones políticas los sectores izquierdistas que aspiran a ser gobierno, o a mantener el que tienen, el contrarrestar la “mala imagen” para la izquierda de Venezuela en la región con el llamar la atención sobre el éxito nicaragüense y boliviano. La buena situación económica de Nicaragua claramente facilitó la re-elección de Daniel Ortega en el 2016. Una continuidad en la buena gestión macroeconómica en Bolivia también puede provocar el que el MAS siga gobernando dichos país al ganar la elección presidencial del 2019.

Pero por otro lado algo muy malo para los intereses derechistas de la región acaba de pasar en el Ecuador. Dicho país acaba de sobrevivir el colapso de los precios del petróleo, la apreciación del dólar que perjudica a sus exportaciones no petroleras (Ecuador es un país dolarizado), y un terremoto en su región litoral. Ese era un escenario casi inmejorable para los sectores políticos derechistas de dicho país en las elecciones presidenciales que acaban de acontecer allí. Lo que terminó ocurriendo es que Alianza País, el partido del presidente izquierdista actual Rafael Correa, de la mano de Lenin Moreno acaba de ganar con un estrecho margen nuevamente la presidencia. Las perspectivas económicas para dicho país en adelante se ven un poco difíciles pero con tendencia hacia la recuperación de la ruta del crecimiento económico después de ya haber vivido dichas tres situaciones combinadas en el año 2016. De allí que las aspiraciones derechistas latinoamericanas acaban de recibir un frenazo importante en el Ecuador.

Por último se debe considerar las perspectivas de la izquierda en países que aún no han tenido un gobierno progresista o de izquierda dentro de la oleada de los 2000 y 2010 o que ya no lo tienen. Consideremos los casos de dos países muy poblados con peso importante en la región. En México las perspectivas electorales del izquierdista Andrés Manuel López Obrador se ven muy favorables para las próximas elecciones debido al “efecto Trump” y al resurgimiento nacionalista que este ha provocado allí así como las perspectivas de renegociación o quiebre del TLCAN con EEUU y Canadá(3). En Colombia por otro lado el proceso de paz con sus guerrillas izquierdistas, las FARC y el ELN, viene siendo resistido en forma crecientemente inefectiva por el ex presidente derechista Álvaro Uribe pese a la victoria del NO en el referéndum aprobatorio del acuerdo con las FARC. El proceso de paz simplemente se avizora como siendo afirmado por el congreso de ese país. Lo importante a tomar en cuenta aquí es que con la desaparición de las dos guerrillas izquierdistas en Colombia se desvanece el principal obstáculo que ha tenido la izquierda colombiana en las décadas recientes para mejorar sus perspectivas electorales presidenciales. Este es el desprestigio que le traía dichas guerrillas a las ideas y formaciones políticas de izquierda en dicho país. En ese país la derecha usa muy efectivamente en el debate y discurso político la asociación de cualquier movimiento político de izquierda con las guerrillas. Las perspectivas para la izquierda o los sectores progresistas colombianos son menos favorables que las de López Obrador en México en el corto plazo pero de todas formas el fin de las guerrillas significa para la izquierda y los sectores progresistas de dicho país el empezar una nueva era mucho más favorable. Esto podría permitir a alguna formación progresista o de izquierda allí ascender hacia el lograr apoyo electoral mucho más grande que el que han logrado en épocas recientes. Consideremos además brevemente el caso de Honduras el cual puede ser uno de los países que en el futuro cercano también puede volver a tener un gobierno progresista. En Paraguay eso tampoco es imposible después de que Fernando Lugo fuese derrocado de la presidencia por una decisión del brazo legislativo de dicho país. Y por último el caso de otro país grande como es el Perú. En las últimas elecciones del 2016 allí ganó la presidencia un candidato derechista pero el hecho más notable fue la tercera posición, y casi entrada a segunda vuelta, de la candidata izquierdista cuzqueña Verónika Mendoza. Claramente Mendoza posee hoy unas muy buenas perspectivas electorales para la próxima elección presidencial.

De allí que se pueda pensar hoy en el 2017 con estas bases, por lo menos, que aquello del “fin del ciclo de izquierda en América Latina” ya no se sostiene tan bien como lo hacía a fines del año pasado. Pero incluso esto que ha sido tomado en cuenta aquí puede dar espacio razonable a visiones menos conservadoras que esta que acabo de sugerir. De allí que se pueda llegar a pensar que eso del “fin de ciclo” ya no existe o fue algo del 2016 solamente. Concluyo este artículo añadiendo la sugerencia de una posibilidad alternativa a esto de pensar que “se viene un ciclo de gobiernos derechistas a remplazar en ciclo anterior de gobiernos de izquierda. ¿Porqué no se puede pensar por ejemplo el que América Latina vaya a tener que acostumbrarse a poseer gobiernos de izquierda en forma más constante de aquí en adelante que en el pasado? ¿Porqué no pensar también la posibilidad de que en América Latina la alternabilidad entre gobiernos de derecha y gobiernos progresistas y de izquierda vaya a ser más regular en los países de la región? Incluso es comprensible el que alguien pueda pensar hoy en día el que el ciclo de gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina va a seguir en los próximos años de la presente década y que el 2016 solo fue una pequeña frenada.

Referencias

“La particularidad más autóctona, la mayor inflación de América Latina después de Venezuela, y una de las mayores del mundo, se niega a desaparecer.” “La inflación no da tregua en Argentina sobre todo en alimentos, lo más sensible para los pobres” en El Pais 12/04/2017.

“CEPAL: América Latina en la encrucijada” en Deutsche Welle 06/10/2016 http://www.dw.com/es/cepal-am%C3%A9rica-latina-en-la-encrucijada/a-18764972

“El huracán Trump sopla en favor de López Obrador en México” en El País 27/01/2017 http://internacional.elpais.com/internacional/2017/01/27/mexico/1485504966_823543.html

* Eduardo Enríquez Arévalo es candidato a Doctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Andina Simón Bolívar-Sede Quito.

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